Viktor E Frankl, conocido mundialmente por su obra El hombre en busca de sentido y como fundador de la Logoterapia denominada también la Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia, nos muestra en este libro que el hombre no sólo se halla dominado por una impulsividad inconsciente, como pretende Freud sino que también hay en él una espiritualidad inconsciente A partir del modelo de la conciencia y de la interpretación de los sueños, enriquecido con ejemplos de su práctica clínica Frankl logra persuadir al lector por medios empíricos de que subyace en el hombre una religiosidad que implica «la presencia ignorada de Dios».
Viktor Frankl
La presencia ignorada de Dios
Psicoterapia y religión
ePub r1.0
diegoan 28.05.14
Título original: Der unbewusste Gott
Viktor Frankl, 1974
Traducción: J. M. López de Castro
Editor digital: diegoan
ePub base r1.1
Notas
[1] Es cierto que el psicoanálisis concede ya en la actualidad que existe en el yo una zona no conflictiva (Heinz Hartmann); pero no se ve por qué haya que alabarlo por el hecho de reconocer una cosa que ya era bien familiar a los no psicoanalistas, simplemente porque estos no lo habían negado nunca, como lo hicieron los corifeos del psicoanálisis. En una palabra, no se ve por qué el psicoanálisis ha de llevarse medallas como premio al valor sólo por combatir para cubrirse la retirada.
[2] En este respecto va el psicoanálisis tan lejos que, para decirlo con Boss, construye la hipótesis, o mejor la hipóstasis, «de una instancia yo o ello, una instancia del inconsciente o de un super yo», y que «en el fondo utiliza la antigua técnica de los cuentos para niños. En efecto, también estos últimos suelen aislar los tipos de comportamiento materno deseados y queridos por el niño de sus otras posibilidades, transformándolos en imagen de una instancia independiente al condensarlos en la figura de un hada buena; en cambio los aspectos desagradables, aquellos de los que el niño nada quiere saber, los que teme, vienen personificados en la idea de una bruja. Si tan poca justificación puede haber para creer en estas figuras fabulosas, no parece probable que las citadas imágenes o representaciones psicológicas puedan mantenerse por mucho tiempo en el futuro» («Schweizerische Zeitschrift für Psychologie und ihre Anwendungen» 19 1960, 299).
[3] Cf. Sigmund Freud, Drei Abhandlungen zur Sexualtheorie, Viena 1946, p. 108: «La producción de excitación sexual… suministra una cantidad de energía que en gran parte será utilizada para fines no sexuales, por ejemplo… (mediando una represión…) para levantar posteriormente barreras sexuales». O en la p. 92: «Vemos, pues, que (la libido) se concentra en objetos, se fija en ellos, o por el contrario los abandona, pasa de esos objetos a otros y, a partir de estas posiciones, dirige el comportamiento sexual del individuo». (Versión castellana: Tres ensayos sobre teoría sexual, Alianza, Madrid 1972).
[4] En resumidas cuentas fue el propio Freud quien calificó a los psicoanalistas de «incorregibles mecánicos y materialistas» Schriften, edición londinense XVII, 29; trad. castellana: Obras completas, Biblioteca nueva, Madrid 3 1967.
[5] Cf. mi libro: Ärztliche Seelsorge,8 1971, p. 68.
[6] Es cierto que el psicoanálisis concede ya en la actualidad que existe en el yo una zona no conflictiva (Heinz Hartmann); pero no se ve por qué haya que alabarlo por el hecho de reconocer una cosa que ya era bien familiar a los no psicoanalistas, simplemente porque estos no lo habían negado nunca, como lo hicieron los corifeos del psicoanálisis. En una palabra, no se ve por qué el psicoanálisis ha de llevarse medallas como premio al valor sólo por combatir para cubrirse la retirada.
[7] Cf. el apéndice «Psychotherapie, Kunst und Religion» en mi libro Die Psychotherapie in der Praxis. Eine kasuistische Einführung für Ärzte, Viena 2 1961.
[8] Cf. mi libro Theorie und Therapie der Neurosen. Einführung in Logotherapie und Existenzanalyse, Munich 3 1970.
[9] Para entender la explicación del autor hemos de tener en cuenta que juega con vocablos y conceptos alemanes, y en este sentido nos es imposible ofrecer una traducción coherente en castellano. En primer lugar, la relación entre el disco de teléfono y la elección profesional se pone de manifiesto si consideramos que la palabra alemana wählen es la misma para «marcar un número de teléfono» y para «elegir». Wahl es pues también la «composición de un número en el disco» y una «elección». Algo más complicado puede parecer el proceso para asociar una comunicación telefónica con la religión. El vocablo alemán Verbindung tiene asimismo el doble significado de «conexión», «comunicación» y, por otra parte, el de «atadura», «ligadura». Rückverbindung podría por consiguiente significar tanto «re-comunicación» (comunicación repetida una y otra vez) como «re-ligadura» (efecto de «religarse», etc.); esto último no es otra cosa que el sentido etimológico de la palabra latina religio, es decir «religión». Nota del traductor.
[10] Uno de mis pacientes declaró en cierta ocasión espontáneamente: «¿Cómo es que me avergüenzo de todas las cosas religiosas, que estas se me llegan a hacer penosas y ridículas? Sin embargo, creo que yo mismo sé perfectamente por qué me dan vergüenza mis propias exigencias religiosas: La tónica central del tratamiento psíquico a que se me viene sometiendo desde hace 27 años en otras clínicas y por otros médicos es siempre la misma; me dicen que tales anhelos no son sino sutilezas filosóficas, especulaciones absurdas, porque sólo existe lo que se ve y se oye, lo demás son desvaríos que proceden de algún trauma o de un deseo de refugiarse en la enfermedad (para huir de la vida real). Así, cuando hablaba de mis tendencias hacia Dios, casi me asaltaba el temor de que acabarían poniéndome la camisa de fuerza. Esta clase de tratamiento ha sido hasta ahora un eterno “escurrir el bulto”».
[11] En latín: «resuena», «retumba», «se deja oír con estrépito». Nota del traductor.
[12] Cf. mis libros Zeit und Verantwortung, Viena 1947, p. 6, y Der Wille zum Sinn, Berna-Stuttgart-Viena 1972, p, 39.
[13] Cf. la declaración espontánea de un paciente: «Al haberme visto privado del Padre divino, me puse a buscar cielos de repuesto, y así llegué a sentir esta fuerte nostalgia por mi padre carnal —¡a quien nunca conocí!— y este apego que ahora tengo por mi madre muerta». Y en otra ocasión: «La nostalgia de Dios, mi ansia de penetrar en el campo de fuerzas divino, es en mí algo primario».
[14]Tibi loquitur cor meum.
[15] Cf. la declaración literal de uno de mis pacientes: «Los hombres, por supuesto y sin duda alguna, están ligados a la naturaleza y a Dios; sólo que no lo saben».
[16] Cf. la declaración de nuestro paciente: «En sueños a menudo se apoderaba de mí un llanto liberador y conciliador que nunca había experimentado estando despierto».
[17] «Schweizerische Zeitschrift für Psychologie» VI, 4 (1947), p. 281-282 .
[18] C. G. Jung, Psychologie und Religion.
[19] Cf. por ejemplo el caso de neurosis cardíaca aducido en mi libro: Ärztliche Seelsorge, Viena 1971, p. 175-176 ; versión castellana: