Índice
PRIMERA PARTE
JUSTICIA Y VERDAD
SEGUNDA PARTE
TERREMOTO POLÍTICO EN ESPAÑA
A Blanca, el amor de mi vida
I NTRODUCCIÓN
E l 11 de marzo de 2004 un brutal atentado asesinó a 191 personas que viajaban en los trenes de cercanías que comunican Alcalá de Henares con la estación de Atocha, en la capital de España. Además los terroristas acabaron con la vida de 2 nascituri e hirieron a 1.857 ciudadanos, algunos de ellos de extrema gravedad.
En un principio, tanto el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) como los demás responsables de la Seguridad del Estado apuntaron a ETA como presunta autora de esta criminal masacre. Sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo por la policía fueron confirmando progresivamente la idea de que el atentado había sido obra de terroristas de Al Qaeda. El ministro del Interior informó, casi en tiempo real, de la marcha de la investigación, a pesar de haberse decretado judicialmente el secreto del sumario. Sin embargo, el 14 de marzo muchos españoles acudieron a las urnas con el convencimiento de que el gobierno había mentido sobre la autoría del atentado para obtener réditos electorales y votaron indignados para castigar al Partido Popular, al que consideraban culpable de la masacre por haber secundado a Estados Unidos en el derrocamiento del dictador de Irak Sadam Husein.
El resultado de las elecciones generales llevó al poder a José Luis Rodríguez Zapatero, con las muletas parlamentarias de Esquerra Republicana de Cataluña y de Izquierda Unida. Las candidaturas del Partido Popular, encabezadas por Mariano Rajoy, no sufrieron un humillante descalabro, pues «solo» perdieron medio millón de votos respecto a los alcanzados en el año 2000, cuando José María Aznar obtuvo mayoría absoluta en las Cortes. Recordemos que en las elecciones del año 2000 el PP obtuvo 10.321.178 votos y 183 diputados, mientras que en 2004 fueron 9.178.144 votos y 148 diputados. Por su parte, el PSOE alcanzó en 2004 un total de 11.026.163 sufragios y 164 diputados, frente a los 7.918.752 votos y 125 escaños del año 2000. La abstención en el año 2000 fue del 31,29 por ciento, mientras que en 2004 descendió al 24,34 por ciento. La elocuencia de estos resultados demuestra el gran impacto electoral del 11-M en beneficio del Partido Socialista y detrimento del PP. Son datos irrefutables que cada cual es muy libre de interpretar. No obstante, pienso que negar el impacto del 11-M en el resultado electoral es negar la evidencia.
El 27 de mayo de 2004 el pleno del Congreso aprobó la creación de una comisión de investigación con el fin de esclarecer las circunstancias bajo las que se produjeron los atentados del 11 de marzo en Madrid y las actuaciones policiales y políticas anteriores y posteriores a los mismos.
Después de cincuenta sesiones, en la celebrada el 22 de junio de 2005 la comisión aprobó sus conclusiones por mayoría, con el voto en contra del Grupo Popular, salvo en el punto relativo a las recomendaciones sobre atención a las víctimas por parte de los poderes públicos. El pleno del Congreso, en la sesión celebrada el 30 de junio de 2005, aprobó en la misma forma el dictamen de la comisión.
