JUDITH HALBERSTAM (15 Diciembre 1961). Es directora del Center for Feminist Research en la Southern California University y profesora del departamento de Literatura en la Universidad de San Diego. Ha realizado numerosos estudios y artículos sobre cine y literatura. En este campo, destacan sus publicaciones dedicadas a la novela gótica, al vídeo y al cine de terror. En los últimos años se ha especializado en teoría queer, estudios de género, teoría feminista y cultura de la posmodernidad, abordando todas estas disciplinas desde una perspectiva feminista. Entre sus publicaciones destacan Skin Shows: Gothic Horror and the Technology of Monsters (Duke University Press), Posthuman Bodies, junto a Ira Livingston (Indiana University Press), The Drag King Book (Serpent’s Tail). e In a Queer Time and Place: Transgender Bodies, Subcultural Lives (New York University Press).
Título original: Female Masculinity
Judith Halberstam, 1998
Traducción: Javier Sáez
Ilustraciones: Del Grace Volcano [Del LaGrace Volcano en la actualidad]
Retoque de portada: Polifemo7
Editor digital: Polifemo7
ePub base r1.0
Notas
[153]El retrato de Dorian Gray fue calificado de «venenoso», «lleno del olor de la putrefacción espiritual y moral», y como obsesionado con «pecados repugnantes y crímenes abominables», según cita Isobel Murray en su introducción a The Picture of Dorian Gray (Oxford: Oxford University Press, 1981). Uno de estos artículos era un texto sin firmar del Daily Chronicle.
El primer ataque y el más conocido a El pozo de la soledad procede de James Douglas, editor del Sunday Express. Calificó a la novela de «escandalosa» y, refiriéndose al miedo al contagio que provocó, escribió: «Preferiría darle a un chico o a una chica sana un frasco de ácido prúsico antes que darle esta novela». (Sunday Express, 19 de agosto de 1928).
[296] Es importante separar cuidadosamente las películas de chicazos de otros discursos lesbianos y butch, porque este género no se define a sí mismo explícitamente como lesbiano. Sin embargo, el personaje preadolescente chicazo que aparece en estos discursos representa una forma poderosa y temprana de masculinidad femenina. Y, lo que es más, supone un desafío a un marco cronológico en el que el personaje pasa por una fase de chicazo para surgir al final como una mujer femenina como es debido.
Barbara Creed ha señalado la existencia de un cine chicazo, pero borra esta categoría al mezclarla con otros géneros cinematográficos de masculinidad femenina. Como trato de mostrar en este capítulo, estos géneros de representación son bastante distintos (ver Barbara Creed, «Lesbian Bodies: Tribades, Tomboys, and Tarts», en Sexy Bodies: The Strange Carnalities of Feminism, ed. Elizabeth Grosz y Elspeth Probyn (Londres: Routledge, 1995)). En Hollywood Androgyny, Rebecca Bell-Metereau también crea una categoría de chicazo, pero lo hace dentro del capítulo de «imitadoras de hombres», y vincula al chicazo con «la travesti que actua como un tío». (95). Yo no considero al chicazo como un imitador de hombres, o como una travesti, sino como un género preadolescente en el que los imperativos adultos del género binario aún no han sido asumidos. Además Bell-Metereau detiene su crónica de las películas de chicazos en The Member of the Wedding (1953), pero después de esta película ha habido muchas más películas de chicazos.
[301] Palabra muy específica del argot lesbiano de Estados Unidos: designa de forma despectiva a la bollera muy masculina, cachas y agresiva, macarra y peleona. Viene de bull-dogger, el vaquero de los rodeos, y de Bill Pickens, el vaquero negro que inventó este tipo de rodeos, donde se derriba al toro cogiéndolo por los cuernos. (N. del T).
En Hollywood Androgyny, Rebecca Bell-Metereau dedica toda una sección de su estudio de las películas de «imitadoras de hombres» a «La heroína del oeste», y describe a este personaje como un interesante rol de inversión, dentro de un género «dominado por las virtudes masculinas». (80). En cierto sentido, sugiere Bell-Metereau, el género exige una heroína masculina cuando la mujer es empujada a la acción: «Una mujer en circunstancias terribles se ve forzada a convertirse en un hombre para sobrevivir». (81). Bell-Metereau aporta un contexto histórico fascinante de transiciones dentro del género, de la vaquera glamurosa a la vaquera dura, y vice versa. Analiza Calamity Jane y Johnny Guitar en ese capítulo, y algunos de mis análisis están tomados de los suyos.
«Masculinidad femenina es un clásico de los estudios queer. Judith Halberstam realiza en este libro un itinerario apasionante por las diferentes formas de masculinidad que han sido desarrolladas por las mujeres en los últimos tres siglos: desde las mujeres que vivían haciéndose pasar por hombres en los siglos XVIII y XIX , hasta las nuevas culturas actuales transgéneros, drag kings, transexuales masculinos, pasando por el estudio de importantes subculturas lesbianas como la cultura butch-femme, y el análisis de la masculinidad femenina en el cine. Muchas de estas formas de masculinidad habían sido englobadas bajo el calificativo demasiado totalizador de “lesbianas”. Halberstam reinterpreta con gran rigor histórico cada una de estas formas de masculinidad, y nos revela que los géneros y las sexualidades son mucho más complejos y diversos de lo que supone el sistema heterocentrado en que vivimos. Un sistema que las mujeres masculinas han conseguido desafiar y subvertir».
Javier Sáez
Judith Halberstam
Masculinidad femenina
ePub r1.0
Polifemo704.07.13
INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA (2008)
COMPARANDO LAS MASCULINIDADES FEMENINAS
Masculinidad femenina fue publicado en 1998, hace diez años, y ésta es la primera vez que se traduce a otro idioma Y el hecho de que exista este abanico de términos para la masculinidad femenina en países de habla hispana también revela los diferentes contextos que hay para la diversidad de género en las diferentes culturas nacionales, y también implica que existe un amplio espectro de posibilidades dentro de cada categoría. En inglés, por supuesto, hay algunos términos que se refieren a la masculinidad femenina: dyke [bollera], butch, transgender [transgénero] quizá, y la misma noción de masculinidad femenina ha sido limitada y dominada por lo que parece ser una inevitable relación con el lesbianismo. Por suerte, en un futuro cercano podremos leer estudios sobre las diferentes expresiones de diversidad de género de las mujeres en las culturas hispanoamericanas. A pesar de que se han producido enormes cambios en el sentido y en la forma de resistir al género dominante entre las mujeres en la última década, creo que «masculinidad femenina» sigue siendo un término extremadamente útil y puede que incluso en el futuro demuestre ser más útil que el término «lesbiana», especialmente para investigadores que hagan comparaciones interculturales de las comunidades