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JOSHUA LEVINE ha escrito siete libros superventas que relatan historias, además de siete títulos en la serie Forgotten Voices. Beauty and Atrocity, su recapitulación del conflicto de Irlanda del Norte, fue nominado para el premio Libro del Año del Sindicato de Guionistas. On a Wing and a Prayer, su historia de los pilotos de la I Guerra Mundial, se convirtió en un documental televisivo importante. Ha escrito y presentado varios programas para Radio 4 de la BBC. Recientemente ha actuado de consultor histórico para la producción de la película de Christopher Nolan Dunkerque. Nació en las Bahamas, y ejerció de abogado criminal en una vida anterior. Joshua Levine vive en Londres.
ELOGIOS PARA JOSHUA LEVINE:
«Joshua Levine tiene un don natural para la descripción narrativa».
Daily Express
«Fascinante y tremendamente entretenido».
Observer
«Un retrato de primera clase de un momento traumático y trágico».
Sunday Telegraph
© 2017 por HarperCollins Español
Publicado por HarperCollins Español, Estados Unidos de América.
Título en inglés: Dunkirk
© 2017 por Joshua Levine
Publicado por William Collins, un sello de HarperCollins Publishers en Gran Bretaña.
© 2017 por Warner Bros. Entertainment Inc.
Dunkerque y todos sus caracteres y elementos relacionados
son marcas de y © Warner Bros. Entertainment Inc.
WB SHIELD: ™ y © Warner Bros. Entertainment Inc.
(s17)
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro—, excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.
Editora en Jefe: Graciela Lelli
Adaptación del diseño al español: M.T. Color y Diseño, S.L.
ISBN: 978-1-41859-778-8
Epub Edition June 2017 ISBN 9781418597306
Impreso en Estados Unidos de América
17 18 19 20 21 DCI 6 5 4 3 2 1
A Lionel, que me sirvió de inspiración.
A Peggy, a la que quisiera inspirar.
Y a Philip Brown, Eric Roderick, Harold «Vic» Viner y Charlie Searle, con gratitud.
Una tarde, estando en los Archivos Nacionales en Kew, abrí un legajo que contenía un informe del comandante Michael Ellwood, responsable de comunicaciones durante la evacuación de Dunkerque. En él, hablaba de pasada de un radiotransmisor Marconi que pudo emplear apenas unas horas debido a que se averió porque había entrado «arena en el generador».
Aquello me sorprendió. ¿Cómo es posible que entrara arena en un equipo cuyo uso era tan necesario en esos momentos? El Marconi TV5 era un cajón de buen tamaño, y enseguida me acordé de Laurel y Hardy transportando un piano en Con la música a otra parte. ¿Se les habría caído en la playa a dos marineros especialmente torpes? ¿Les había gritado el capitán William Tennant, responsable naval de la evacuación, al enterarse de lo que habían hecho con el único radiotransmisor que tenía a mano? ¿O quizá no se lo dijeron, con la esperanza de que otro cargara con las culpas?
Un tiempo, en mayo de 2016, me hallaba a la entrada del espigón de Dunkerque, muy cerca de donde el capitán Tennant había instalado su puesto de mando. Al mirar a mi alrededor, podía ver tramos de la playa atestados de soldados, o de hombres que parecían soldados. Había buques de guerra anclados mar adentro y un barco hospital blanco, claramente señalizado con cruces rojas, atracado al final del espigón. Un humo negro se agitaba a lo lejos, y del paseo marítimo había desaparecido todo rastro de las últimas décadas del siglo xx. Así debía de ser Dunkerque a finales de mayo de 1940.
Hubo algo que me llamó especialmente la atención. Se había levantado el viento y la arena azotaba por doquier, metiéndose en los ojos y entre el pelo. La mayoría de la gente llevaba gafas protectoras y se cubría la cara, y de pronto me di cuenta de que aquella radio Marconi TV5 no se le cayó a nadie. Los marineros patosos que yo había imaginado nunca existieron. La arena se introdujo en el generador en mayo de 1940 igual que ahora se me metía a mí en los ojos y en las orejas. Mi estancia en Dunkerque me enseñó cosas acerca de la evacuación que no habría descubierto de otro modo.
De ahí que animaría a visitar Dunkerque a todo aquel que esté interesado en la historia de la evacuación. Caminar por las playas y recorrer el espigón, explorar el perímetro defensivo en el que las tropas británicas y francesas mantuvieron a raya a los alemanes, visitar el estupendo Museo de la Guerra, el conmovedor cementerio y la iglesia de Saint-Éloi, con sus paredes acribilladas de balazos y metralla... Son cosas que hacen que lo ocurrido en mayo y junio de 1940 cobre vida de nuevo. El paisaje conserva dentro de sí la historia y rellena las lagunas que no suplen las palabras.
Con este libro he tratado de contar las cosas de otro modo, o al menos de ampliar el relato de lo que sucedió en Dunkerque. Del mismo modo que visitar aquellas playas cambia nuestra forma de ver la evacuación, este libro trata de explicar los acontecimientos históricos situándolos en un contexto más rico, no solo en el plano militar, sino también político y social. En él intento explicar cómo era ser un joven soldado en 1940 y la importancia que cobró la cultura juvenil, en sus diversas manifestaciones, durante el periodo de entreguerras. Me centro principalmente en los combates (y a veces en la falta de ellos) que condujeron a la evacuación, e indago en las repercusiones que ha tenido la Operación Dinamo a lo largo del tiempo, entre ellas la más reciente: la película de Chris Nolan estrenada en 2017.
He tenido la fortuna de trabajar como asesor histórico de dicha película. Fue un auténtico placer, en parte porque disfruté conociendo a tantas personas interesantes y entusiastas, pero sobre todo porque el film recrea de un modo excepcional un fragmento de la historia infravalorado en la actualidad. En el último capítulo de este libro se explican los desvelos del director, la productora y los jefes de departamento por ser lo más fieles posibles a la realidad histórica. Su labor ha permitido recrear el espíritu de la evacuación con una viveza y fidelidad que considero inigualables. El resultado nos permite experimentar la historia tal y como fue: una ardua y desesperada lucha por la supervivencia que impidió el triunfo de la tiranía.
No puede haber nada más importante. Desearía que todos recordáramos, al ver la película, que sin los verdaderos Tommy, George y Alex hoy en día viviríamos en un mundo mucho más sombrío. Y algunos de nosotros no existiríamos.
Joshua Levine
Abril de 2017
Joshua Levine: Eres un inglés, que trabaja en Estados Unidos. Cuando dijiste que querías llevar este tema tan británico a la gran pantalla, ¿cómo fue acogida tu idea?
Christopher Nolan: Terminé el guion antes de decírselo a nadie. Emma [Thomas, productora de Dunkerque] sí lo sabía. Fue ella quien me dio a leer tu libro [Forgotten Voices of Dunkirk] en un principio. Hicimos la travesía del Canal hace muchos años, con un amigo nuestro que sale en la película, en uno de los barcos. Queríamos recrear ese viaje histórico. Fue una de las experiencias más difíciles y, francamente, más inquietantes que he tenido jamás. Me alegré muchísimo de llegar de una pieza, y eso que a nosotros nadie nos tiraba bombas. Solo estábamos, literalmente, el Canal, los elementos y nosotros tres en aquel barquito.
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