Constituye sin duda alguna el presente libro uno de los escasos hitos en la historiografía sobre la Antigüedad Clásica y los estudios antropológicos. J. J. Bachofen, partiendo de las concepciones histórico-jurídicas de la escuela hegeliana de Savigny, supo plasmar en una genial intuición la idea de la existencia de un remoto período de la historia de la humanidad, en el que los valores morales, jurídicos y políticos habrían estado estructurados en torno a la idea de la mujer y la madre.
Partiendo del análisis de los mitos griegos y romanos, Bachofen consiguió reconstruir hipotéticamente un estadio social, cuya existencia vendría a ser probada parcialmente por la moderna investigación antropológica. La hipótesis del matriarcado, rechazada en un principio por sus contemporáneos, sería luego asumida por Engels y por algunos antropólogos, con lo que encontraría un lugar privilegiado en el marco del materialismo histórico y en el seno de la reflexión antropológica en la que supondría la introducción del principio de la relatividad de las culturas y la consideración de todos los problemas referentes a la situación económica, social y política de la mujer.
J. J. Bachofen
El Matriarcado: una investigación sobre la ginecocracia en el mundo antiguo según su naturaleza religiosa y jurídica
ePub r1.0
Titivillus 30.09.16
Título original: Das Mutterrecht: eine Untersuchung über die Gynaikokratie der alten Welt nach ihrer religiösen und rechtlichen Natur
J. J. Bachofen, 1861
Traducción: María del Mar Llinares García
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
En memoria de mi madre,
la señora Valeria Bachofen,
nacida Merian.
Notas
[1] Curiosamente sigue siendo infravalorado en los libros clásicos de Historia de la mitología, como el de Otto Gruppe: Geschichte der klassischen Mythologie und Religionsgeschichie, Leipzig, 1921, que ni siquiera lo cita, y en tratados muy recientes, como el de Burton Feldmann y Robert D. Richardson: The Rise of Modern Mythology, 1680-1860, Indiana University Press, Bloomingon, 1972, quienes no hacen referencia a sus obras anteriores a 1861. Este es también el caso de Jean-Pierre Vernant en sus «Raisons du mythé», en: Mythe et societé en Gréce ancienne, París, 1974, y Marcel Detienne: L’invention de la Mythologie, París, 1981, quienes tampoco se dignan considerarlo como uno de los estudiosos del mito durante el siglo XIX.
En otros casos, como en el Jan de Vries: Perspectives in the History of Religions, University of California Press, Berkeley, 1977, pp. 123/124 se lo menciona sin valorar su obra en toda su profundidad.
[2] F. Creuzer: Religions de l’Antiquité. Considerées principalement dans leurs formes symboliques et mythologiques, I, l, p. 8 (Edición traducida y ampliada por J. D. Guigniaut), París, 1825.
[3] F. Creuzer: Ibid., p. 4.
[4] Ver F. Creuzer, op. cit., pp. 20/22.
[5]Ibid., p. 26.
[6] Ver Ibid., p. SO.
[7] Ver F. Creuzer, Ibid., p. 39.
[8] Véase por ejemplo su Mitología comparada, Barcelona, 1982.
[9] Sobre ellas véase el libro de J. C. Bermejo Barrera, Introducción a la Sociología del mito griego, Madrid, 1979, y G. Durand, Las estructuras antropológicas de lo imaginario, Madrid, 1981 (París, 1979) y La imaginación simbólica, Buenos Aires. 1968 (París, 1964); así como D. Sperber, Le Symbolisme en géneral, París, 1974.
[10] Ver «K. O. Müller’s Prolegoniena zu einer Wissenschaftlichen Mythologie and the Meaning of Myth, en Settimo Contributo alla Storia degli Studi classici e del Mondo Antico, Roma. 1984, pp. 271/286, donde señala que la vinculación mito-migración se debe a una preferencia tradicional de Müller.
[11]Regimonti Prussorum sumtibus fratrum Borntraeger.
