EL GRAN CONFINAMIENTO EN MÉXICO:
IMPLICACIONES ECONÓMICAS
Kevin Castro / Armando Álvarez
Copyright © 2020 Kevin Castro y Armando Álvarez
ISBN: 979868610093
Diseño de la cubierta: Kevin Castro
Todos los derechos reservados.
INTRODUCCIÓN
Después de la Gran Depresión de 1929 y la Gran Recesión de 2008, creímos que no volveríamos a ver una crisis de la misma magnitud y que habíamos aprendido las duras lecciones de estos años. Lo que no esperábamos, era que un virus desconocido se propagara rápidamente por todo el mundo y alterara la vida de millones de personas en cuestión de semanas.
Durante los primeros meses de 2020, una pandemia transformó completamente el significado que teníamos de una vida “normal”. Con la aparición de un nuevo coronavirus denominado como “SARS-CoV-2”, las autoridades se vieron obligadas a decretar medidas de aislamiento para evitar su propagación.
La enfermedad infecciosa provocada por este agente patógeno fue bautizada como “COVID-19”, y en cuestión de semanas paralizó la economía mundial. Escuelas y negocios se vieron forzados a cerrar, las reuniones sociales fueron prohibidas y el uso de cubrebocas se volvió obligatorio . Al cabo de un mes, el virus ya se había propagado por más de 10 países.
Con más de 100 mil casos de coronavirus a nivel mundial en marzo de 2020, los mercados bursátiles comenzaron a colapsar por la incertidumbre de no saber si la pandemia duraría unas cuantas semanas o inclusive un año. Mientras China, Italia y España se convertían en los países con más casos de coronavirus en el mundo, México anunciaba sus primeras medidas sanitarias preventivas. A partir de este momento, comenzaba el desastre económico en nuestro país.
En abril y mayo, meses repletos de confinamiento, observamos un suceso inédito: un choque de oferta y demanda. Si los productores se ven forzados a detener sus industrias, no tienen productos para vender; y si a los consumidores se les impide salir de sus casas, no podrán realizar compras. Sin vendedores y sin consumidores, la economía nacional colapsó por completo: caída del Producto Interno Bruto (PIB), depreciación del peso, índices negativos de productividad en todos los sectores, debilitamiento del consumo de los hogares, nivel de desempleo inconcebible y un desplome sin precedentes de los precios internacionales del petróleo.
A pesar de que esta pandemia afectó a todos los países del mundo, la economía de México ya estaba “enferma” antes del brote de coronavirus. Desde 2018, nuestro país comenzó a registrar tasas de crecimiento mínimas, por lo que diversos economistas se preguntaron si estábamos entrando en una recesión técnica. En 2019, el Producto Interno Bruto (PIB) cayó -0.1% respecto a 2018 a tasa anual, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Esta cifra respaldaba el hecho de que la economía no se encontraba en buen estado, puesto que hace no mucho crecía a ritmos de 2 por ciento. Existen diversos factores que explican esta desaceleración, pero entre los más destacados se encuentra el débil mercado interno, la poca inversión total (pública y privada) y el bajo volumen de exportaciones provocado por las tenciones comerciales entre las potencias mundiales, Estados Unidos y China.
En los últimos años, la hegemonía mundial de EE.UU. ha perdido terreno por el auge económico y geopolítico de un rival inesperado: China. Este país asiático, que fue considerado de los más pobres del mundo durante la segunda mitad del siglo XX, se las ha ingeniado para crecer exponencialmente a base de exportaciones de mercancías y tecnología.
Para contrarrestar el desarrollo acelerado de China, el mandatario estadounidense Donald Trump inició una “guerra comercial” en marzo de 2018, al imponer aranceles a productos provenientes de China con el objetivo de “proteger los puestos de trabajo de los americanos”. Pero no sólo eso, sino que también impuso tarifas a todas las mercancías mexicanas y amenazó con cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), integrado por Estados Unidos, México y Canadá.
Por fortuna, luego de meses de negociaciones, se logró llegar a un acuerdo bilateral que eliminaba dichas barreras comerciales y se aseguró la renegociación del nuevo tratado de libre comercio entre estas tres naciones: el T-MEC. No obstante, durante el tiempo en que estas amenazas permanecieron, gran parte de la Inversión Extranjera Directa (IED) comenzó a salir del país ante el entorno de incertidumbre comercial por el que atravesaba México. Así mismo, el peso comenzó a depreciarse de manera progresiva frente al dólar, lo que explica en gran parte el bajo crecimiento económico que se venía registrando en los últimos dos años.
La firma del acuerdo con Estados Unidos y la eliminación de los impuestos arancelarios vislumbraba un panorama positivo para un repunte económico en 2020, pero el SARS-Cov-2 cambió los planes.
La cuarentena trajo consigo el aplanamiento de la curva epidemiológica y un menor número de contagios en ciertas naciones, pero los costos económicos y sociales provocados por esta puede que duren al menos una década. Con la actividad comercial detenida por varios meses, los indicadores económicos y financieros apuntan a que esta crisis va a ser la peor de los últimos 90 años, igualando a la de la década de los años treinta. En el segundo trimestre de dicho año, más de veinte países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) presentaron caídas de dos dígitos en su PIB, lo que nos indica que será muy complicado restaurar este crecimiento en el corto plazo. Diversos organismos internacionales apuntan a que las consecuencias del confinamiento seguirán estando presentes en los próximos cinco años.
La recuperación del país dependerá de qué tan eficiente sea la respuesta por parte del gobierno, así como el alcance de las medidas de política monetaria del Banco de México.
COVID-19
1. UN NUEVO CORONAVIRUS DESCUBIERTO
Al escuchar la palabra “globalización”, normalmente pensamos en cosas positivas. Sin barreras al libre comercio y una mayor integración de las economías nacionales, se enriquecen todos. El problema de esta es que al estar tan inmersa en nuestra sociedad y sin una correcta gestión, un acontecimiento en el otro lado del hemisferio puede afectar a todo el mundo. Lo vimos en los últimos dos años; un conflicto comercial entre dos naciones provocó una desaceleración económica mundial. Esta situación creó un ambiente lleno de incertidumbre, pero gracias al esfuerzo internacional parecía que comenzábamos a pasar este bache. No obstante, a finales de 2019 sucede lo inesperado.
Mientras todos disfrutábamos de unas vacaciones al lado de nuestras familias, un virus desconocido brotó en Wuhan, ciudad china de más de 10 millones de habitantes. El 31 de diciembre de 2019, las autoridades sanitarias de este país informan sobre un grupo de 27 casos de neumonía sin causa conocida. Una semana después, China anuncia que el causante de este brote es un nuevo tipo de coronavirus (extensa familia de virus que causa enfermedades tanto en animales como en humanos). Se le bautizó como “SARS-CoV-2”, y a la enfermedad infecciosa que provoca, “COVI D- 19”. Con el paso de los días, fue notorio que los síntomas más habituales de esta nueva enfermedad eran fiebre, tos seca y cansancio.
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