Akal / Pensamiento crítico / 8
Serie Poscolonial
Director Ramón Grosfoguel
Esteban Ticona Alejo (comp.)
Bolivia en el inicio del Pachakuti
La larga lucha anticolonial de los pueblos aimara y quechua
Diseño cubierta: RAG
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ISBN: 978-84-460-3647-0
Presentación
Un proverbio aimara dice: «Qhip nayr uñtasis sarnaqapxañani» o, traducido al español, «Hay que mirar el futuro, viviendo el presente; pero sin olvidar el pasado». Posiblemente esta forma de pensar y de actuar de los pueblos uru, aimara y quechua, a lo largo de más de quinientos años de colonialismo externo e interno, les haya permitido enfrentarse de una mejor manera a las distintas formas de opresión y dominación impuestas en la región andina boliviana.
Seleccionar las investigaciones de los autores en esta compilación no fue sencillo, pues en los últimos años hay un saludable incremento de trabajos de investigación desde y sobre los pueblos indígenas mencionados. Los cuatro escogidos hacen énfasis en lo político colonial, porque es la gran batalla que se libra hoy en Bolivia y tal vez la más difícil de desmoronar en la larga lucha anticolonial que aún se libra por los pueblos urus, aimaras y quechuas.
El libro se inicia con el trabajo de Roberto Choque Canqui, quien nos da una aproximación general al pasado del pueblo aimara y quechua. Resalta la «prehistoria», la relación con los incas, el proceso de colonización y resistencia hasta la época contemporánea.
El trabajo de Esteban Ticona Alejo, sobre el thakhi o «el camino», o la «otra democracia» de los ayllus y comunidades, nos aproxima al «servicio», al «prestigio», la «amplia participación», a partir de la rotación de cargos, como los ejes centrales de las civilizaciones andinas. En «El racismo intelectual en el Pachakuti », se rastrean las primeras connotaciones de Evo Morales, como presidente electo de Bolivia, en la «intelectualidad boliviana» estremecida y estupefacta.
En esta vena de reflexión política se encuentra el trabajo de Silvia Rivera Cusicanqui sobre la larga experiencia anticolonial del movimiento de Tupaj Katari (Julián Apaza) y Bartolina Sisa en 1780, retomada por el movimiento antisistémico katarista e indianista de los años setenta y ochenta y la presencia de Evo Morales como el primer presidente indígena de Bolivia, como uno de los logros más importantes en este inicio del Pachakuti, o trastrocamiento colonial, que vive Bolivia.
Finalmente se incluye la singular reflexión de Faustino Reinaga, escrita hace casi treinta años, pero absolutamente vigente para el presente. Reinaga cuestiona la razón-dios en el pensamiento occidental, es decir, ese «tiempo rectilíneo» por el que hay que andar y que, según el propio amawta, sólo ha generado muertes y muertes atroces en la humanidad, como el uso de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki en 1945. Frente a esta realidad hegemónica occidental capitalista (y socialista), Reinaga nos invita a apostar por el «pensamiento amáutico» que es la concepción cósmica de la vida de los pueblos indígenas, donde el ser humano es parte de la naturaleza. Esta filosofía de vida hoy se ha traducido como «El Vivir bien» y que proviene de categorías y experiencias como el Kawsay, Qamaña o Ñande Reko, vigentes en los pueblos quechua, aimara y guaraní, respectivamente.
Esteban Ticona Alejo
Chuqiyapu marka , La Paz,
Lapaka phaxsi (tiempo seco)
o noviembre de 2009
Capítulo I
La historia aimara
Roberto Choque Canqui
«Prehistoria» andina
La Prehistoria andina es estudiada generalmente por los arqueólogos. De modo que la ciencia arqueológica estudia especialmente las culturas que no han dejado algún tipo de escritura o nemotecnia (kipu), sino restos de materias utilizadas por el hombre. Los restos materiales generalmente se refieren a las piezas líticas, cerámicas, metalúrgicas, construcciones (de centros ceremoniales, viviendas, acueductos, caminos, etc.), pinturas rupestres, tejidos, etc. Estos restos, sin duda, son estudiados con métodos científicos. Así, el carbono-catorce es empleado como método de datación de la antigüedad de las piezas arqueológicas.
Las culturas andinas (Chavin, Paracas, Mochicas, Nazca, Tiwanaku y Chimú) han desarrollado una variedad de manifestaciones materiales y espirituales. Algunas de ellas se conservan hasta nuestros días y las otras están por ser rescatadas a través de la investigación. Según José Huidobro, en su obra Medicina del hombre andino sostiene que «entre las principales manifestaciones culturales logradas por el hombre andino prehispánico», están las siguientes: superestructura, astronomía hidráulica, arquitectura, vialidad, alfarería, medicina, lítica y estatuaria, textilería, metalurgia, etc. (Huidobro, 1986, p. 18). En esas manifestaciones podemos evidenciar perfectamente los grandes logros tecnológicos alcanzados por el hombre andino. Especialmente las construcciones con materiales líticos nos muestran claramente el desarrollo tecnológico en el tratamiento de la piedra. La técnica del esculpido de las piedras con motivos astronómicos y religiosos evidencia, además, las concepciones ideológicas a través de los trabajos escultóricos, como puede ser el esculpido de divinidades con figuras antropomórficas (en el caso de Tiwanaku).
Además, el material lítico, desde el primer momento de su utilización, ha servido al hombre andino para fabricar sus herramientas de labranza, armas y otros usos domésticos. Igualmente es ponderable la técnica del procesamiento de la arcilla para la confección de diferentes tipos de piezas cerámicas y la pintura realizada en ellas que, por su estilo y policromía, sirve para identificar las piezas con la cultura a la que pertenecen. La tecnología del uso del agua y de la construcción de andenes ha permitido al hombre andino desarrollar una agricultura avanzada como para producir suficiente cantidad de alimentos. La metalurgia también ha alcanzado un desarrollo tecnológico mediante la fundición de metales como el oro, la plata y el cobre. El otro gran aporte del hombre andino es la textilería, que ha causado la mayor admiración entre los extraños y los estudiosos.
Historia preincaica
En el territorio que fue poblado por los aimaras, existieron algunas culturas anteriores a Tiwanaku y a los aimaras. Entre las primeras (la más antigua) tenemos a la cultura Viscachani (ubicada en el departamento de La Paz): es un asentamiento precerámico con una antigüedad de unos 10.000 a 30.000 años. Luego, surgieron las culturas Wankarani y Chiripa. Después de ellas surgió la cultura Tiwanaku, la más importante entre las culturas andinas.
Las culturas Wankarani y Chiripa han desarrollado una serie de valores culturales pretiwanacotas. La cultura Wankarani (1210 a.C.-270 d.C.) estuvo asentada al norte y noroeste del lago Poopó, desarrolló el tallado de piedras (cabezas de camélidos), la alfarería (jarras), la metalurgia, etc. La cultura Chiripa (1380 a.C.-22 d.C.), ubicada a orillas del Titicaca, al norte de la punta de Taraqu del departamento de La Paz, se caracteriza por la construcción de casas de planta rectangular, los trabajos de cerámica (sopladores adheridos de cabezas modeladas) y la fundición del cobre.