Compañero de generación de Josep Pla, Camba o Chaves Nogales, Gaziel fue uno de los grandes del periodismo. Condenado al ostracismo tras la guerra civil, vivió dos décadas en el Madrid de la posguerra un exilio interior fruto del cual es este dietario amargo y lúcido.
Una reflexión sobre el hundimiento moral e intelectual de la España de la posguerra; la situación de la España franquista en el contexto internacional; el encaje de Cataluña en España y el de España en Europa. En él reflexiona sobre el hundimiento moral e intelectual de la España de la posguerra; el papel no siempre glorioso de los grandes intelectuales como Ortega, Marañón, Pérez de Ayala o Azorín; la traición de muchos idealistas que tras la guerra optaron por el pragmatismo más cínico; la situación de la España franquista en el contexto internacional; la lenta recuperación de las democracias europeas tras la Segunda Guerra Mundial y la relación del viejo continente con Estados Unidos. Y junto al mundo de la política, retazos de su vida cotidiana en el Madrid del Lhardy y el Ritz; encuentros con personajes como Julio Camba, Augusto Assía o Joaquim Sunyer; lecturas de clásicos como Zorrilla, Montaigne, Voltaire, Pascal, Chateaubriand, Shakespeare, Valéry o Gide; reflexiones sobre la historia de España y el cristianismo… El resultado es un libro desgarrado y certero, sin medias tintas, que ilumina una época clave de la España moderna.
Gaziel
Meditaciones en el desierto (1946-1953)
ePub r1.0
Titivillus 20.04.15
Título original: Meditacions en el desert (1946-1953)
Gaziel, 2005
Traducción: Felip Tobar
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
AGUSTÍ CALVET (Sant Feliu de Guíxols, 1887-Barcelona, 1964), más conocido por el seudónimo «GAZIEL», fue uno de los periodistas más influyentes del primer tercio del siglo XX en España. Debutó en el oficio en 1909 en La Veu de Catalunya, órgano del partido conservador la Lliga Regionalista. En 1914 marchó a París con la intención de retomar sus estudios de Filosofía y allí le sorprendió la primera guerra mundial. El cuaderno en el que escribía el ambiente de la ciudad y sus impresiones personales estaría en la base de los artículos que desde La Vanguardia lo catapultaron a la fama. Sus crónicas sobre la Gran Guerra lo convirtieron en uno de los periodistas más leídos de España y América Latina. Entre 1914 y 1918 recopiló sus artículos sobre la guerra en varios libros. Así surgieron volúmenes como Diario de un estudiante en París (1915) y De París a Monastir (1917).
Entre 1920 y 1936 fue director de La Vanguardia, desde donde se consolidó como uno de los analistas más lúcidos de la política de la época. Pasó la guerra civil en el exilio y a su vuelta en 1940 tuvo que dejar de ejercer su profesión. Se instaló en Madrid, donde trabajó en el sector editorial, y escribió libros de memorias y de viajes, entre los que destacan Tots els camins duen a Roma. Història d’un destí (1958). En 1959 volvió a Barcelona, donde continuó escribiendo hasta su muerte. En la edición póstuma de sus Obras Completas (1970) en catalán vieron la luz fragmentos de sus deslumbrantes Meditaciones en el desierto, cuya edición íntegra tuvo que publicarse en París en 1974.
NOTA DEL EDITOR
Esta traducción se basa en la edición catalana del libro, publicada por La Magrana en 1999, la primera completa. Las palabras que aparecen en cursiva están en su lengua original, en castellano, francés, inglés, alemán y latín.
Notas
[1] Literalmente «bienes comunes, bienes de nadie». (N. del T.)
[2]Dempeus: «de pie» (N. del T.)
[3] «El senyor Esteve» era un personaje que se consideraba un reflejo del arquetípico burgués catalán. Fue el protagonista de una novela —publicada en 1907— y de una obra de teatro —estrenada en 1917— escritas por Santiago Rusiñol y tituladas ambas L’auca del senyor Esteve [El retablo del señor Esteve]. «La Puntual» era el nombre de su pequeño negocio familiar. (N. del T.)
[4]Seny: «sentido común». (N. del T.)
[5] La expresión catalana «ser del morro fort» (literalmente, «ser de morro fuerte») significa «tener muy mal genio» o «tener un genio de mil demonios». (N. del T.)
[6] Serafí Pitarra: seudónimo de Frederic Soler i Hubert (Barcelona, 1839-1895), comediógrafo y dramaturgo que se considera uno de los principales pilares del teatro catalán moderno y que fue especialmente conocido por las sátiras que publicaba bajo ese nombre —tomo por ejemplo La botifarra de la llibertat (1860) y, sobre todo, L’esquella de la torratxa (1864)—, en las que hacía burla de situaciones sociopolíticas coetáneas. (N. del T.)
[7] Expresión parecida a «la raó per als bojos» («la razón para los locos»), significa que se suele dar la razón precisamente a quien no la tiene. (N. del T.)
[8]Renaixença: movimiento cultural del siglo XIX, específico de los territorios catalanohablantes, que perseguía el fomento y la revitalización de la lengua y la literatura propias. (N. del T.)
[9] Expresión que traducida literalmente sería «hacer los gigantes» y cuyo significado es «alardear». (N. del T.)
[10] Según varias fuentes consultadas en la actualidad, el número exacto de diputados que obtuvo el PCE en aquellas elecciones fue de 17, lo cual no dejaba de ser un fiasco. (N. del T.)
[11]Rosegacebes: literalmente sería «Roecebollas». (N. del T.)
[12] Literalmente se traduce por «Cuando ya le ha visto el culo, dice que es hembra», y tendría un significado similar al de la expresión «A toro pasado es fácil adivinar las estocadas». (N. del T.)
PRÓLOGO A LA EDICIÓN DE 1974
Si desde el principio digo que este libro me es profundamente antipático, por fuerza el lector tendrá que sentirse un poco sorprendido. Pero si, después de recibir del autor tan desconcertante confesión, no se echa atrás y sigue con la lectura, espero que no solamente llegue a comprender la extraña antipatía que he mencionado, sino también que su sorpresa inicial quizá se transforme en una especie de piedad sincera.
Ésta es la parte más cruda de las recopilaciones de notas que durante veinte años —de 1936 a 1956— yo escribía para mí sólo, constituyendo así una especie de dietario muy íntimo. Y lo cierto es que las páginas que lo componen no fueron concebidas para ser publicadas. Nacidas entre 1946 y 1953, son hijas de una gran esperanza fallida: la que yo tenía —como otros tantos españoles incontables— de ver cómo se enderezaba una de las más abominables iniquidades de nuestro tiempo, el brutal aplastamiento de toda libertad en España. Acostumbrado por mi profesión de periodista a observar y comentar al día la vida pública de mi país y la del mundo, una vez acabada, en 1939, la última guerra civil española —que pasé por completo en el exilio y sin mezclarme para nada en la escalofriante matanza, ni con unos ni con otros—, me encontré con que aquí había sido arrasada toda libre opinión: los periódicos se habían convertido en órganos de propaganda oficiosa, dirigidos y controlados por el Gobierno, y los periodistas, uniformados por el régimen, en agentes de la dictadura. Derruida por completo mi profesión, no tuve más remedio que crearme una nueva. Pero un instinto irreprimible me empujaba a seguir comentando, aunque lo hiciera sólo, los acontecimientos. Estas meditaciones solitarias son artículos nonatos.