CONTENIDO
Guide
OTROS LIBROS DE JOHN ELDREDGE
Todas las cosas nuevas
Cautivante
(con Stasi Eldredge)
Majestuoso
Mata a tu león
Mueve montañas
Camine con Dios
El despertar de los muertos
El sagrado romance
(con Brent Curtis)
Salvaje de corazón
Cómo quisiera tratarte como a un hijo...
—JEREMÍAS 3.19
© 2018 por Grupo Nelson®
Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América.
Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson.
www.gruponelson.com
Título en inglés: Fathered by God
© 2009 por John Eldredge
Publicado por Thomas Nelson
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en ningún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio — mecánicos, fotocopias, grabación u otro—, excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® © 1999 por Biblica, Inc.® Usada con permiso. Todos los derechos reservados mundialmente.
Las citas bíblicas marcadas «DHH» son de la Biblia Dios Habla Hoy®, Tercera edición © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996. Usada con permiso.
Las citas bíblicas marcadas «RVR1995» son de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1995 © 1995 por Sociedades Bíblicas Unidas. Usada con permiso.
Editora en Jefe: Graciela Lelli
Traducción: Juan Carlos Martín Cobano
Adaptación del diseño al español: Grupo Nivel Uno, Inc.
Epub Edition March 2018 9781418599300
ISBN: 978-1-41859-943-0
Impreso en Estados Unidos de América
18 19 20 21 LSC 9 8 7 6 5 4 3 2 1
A MI PADRE
UNA DE LAS EXPERIENCIAS MÁS CAUTIVADORAS QUE HE tenido en mi vida como varón tuvo lugar en un día de principios de verano en Alaska. Mi familia y yo estábamos navegando en kayak avistando ballenas en el Icy Strait y nos detuvimos en la orilla de la isla de Chichagof para comer. Nuestro guía nos ofreció ir a acampar al interior de la isla, en un claro donde se sabía que iban los osos grizzli a comer. A todos nos pareció bien. Tras veinte minutos de caminar por un bosque de abetos llegamos a lo que parecía ser un prado abierto de unos cuatrocientos metros. Como era mediodía y hacía calor, no había osos a la vista. «Ahora están durmiendo, toda la tarde. Regresarán por la noche. Vengan, voy a enseñarles algo» dijo el guía.
La pradera era poco más que una ciénaga, una jungla de sotobosque de poca altura, de unos treinta centímetros, con apenas un palmo más de musgo empapado y turba por debajo. Un lugar muy difícil para caminar. Nuestro guía nos condujo hasta una vereda compuesta por lo que parecían ser huellas de un grupo numeroso, con una separación de medio metro entre ellas, que dejaban aplastada la ciénaga y habían formado un camino por ella. «Es una vereda marcada», dijo. Un camino creado por las pisadas de los osos. «Este en particular puede que tenga siglos de antigüedad, porque los osos han caminado por él desde que habitaron esta isla. Los oseznos siguen a sus adultos, poniendo sus patas exactamente donde los mayores han pisado. Así es como aprenden a cruzar este lugar».
Comencé a caminar por la vereda marcada, pisando sobre las firmes, bien marcadas huellas que los osos habían producido a lo largo de siglos. No estoy seguro de cómo describir la experiencia, pero por alguna razón me vino a la mente la palabra santo. Un antiguo y temible paso a través de un lugar salvaje e indómito. Estaba siguiendo un camino válido, dejado por aquellos que eran mucho más preparados y fuertes que yo en este lugar. Aunque sabía que yo no pertenecía a ese lugar, me sentía cautivado por él, podría haberlo seguido durante mucho, mucho tiempo. Aquello despertó un antiguo y profundo anhelo en mi interior.
Este libro es acerca de lo que consiste convertirse en hombre y, más concretamente, de cómo convertirse en un hombre. Este material se había publicado anteriormente bajo el título de La travesía del corazón salvaje, pero nos dimos cuenta de que muchos hombres (y mujeres) no recibieron el mensaje por lo que lo volvemos a presentar. No hay empresa más arriesgada que la tarea de «hacerse hombre», está llena de peligros, engaños y desastres. Es el Gran Juicio de la vida de todo hombre que se desenvuelve en el tiempo y cada joven u hombre maduro se encuentra en esta travesía. Aunque hay algunos pocos que encuentran la salida. Nuestra peligrosa travesía se ha complicado mucho debido a que vivimos en un tiempo con gran escasez de dirección, una época con muy pocos padres que nos muestren el camino.
Como hombres, necesitamos desesperadamente algo parecido a esa vereda marcada en la isla de Chichagof. No necesitamos más reglas, ni otra lista de principios, ni fórmulas. Necesitamos un paso seguro, marcado por hombres que nos precedieron durante siglos. Creo que podemos encontrarlo.
Lo que en este momento tiene usted en sus manos es un mapa. Contiene la crónica de las etapas de la travesía del varón desde que es niño hasta la edad madura. No es un libro de psicología clínica, ni un manual para el desarrollo infantil. Por una razón, yo no estoy cualificado para escribir ese tipo de libro. Además, me parecen ilegibles. Aburridos. ¿Qué recuerda usted de sus libros de psicología de la enseñanza secundaria o universitaria? Por el contrario, los mapas me encantan, como a la mayoría de los hombres. El placer de un mapa estriba en que nos presenta el estado de las cosas y uno tiene que elegir acerca de cómo atravesar el terreno que tiene delante. Un mapa es una guía, no una fórmula. Ofrece libertad.
No le dice a qué velocidad debe usted caminar, aunque cuando usted ve que las líneas de altitud están demasiado cercanas significa que está entrando en un terreno abrupto y tiene que adecuar el paso. No le explica por qué esa montaña está allí o qué antigüedad tiene ese bosque. Le dice cómo llegar a donde usted se dirige.
Con frecuencia me he preguntado sobre las largas listas que se encuentran en muchas partes de la Biblia que hablan de una serie de hombres como «el hijo de tal y tal, que fue hijo de tal y tal». Usted puede encontrar muchos listados de éstos en las Escrituras y en muchos otros textos de la literatura antigua. Tal vez estos relatos revelen algo que no habíamos notado antes: la perspectiva paterna del mundo que mantenían quienes lo escribieron, compartida por quienes los leyeron. Quizás ellos vieron en el legado padre-hijo el más significativo de todos los legados, conocer al padre de un hombre era en gran parte conocer a dicho hombre. Y entonces, si retrocede usted un paso más para echar un vistazo, verá que el Dios de la Biblia se describe como un gran Padre; no primordialmente como madre, ni meramente como Creador, sino como Padre.
Eso abre un nuevo horizonte ante nosotros.
Ya ve, el mundo en que vivimos ha perdido algo vital, algo crucial para entender la vida y el lugar del hombre en ella. Porque el tiempo en que vivimos, como dijo el profeta social Alexander Mitcherlie, es un tiempo sin padres. Lo digo en dos sentidos. Primero, la mayoría de hombres y de muchachos no tienen un padre real capaz de guiarlos por las selvas del viaje masculino y son —somos la mayoría— hombres incompletos y desprovistos de padre. O muchachos. O muchachos en cuerpos de hombres. Pero la expresión «un tiempo sin padres» posee un significado más profundo. Nuestra forma de mirar el mundo ha cambiado. Ya no vivimos, ni como sociedad ni como iglesia, con una perspectiva de Padre en la visión del mundo, con una perspectiva centrada en la presencia de un padre amoroso y fuerte, profundamente ocupado en nuestras vidas, a quien en cualquier momento nos podemos volver en busca de la guía, el consuelo y la provisión que necesitamos.