ANDREW ROBERTS
Napoleón
UNA VIDA
Título original de la edición inglesa: Napoleon the Great (Allen Lane, 2014)
Título original de la edición norteamericana: Napoleon. A life (Viking, 2014)
© Andrew Roberts, 2014
© Ediciones Palabra, S.A. 2016
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© Traducción: Diego Pereda Sancho
Diseño de cubierta: Raúl Ostos
Foto de portada: Álbum
Óleo de portada: Napoleón I Cónsul
Diseño de ePub: Erick Castillo Avila
ISBN: 978-84-9061-375-7
Todos los derechos reservados.
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares de Copyright.
A mis hermanos Ashley Gurdon y Matthew y Eliot Roberts.
AGRADECIMIENTOS
Tras dedicar a investigar y escribir este libro sobre Napoleón más tiempo del que él mismo pasó en Santa Helena y Elba, he acumulado una sorprendente variedad de personas a las que quiero agradecer su generosidad incesante, su buena disposición, su tiempo y su ayuda. Entre ellos, al presidente Nicolás Sarkozy por sus intuiciones acerca de la consideración actual en Francia acerca de Napoleón, a David Cameron y Rodney Melville por permitirme investigar la correspondencia de Napoleón en Chequers, a Xavier Darcros de la Academia Francesa y el Instituto de Francia por presentarme en París, a Mervyn King por sus ideas acerca de la financiación crediticia inglesa y francesa en las Guerras Napoleónicas, a Carole Aupoix por mostrarme un piojo como los que propagaron el tifus que arrasó a las tropas napoleónicas en Rusia, al difunto archiduque Otto von Hapsburg por su perspectiva acerca del matrimonio déclassé de María Luisa con Napoleón, a lady Marry Berry por mostrarme los sillones que se emplearon en el Congreso de Viena, a Jayne Wrightsman por enseñarme su colección de libros encuadernados en la época de Napoleón, a Robert Pirie por su aliento, a la difunta lady Alexandra Dacre por sus recuerdos de la emperatriz Eugénie, a Dušan Frýbort de Austerlitz por permitirme disparar un mosquete napoleónico, a Evan Lattimer por dejarme ver el supuesto tendón de Napoleón, a Charles-Henry y Jean-Pascal Tranié, y a Jerry y Jane Del Misser por su maravillosa hospitalidad en el lago de Ginebra, a Nicholas Steed por la información acerca de la estancia de Napoleón en Malta, al conde y condesa de Carnarvon por mostrarme el sillón de Napoleón en Fontainebleu y su escritorio de las Tullerías, a la condesa de Rosebery por enseñarme la biblioteca portátil de Napoleón, al doctor Henry Kissinger por sus impresiones acerca del Congreso de Viena, al profesor Charles Esdaile por invitarme a su extraordinaria conferencia en la Universidad de Liverpool Napoleon at the Zenith en 2007, a Deborah Edlmann, Rurik Ingram y a mis primos Phillip y Sandra Engelen por alojarme en El Cairo durante mi viaje a Santa Helena –que me llevó quince días, principalmente a bordo de un navío de la Royal Mail–, a Zac Gertler por su hospitalidad y generosidad en Tel Aviv, a Caroline Dalmeny por cederme una muestra del cabello de Napoleón, que ha permanecido largamente en mi escritorio, sirviéndome de inspiración, y a Baudouin Prot del BNP Paribas por permitirme visitar el lugar en el que se casaron Napoleón y Josefina. También quiero presentar mis más hondas disculpas a Jérôme Tréca y al personal del palacio de Fontainebleau por hacer saltar la alarma del salón del trono de Napoleón al menos tres veces.
