Annotation
La literatura política consagrada al movimiento revolucionario de octubre de 1934 en Asturias no es muy abundante. Además, gran parte del material publicado en 1935 y 1936 fue destruido tras la victoria franquista.
«UHP. La insurrección proletaria en Asturias», es una de las obras más interesantes y menos conocidas, debido probablemente a que fue escrita en catalán (teniendo un gran éxito y agotándose en pocos meses la edición) y a que nunca había aparecido hasta ahora en castellano, lo que limitó su difusión.
Molíns i Fábrega presenta, como él mismo afirma «los hechos y puntos culminantes de la insurrección de Asturias para sacar una lección política necesaria para la clase trabajadora» dadó que «los obreros asturianos fueron los que con mayor firmeza, con mayor seriedad, se prepararon para la lucha que se avecinaba» (como señaló Joáquín Maurín hablando de esta obra).
Una obra; pues, imprescindible para comprender el valor y sentido de un movimiento revolucionario tantas veces mal interpretado por la literatura de la reacción que llegó a crear en torno a él una auténtica leyenda negra.
Narcís Molins i Fábrega
UHP. LA INSURRECCIÓN PROLETARIA DE ASTURIAS
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Título original: UHP. La revolució proletària d'Astúries
Traducción: Carmen García Ribas
Cubierta: J. M. Domínguez
1ª edición: diciembre de 1977
© del prólogo: Wilabaldo Solano, 1977
© Ediciones Júcar, 1977
ISBN: 978-84-334-5512-3
Depósito Legal: M. 231-1978
PRESENTACIÓN
La literatura política consagrada al movimiento revolucionario de Octubre de 1934, y en particular a la insurrección proletaria de Asturias, no es muy abundante. Sin embargo, en los años 1935 y 1936 se publicaron en España y en otros países algunos libros y bastantes ensayos sobre este gran acontecimiento histórico, que fue algo así como el prólogo luminoso de la Revolución de 1936. Ahora bien, todo ese material fue destruido en nuestro país tras la victoria franquista de 1939 y sólo quedan algunas reliquias de él en las bibliotecas públicas o particulares que escaparon parcialmente a los furores de una depuración implacable. Esto explica que todos los que se interesan actualmente por la significación y la trascendencia del Octubre asturiano tropiecen con grandes dificultades para encontrar fuentes serias de información.
UHP.—La insurrección proletaria de Asturias, obra del periodista y militante marxista revolucionario Narciso Molíns y Fábrega, ocupa un lugar especial en esa literatura. Paradójicamente, es uno de los libros más interesantes y menos conocidos. Fue publicado en el otoño de— 1935 en Barcelona, en lengua catalana, por Editorial Atena, dirigida por Marcelino Antich, un hombre sencillo y modesto, amigo personal de Molíns y Fábrega y de Andrés Nin, que murió exiliado en Costa Rica hace algunos años. La obra tuvo un éxito enorme en Cataluña, hasta tal punto que se agotó en unos meses. En aquella época de gran efervescencia política todo lo relativo al Octubre asturiano era leído con pasión, principalmente en Cataluña, donde se tenía el sentimiento de no haber estado a la altura de la gesta de los trabajadores de Asturias.
El hecho de que UHP.—La insurrección proletaria de Asturias fuera publicado en catalán limitó mucho su difusión. Molíns y Fábrega se propuso en varias ocasiones redactar una versión castellana de la obra. Al principio, sus ocupaciones profesionales y políticas no le permitieron llevar a cabo el proyecto. Luego, la Revolución y la guerra civil le impusieron tareas mucho más apremiantes. Pero puedo asegurar que, años después, Molíns lamentaba que su libro no hubiese sido publicado en castellano. Muerto en el destierro, como tantos otros, Molíns y Fábrega no podrá ver la versión castellana de su obra, que aparece al fin, en España, en pleno renacimiento del movimiento obrero y de todo cuanto la dictadura franquista quiso destruir para siempre.