[12] Sobre estos autores y su método véase el libro de J. C. Bermejo Barrera: Introducción a la sociología del mito griego, pp. 156/176. Es curioso que alguno de ellos, como Wilamowitz, pretenderá entroncar más con el método de K. O. Müller que con el de su maestro Hermann Usener, quien sí que había desarrollado una teoría completa acerca del pensamiento mítico.
[13] Bachofen hubiera podido hallar consideraciones útiles para su obra en la History of Greece, I, 1842 de Georges Grote, pero no parece haber caído en la cuenta' acerca del interés de la concepción grotiana del mito griego, de orientación sociológica y anti-historicista. Sobre ella véase el libro de J. C. Bermejo ya citado, pp. 12-21.
[14] Al igual que, por ejemplo, el Doctor Roben Briffauit, que en su libro: Las Madres. La mujer desde el matriarcado hasta la sociedad moderna, Buenos Aires, 1974 (London, 1927) toma el grueso de los razonamientos de su libro de Das Mutterrecht.
[15] Como hará Albert Dieterich, en su libro: Mutter Erde. Ein Versuch über Volksreligino, Berlín, 1905.
[16] Recientemente tratado en libros como el de Philip Slater: The Glory of Hera. Greek Mythology and the Greek Family, Boston, 1968; el de Nicole Loraux: Les Enfants d’Athéna. París, 1981, o el de Enrico Montanari: Il mito de la Autoctonia. Roma, 1981, o el de Georges Devereux: Femme et mythe, París, 1982.
[17] Como Carlos Alonso del Real, que en su libro: Realidad y leyenda de las Amazonas, Madrid, 1967, acepta el modelo del Amazonismo aplicado a los pueblos del Norte de Iberia.
[*] (N. de la T.) Ver N. de la T., cap. II. p. 87.
[*] (N. de la T.) El autor se refiere a la Edad de Oro, período de tiempo mítico durante el cual el Universo estaba gobernado por Crono o Saturno.
[1]kaléovsi apó tón métérón heaytóys. kaì oyki apòton patérón.
[2]kaialéxei heoytón métróthen, kaì tés métrós ananeméetai tàs météras.
[3] Sobre esto, véase también Temistágoras, en téi chryséi Biblói en Cramer, Anecd., 1,8: Hoti ai katá tén Alópen tèn nyn kaloyménén Lykian, tén pròs téi Ephésói, gynaíkes miái symboylei tá synéthétais gynaixin érga aparnésámenai, kaì zónais chrésámenai kaì hoplismoís tá ton andrón pánta epetédeyon. Pròs dé tá álla kaì hénion syn aytaís zónais (hó estin aheriyon). diá tayta kaì Amázonas kekhésthai tás syn tais zónais amósas. De las Amazonas, Arriano en Eustacio a Dionisio Periegeta, 828, dice: apò métérón egenealogoynto. Para esto, ver Eustacio, p. 261 (Bernhardy). Los antepasados matrilineales se llaman métroes. En el escoliasta a Píndaro, Nemea, XI, 43, se dice del tenedio Aristágoras: tó mén ojn apó patrós génos eis Peisandron, tá dé apó métròs eis toyton tòn Melánippon. Metroés gar oi katà météra prógonoi.
[4] Compárese con Pausanias, II, 32, 7.
[5] mépalróthen, allá' apó metrón chrématízein; Apolodoro, II, 4, I; Jenomedes, Müller, Fr. hist. graec., 2, 43, 2; Chromatízein tiene aquí el mismo significado que en Polibio y Diodoro: chromatízei Basileýs, toma el título de rey, néa Isis echrémátise, ella se dejó nombrar una nueva Isis. Especial analogía muestra el siguiente párrafo de Eusebio, Praep. Evang., I, 10: ek toytón phésin egennéthesan Mémroymos kaì o Ypsoyránios. Apò métérón de’, pheésín, echrémátizon ton tóte anaiden misgoménón eís òn entíchoien