Un historiador que no visita los campos de batalla se parece a un detective que no se molesta en visitar la escena del crimen. Durante la investigación para escribir este libro he inspeccionado 53 de los 60 campos de batalla napoleónicos, la mayoría en compañía del destacado historiador militar John Lee. Uno de los mayores placeres al escribir este libro ha sido pasear con John sobre el terreno de Montenotte, Mondovi, Lodi, Mantua, Arcole, Castiglione, Rivoli, Rovereto, Dego, Marengo, Ulm, Austerlitz, Jena, Eylau, Friedland, Abensberg, Landshut, Eggmülh, Ratisbona, Aspern-Essling, Wagram, Maloyaslavets, Lützen, Bautzen, Dresde, Leipzig, Reichenbach, Brienne, La Rothière, Chamaubert, Montmirail, Château-Thierry, Vauchamps, Montereau, Craonne, Laon, Reims, Arcis-sur-Aube y Saint-Dizier. El consejo y la inspiración de John en el tornado de correos han sido inigualables, sus notas de batalla de las campañas de Napoleón han demostrado ser impagables, y su amistad gozosa. No puedo agradecérselo lo suficiente, como tampoco a su esposa Celia, que ha soportado con tanta frecuencia que me acompañe a los campos de batalla.
En los 69 archivos, bibliotecas, museos e institutos de investigación que he visitado, en 15 países, durante el curso de mi investigación, no he encontrado más que ayuda y amistad, y quiero agradecer particularmente:
Francia: Sacha Topalovich y Florence Tarneaud de los Archivos Nacionales, París; Y. Bamratta y Laurence Le Bras de las secciones de Tolbiac y Richelieu en la Biblioteca Nacional, respectivamente; Anne Georgeon-Liskenne del Centro de Archivos Diplomáticos, en La Courneuve; Claude Ponnou y Thisio Bernard del Service Historique de la Défense, Vincennes; Sylvie Biet y Danièle Chartier en la Biblioteca Thiers, Gérard Leyris del Museo Carnavalet, al embajador inglés en París, sir Peter Westmacott, y a su ayudante, Ben Newick, por mostrarme la casa de Paulina Borghese en París, hoy embajada británica, a Susanne Wasum-Rainer, embajadora alemana en París, por mostrarme su residencia, el hotel de Beauharnais, presente inmaculado de Josefina a su hijo Eugène, Léonore Losserand y St-Joseph-des-Carmes, David Demangeot, conservador del antiguo palacio de Saint-Cloud, Aurore Lacoste de Laval de la Ècole Militaire, Christopher Palmer, secretario de la embajada americana en París, y a Robin Smith, directora del Marshall Centre en el hotel Talleyrand, Angelique Duc del Museo Napoleón en Brienne, Fany de Jubecourt de los Inválidos y el Museo del Ejército, Thierry Lentz y el profesor Peter Hicks por ser tan acogedores en la impresionante Fondation Napoléon, Alain Pugetoux del palacio de Malmaison, Xavier Cayon del Conseil d’Ètat en el Palais-Royal –antiguo Tribunado–, Marianne Lambert en el chateau de Maisons-Laffitte del mariscal Lannes, el señor y la señora Benoit D’Abonville, Quentin Aymonier en el fuerte de Joux en el Jura, a mi hijo Henry y mi hija Cassia por acompañarme a Córcega, al personal del palacio y el museo de la Legión de Honor, en París, del museo de la prefectura de Policía, en París, la Maison d’Èducation de la Legión de Honor en Saint-Denis, del Panteón y el Museo Fesch, y del Museo Nacional de la Maison Bonaparte en Ajaccio, Córcega.
Rusia: Alexander Suhanov y Elvira Chulanova del Museo Estatal de Borodino por mostrarme el campo de batalla de esta localidad, Oleg Aleksandrov de Three Wales Tours por llevarme al campo de batalla de Maloyaroslavets, Maciej Morawski de City Events por llevarme al campo de batalla de Eylau y Friedland en el enclave ruso de Kaliningrado, Konstantin Nazarov del Museo de Historia Militar de Maloyaroslavets, Alexander Panchenko del Museo Histórico de Bagrationovsk sobre la batalla de Eylau, Valery Shabanov y Vladimir Ukievich Katz del Archivo Histórico Militar Estatal ruso en Moscú, y a Marina Zboevskaya del Museo de Borodino en la misma ciudad.
Bielorusia: profesor Igor Groutso por mostrarme el campo de batalla del río Berezina, y a Rakhovich Natalya Stepanovna del Museo Borisov.
Israel: doctor Eado Hecht por mostrarme los campos de batalla de Kakun, Jaffa y monte Tabor, y al doctor Alon Keblanoff por mostrarme el lugar de los asedios de Acre, al profesor Azar Gat de la Universidad de Tel Aviv, y a Liat Margolit del Museo Arqueológico Tel Dor.
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