Pertenecí a la Comisión de Investigación Parlamentaria en representación del Grupo Popular. En 2006, publiqué un libro titulado 11-M. Demasiadas preguntas sin respuesta (La Esfera de los Libros, Madrid), donde analicé las claves del atentado y relaté los difíciles momentos vividos a lo largo de los trabajos de la comisión. ¿Se pudo evitar la matanza del 11-M? ¿Pecó el gobierno de José María Aznar de imprevisión ante el terrorismo islamista? ¿Trató de manipular el ejecutivo, y en particular el ministro Acebes, a la opinión pública? ¿Cómo y por quién se gestó la acusación de la gran mentira de Estado? ¿Tenían los islamistas conexión con la organización terrorista ETA? ¿Por qué no se han querido investigar los grandes «agujeros negros» descubiertos gracias a la labor de ciertos medios de comunicación y, en especial, del diario El Mundo ? ¿Por qué no se quiso investigar la trama asturiana, el funcionamiento del CNI, el de los cuerpos policiales e incluso el del juzgado de Baltasar Garzón, antes y después de la masacre? ¿Fue casual o intencionada la elección del 11 de marzo? ¿Pretendieron los terroristas cambiar el rumbo de la política de nuestro país en la esfera internacional? ¿Querían dinamitar la estabilidad institucional democrática de España? Estos fueron los grandes interrogantes a los que traté de dar respuesta en mi libro, publicado poco después del levantamiento del secreto del sumario de la instrucción llevada a cabo por el juez Del Olmo. Mi conclusión fue que la Comisión de Investigación del Congreso ni pudo ni quiso encontrar respuesta para la mayoría de los interrogantes y por este motivo califiqué de infamia su cierre en falso.
Debo aclarar que, durante los trabajos de la comisión, el Grupo Popular no puso en cuestión en ningún momento la versión de los responsables de la lucha antiterrorista que atribuyeron el atentado a una célula islamista, cuyos integrantes casi en su totalidad se suicidaron el 3 de abril de 2004 en un piso de Leganés, cuando la policía trataba de conseguir su detención. Durante la operación policial resultó muerto el miembro de los GEO Francisco Javier Torronteras Gadea. Yo tampoco puse en duda dicha versión en mi libro, pues respecto a ETA no pasé más allá de exponer que había motivos racionales para abrir una investigación digna de tal nombre sobre si había existido algún tipo de colaboración entre los islamistas y la banda terrorista. En consecuencia, no me he alineado con ninguna teoría conspirativa. Ni entonces ni ahora estoy en condiciones de sostener que ETA tuvo que ver en la materialización del atentado. Lo único que dije, y lo sostengo, es que había indicios basados en informaciones presuntamente fiables de fuentes diversas que apuntaban a una posible conexión merecedora de ser investigada a fondo, cosa que nunca se ha hecho.
Por cierto, quienes coreaban la consigna «queremos saber la verdad» mientras asediaban con violencia verbal e incluso física las sedes del Partido Popular durante la jornada de reflexión de las elecciones generales, enmudecieron tan pronto como se conoció el triunfo electoral del Partido Socialista, una victoria raspada pero suficiente para expulsar al Partido Popular del gobierno.
Se cumple ahora el décimo aniversario del atentado que provocó un auténtico terremoto político en España. De no haber sido por el 11-M es más que probable que no estaríamos inmersos en la grave crisis política nacional que padecemos. El 11 de marzo de 2004 fue uno de los días más trágicos de nuestro país porque 191 personas perdieron la vida en un infame y criminal atentado. Pero, además, aquel aciago día cambió la historia de España. Para mal.
Primera parte
JUSTICIA Y VERDAD
I
EL VEREDICTO DE LA JUSTICIA
La sentencia
Después de casi tres largos años de instrucción, el 15 de febrero de 2007 dio comienzo en la Audiencia Nacional el juicio seguido contra los acusados de haber participado en los atentados del 11-M. El 31 de octubre de ese mismo año, la Sección Segunda de la Sala de lo Penal del citado órgano judicial, presidida por el magistrado Javier Gómez Bermúdez e integrada por los magistrados Félix Alonso Guevara Marcos y Fernando García Nicolás, dictó sentencia. El ponente, es decir, el redactor de la resolución judicial, sería el propio presidente del tribunal. De los veintinueve procesados, ocho serían absueltos y el resto condenados a penas de prisión en virtud de los delitos que la sala consideró probados a lo largo del juicio oral.
De los enjuiciados, quince eran marroquíes, nueve asturianos, dos sirios, un argelino, un libanés y un egipcio. Cinco de los asturianos resultaron absueltos al igual que el único egipcio y dos de los marroquíes.
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