SEMBLANZA DEL AUTOR
Antes de hablar del libro quizá convenga presentar brevemente al autor, pensando sobre todo en los lectores de las nuevas generaciones, que van a ser los más numerosos e interesados, puesto que es a ellos a quienes se les ha robado una buena parte de la historia del movimiento obrero y de las luchas sociales de nuestro país. Narciso Molíns y Fábrega nació en Beuda, pueblecito de la provincia de Gerona, en 1906, y murió en una clínica de Cuautla (Méjico), en 1964. De origen modesto, comenzó a trabajar en plena infancia en un taller donde se fabricaban cucharas y cucharones de madera. Apenas pasó por la escuela local, por lo que no sabía leer ni escribir. A los dieciséis años se trasladó a Barcelona y encontró trabajo en una pastelería de un pariente que ostentaba su mismo apellido, situada en la calle Petrixol, y que, por cierto, existe todavía. Fue en el horno de esa pastelería donde Molíns aprendió a leer y a escribir, robando horas al trabajo, a las distracciones y al sueño.
Era la época dura y gloriosa del sindicalismo barcelonés, en la que se forjaron tantos militantes. Molíns, como muchos jóvenes obreros de su generación, se formó solo, en la Barcelona proletaria de aquel entonces. Los que le conocieron en aquellos tiempos afirman que era un joven inquieto, inteligente, dominado por una curiosidad insaciable. Como todos los autodidactas, comenzó a leer apresurada y desordenadamente: novelas, folletos de divulgación social, libros de geografía y de historia, literatura política. Esa curiosidad, que no perdió nunca, le llevó al periodismo, profesión por la que tenía una verdadera pasión, y le permitió adquirir una cultura gracias a la cual no tardó en destacar vigorosamente en el movimiento obrero y en la vida política de Cataluña.
Poco antes de la República entró como redactor en La Nau (La Nave), diario catalán dirigido por el historiador Antonio Rovira y Virgili, que más tarde desempeñó un importante papel político, sobre todo en el período de la Generalidad de Cataluña. Por otra parte, participó activamente en las luchas contra la dictadura del general Primo de Rivera, por lo que fue encarcelado en varias ocasiones, principalmente después del movimiento de Diciembre de 1930, y convivió en la Cárcel Modelo de Barcelona con Ángel Pestaña, Joaquín Maurín y Andrés Nin. Al salir de la cárcel fue redactor de L'Opinió (La Opinión), semanario dirigido por J. Lluhí Vallescá y José Tarradellas, y, poco después, de La Humanitat (La Humanidad), diario catalanista republicano fundado por Luis Companys, futuro presidente de la. Generalidad de Cataluña, donde acabó siendo jefe de la sección de extranjero. Pero Molíns fue también un periodista militante. Colaboró en seguida en La Batalla, semanario comunista independiente dirigido por Joaquín Maurín, y perteneciente a la redacción de L'Hora (La Hora), periódico revolucionario en lengua catalana, y comenzó a militar en el Bloque Obrero y Campesino, organización comunista al margen de la III Internacional. A fines de 1931 se separó del BOC e ingresó en la Izquierda Comunista, formación trotskista española animada por Andrés Nin y Juan Andrade. A partir de entonces se sintió unido por fuertes lazos de amistad y de camaradería a Andrés Nin, con el que colaboró asiduamente en las redacciones del semanario El Soviet y de la revista Comunismo.
Molíns y Fábrega, hombre amable y cordial con sus colegas de profesión y con sus camaradas y amigos, era, sin embargo, muy intransigente en cuestiones de principios. Su trabajo profesional en La Humanitat, órgano de la Esquerra Republicana de Cataluña y prácticamente portavoz de la política de la Generalidad, no fue siempre fácil. Según Pedro Pagés, que convivió con él entonces en los medios de la prensa de Barcelona, «los periodistas no le querían mucho porque se sentían culpables de poca entereza ante él». En todo caso, en más de una ocasión, Molíns, que escribía crónicas internacionales en