La mentira ha existido, existe y seguirá existiendo mientras alguien crea que puede obtener algún provecho con ella. En el caso de los medios de comunicación, el beneficio principal —que no el único, como muestra abundantemente este libro— es la obtención de una mayor audiencia, conforme al eficaz lema de: «No dejes que la verdad te estropee un buen titular». Éste es un amplio muestrario de las mentiras que día a día producen y difunden entre nosotros la televisión, la radio, Internet, los periódicos y las revistas —y no sólo las del corazón—, haciendo especial hincapié en los bulos que han tenido como víctimas a muchos de nuestros personajes más populares en los últimos años. Es un hecho que historias, por demás falsas, que hasta hace poco no habrían traspasado el marco de los meros cotilleos de patio de vecindad, son hoy reproducidas sobre el papel y en programas televisivos líderes de audiencia. Entre las más sonadas:
La presunta muerte de Paul McCartney, los ritos satánicos de Marilyn Manson o las simpatías pro-etarras de La Oreja de Van Gogh.
La «pasión amorosa» del ex presidente Aznar por la actriz Cayetana Guillén Cuervo, de Pepe Navarro por La Veneno, de Zaplana por Cristina Tárrega, o del futbolista Pep Guardiola por el popular Ricky Martin.
Asuntos de Estado como la afición al alcohol de Maragall, la anorexia de la princesa Letizia, e incluso la sospechosa autoría de los atentados de Madrid en 2004 o un golpe de Estado del PP.
Santiago Camacho no sólo pretende desenmascarar a los mentirosos y sus mentiras; también que el lector se vuelva un poco más cauto al valorar las noticias no como edictos incuestionables de la verdad absoluta, sino como datos en los que caben la subjetividad y el error. Una sencilla fórmula puede servir para estar sobre aviso: en caso de duda, pregúntese «¿qué me están vendiendo y quién me lo está vendiendo?».
Santiago Camacho
Calumnia, que algo queda
Bulos, mentiras y fraudes detrás de las noticias
ePub r1.1
GusiX10.06.13
Título original: Calumnia, que algo queda
Santiago Camacho, 2006
Diseño portada: Opal works
Editor digital: GusiX
Original escaneado por: Zangolotina
Adaptación ePub por: Jules69
ePub base r1.0
SANTIAGO CAMACHO. Escritor y periodista, colabora en diversos medios de comunicación como la Cadena SER, Radio Nacional y las revistas Más Allá, Año Cero, Generación XXI y Ajoblanco. Actualmente trabaja como coordinador de redacción en el programa de televisión Cuarto milenio de la cadena Cuatro. Ha publicado centenares de artículos y reportajes cuyo común denominador es la denuncia y la controversia. Buena parte de su trabajo se ha centrado en temas heterodoxos, de los que se ha convertido en referente obligado en nuestro país, como las sociedades secretas, los servicios de inteligencia, la manipulación informativa, las leyendas urbanas y las teorías de la conspiración.
Entre sus libros más destacados se encuentran: 20 grandes conspiraciones de la historia, Las cloacas del imperio, La conspiración de los Illuminati, Leyendas urbanas y Biografía no autorizada del Vaticano.
I NTRODUCCIÓN
El desprestigio de los medios
D e un tiempo a esta parte se viene produciendo un fenómeno que debería, como poco, servirnos de toque de atención a los profesionales de los medios de comunicación. Para ilustrar lo que quiero decir, permítaseme recurrir a un ejemplo personal. Hace unos días me dispuse a llevar a cabo una práctica rutinaria en una cadena de televisión. En compañía de un cámara salí a la calle para hacer una encuesta a los viandantes, «recabar la opinión del ciudadano de a pie», como suelen decir los presentadores. En principio se trataba de una tarea sencilla, de esas que se les suelen asignar a los becarios para que vayan cogiendo tablas. Sin embargo, existía un problema. El «hombre de la calle» no tenía ninguna gana de darnos su opinión. Los felices tiempos en los que «los de la tele» nos plantábamos en cualquier esquina y la gente se daba de bofetadas para ponerse ante el objetivo han quedado muy atrás. La gente nos rehuía como si fuéramos portadores de una enfermedad infecciosa, de un mal olor del que éramos ignorantes. Tardamos casi una hora en reunir opiniones que apenas darían para un minuto de programa.
Las explicaciones a este cambio de actitud de la gente son múltiples aunque, si tuviéramos que quedarnos con una, la que destaca sobre todas las demás es que los medios de comunicación han dilapidado el inmenso crédito de prestigio social del que tradicionalmente disfrutaban y lo han hecho de la peor manera posible: mintiendo.
Llama poderosamente la atención cómo en las recientes revueltas callejeras en Francia, y por primera vez en la historia de Occidente, los periodistas que cubrían la información eran considerados por los rebeldes como enemigos equiparables a los policías armados de porras y gases lacrimógenos. Los informadores desplazados hasta las zonas de los disturbios han sufrido en carne propia las iras de los manifestantes en forma de agresiones, cámaras destrozadas y unidades móviles reducidas a cenizas. Pero no piense el lector que se trataba de vandalismo sin sentido. Más violencia hubo en la revolución rusa, por ejemplo, y los periodistas eran respetados por ser el único vehículo con el que contaban los revolucionarios para hacer llegar su verdad al mundo.
Por el contrario, los portavoces de la revuelta francesa están firmemente convencidos de que los medios están aliados con el poder y, en el mejor de los casos, no sólo no darán noticia alguna de las causas de su descontento sino que se limitarán a obtener carnaza para engrosar las audiencias de sus respectivos medios.
Bueno será que los profesionales de los medios nos vayamos acostumbrando a ese tipo de actitudes, que no son sino el fiel reflejo de la creciente, y justificada, corriente de rechazo ciudadano hacia los medios de comunicación.
Con este libro hemos pretendido hacer sólo un pequeño apunte de las mentiras que día a día circulan por nuestros medios, empezando y haciendo especial hincapié en los bulos de los que han sido víctimas muchos de nuestros personajes más populares en los últimos años.
Comenzar el libro prestando atención a este fenómeno no es algo ni caprichoso ni fortuito, ya que consideramos sumamente ilustrativo de la situación actual de los medios masivos el hecho de que historias, por demás falsas y que hasta hace poco no hubieran traspasado el marco de los meros cotilleos de patio de vecindad, hoy se vean reproducidas en programas de televisión líderes de audiencia.
Así pues, a través de las páginas de este libro haremos un breve repaso a muchas de las formas de engaño que prosperan en los medios: desde los simples cotilleos a las conjuras políticas, desde lo frívolo a lo trascendente, desde los embusteros profesionales hasta los artistas del engaño. La mentira ha existido, existe y seguramente existirá mientras alguien crea que puede obtener algún beneficio con ella. En el caso de los medios de comunicación, el beneficio principal —que no el único, como ya iremos viendo a lo largo del libro— es la obtención de una mayor audiencia en el mejor estilo del espíritu del «no dejes que la verdad te estropee un buen titular».