Es rara
la horizontalidad de sentimientos
que lleve a ninguna parte.
Todo lo diferente se parece
a la lengua, su silencio respira.
Juan Gelman, “Inquietudes”, 2010
Dicen que la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Sí, pero también es posible que esas sorpresas estén ya contenidas, al menos como posibilidad artera, en esa lotería de Babilonia que actúa acurrucada y silenciosa dentro de la trama de las historias humanas. Y un toque sutil en una llave de paso o en una replegada raíz dormida hace surgir memorias en borbotones, como un torrente. Eso me ha provocado la cordial invitación de Gabriela Merlinsky para presentar este libro.
Me explico: era marzo de 1962 cuando ingresé al Liceo Naval Militar, en Rio Santiago, justamente en la semana en que las Fuerzas Armadas empujaban de su puesto al presidente Arturo Fondizi (y digo que empujaron, porque Frondi-zi nunca renunció). Estuve alistado en la promoción XVI, junto con Juan Carlos Coco Manoukian, el editor de este libro. Como le escuché decir una vez a Jorge Sábato en referencia a Amilcar Herrera, nuestra amistad no se cuenta en años, sino en capas geológicas. Juntos afrontamos estrategias de resistencia en la marginalidad, en los intersticios o en el subsuelo, que nos protegieran de la presión casi nulificante de la atmósfera naval militar. Fue decisivo para eso una complicidad pulsional con la vida que bullía fuera de nuestra isla, con el disfrute de la literatura y de la música, con la pasión por Buenos Aires. Subsistimos como inadaptados, lo que vino a fortalecernos para afrontar la parcela de historia de nuestro país que nos tocó atravesar. Y muchos años después nos reencontramos, yo como exilado crónico, pero que no renuncio a estar activamente presente en los lugares que me tocaron de este país, y Juan Carlos como editor de un catálogo imprescindible para pensar a la Argentina contemporánea, y como animador cultural de primera línea. Por suerte, los dos volvimos a reconocernos del mismo lado de la vida, como lo estamos desde 1962.
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Gabriela Merlinsky es una socióloga que, con competencia y creatividad, viene instalando en nuestras ciencias sociales el conocimiento analítico y la reflexión crítica sobre los conflictos ambientales que se fueron multiplicando por doquier en el territorio argentino durante las últimas dos décadas. Con toda propiedad, este libro que presentamos lleva el término cartografías en su título. Pero es importante destacar también que esa tarea crítica de Gabriela está apoyada firmemente en una elaboración teórico-metodológica, que no solamente respalda y viabiliza seriamente a su trabajo, sino que va constituyendo un aporte sustancial para el fortalecimiento y la madurez de las ciencias sociales de nuestro país y, al mismo tiempo, establece una base consistente a partir de la cual impulsar los diálogos inter/multi/pluri/trans disciplinarios que tanto necesitamos, en la academia y fuera de ella.
A estas cualidades del trabajo de Gabriela corresponde agregar otra dimensión destacada, su compromiso primordial con las tareas de formación. Y, además de los aspectos fundamentales del contenido de esta obra, quiero llamar la atención para la circunstancia de que está constituido, casi en su totalidad, por el trabajo colectivo de un equipo que Gabriela coordina en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
Probablemente este libro venga a constituir un referente clásico durante mucho tiempo en los debates de las ciencias sociales argentinas, y también en su entramado con los protagonistas de los conflictos ambientales que, por lo visto, han de continuar eclosionando en nuestro país. Por un lado, relata casos de casi todos los tipos de conflictos ambientales presentes en la Argentina. No aparece la gran minería en acción, pero sí los intentos exitosos de Esquel y de Mendoza para neutralizar su instalación; se trata, además, de un tema que ya está siendo muy bien trabajado, por ejemplo en la obra inspirada y sistemática de Horacio Machado Aráozy de Maristella Svampa. El hecho significativo es que tendremos ahora acceso a exposiciones analíticas de conflictos ambientales de diverso carácter, que continúan en diferentes grados de manifestación en muchos locales de la geografía argentina.
Creo que el gran mérito de este libro es justamente que no se trata de una más de tantas compilaciones heterogéneas disponibles (que yo también he perpetrado, y que si tuvieron algún mérito fue justamente el de llamar la atención para la importancia estratégica de generar acciones analíticas y reflexivas sobre lo que estaba sucediendo en la región, reuniendo en un mismo volumen a autores de diferentes países y diversas perspectivas teórico-metodológicas). Afortunadamente, ha llegado el tiempo en que, cumplido ese objetivo (y me siento orgulloso por haber contribuído a ello), comienzan a aparecer libros como éste, fundamentados en un trabajo colectivo previo, constituyente de una comunidad de análisis y de enunciación. En ese sentido, cada uno de los trabajos que integran esta compilación se relaciona en algún sentido con los restantes, y pueden ser tomados como diferentes posibilidades de inserción analítica e interpretativa en una trama teórico-metodológica común. De esa forma, este libro no solamente nos “informa” sobre casos de conflicto ambiental en Argentina, también nos desafía como lectores a asumir un rol activo, a reconstruir y evaluar los caminos y los recursos teórico-metodológicos que lo construyeron, y eventualmente a ponerlos en práctica en el estudio de otros casos.
Me parece que en términos de contenido el libro se presenta adecuadamente a sí mismo en el índice, y mucho más, una vez que estamos conectados en dispositivo de lectura, en la introducción que hace Gabriela. Por lo tanto, me parece que mi función de “presentador”está cumplida hasta aquí, y que puedo entonces pasar al rol de”comentarista” por lo menos en relación aun punto que me parece importante.