BIBLIOTECA AMERICANA Proyectada por Pedro Henríquez Ureña
y publicada en memoria suya
Serie de LITERATURA COLONIAL
OBRAS COMPLETAS DE SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
II
OBRAS COMPLETAS
DE
SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
II
VILLANCICOS
Y LETRAS SACRAS
Edición, prólogo y notas de
ALFONSO MÉNDEZ PLANCARTE
Primera edición, 1952
Sexta reimpresión, 2012
Primera edición electrónica, 2016 LAS OBRAS COMPLETAS de Sor Juana Inés de la Cruz, al cuidado del doctor Alfonso Méndez Plancarte, constan de cuatro volúmenes: I. LÍRICA PERSONAL II. VILLANCICOS Y LETRAS SACRAS
(o Lírica Colectiva) III. TEATRO SACRO Y PROFANO
(Autos sacramentales, comedias, sainetes, saraos y loas) IV. PROSA (Y FAMA) D. © 1952, Fondo de Cultura Económica
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Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. (55) 5227-4672
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Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor. ISBN 978-607-16-4436-7 (ePub) Hecho en México - Made in Mexico
Contents
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ESTUDIO LIMINAR
AUNQUE ya entre su
Lírica Personal nos deparó Sor Juana preciosos especímenes de sonetos, romances y otros poemas sacros, y aun en el propio
Sueño una cumbre elévase hasta el doble misterio de la Unión Hipostática y del plan Cristocéntrico de la Creación, prevalecían allá —de todas suertes— los motivos profanos, con una perspectiva unilateral, muy fácilmente deformadora. Otra buena mitad —igual o “mayor”, en cantidad como en calidad— es la que, al resultar inevitable el partir su lírica en dos volúmenes, hubo de reservarse para el presente, y a la que da unidad su común destino de prestarle voz armoniosa a nuestro unánime pueblo congregado en religiosas solemnidades, iluminando así, ya en su medida cabal y auténtica, el ámbito vital de lo divino en la Nueva España del XVII, y desde luego —es claro— en su Flor más alta.
I. LÍRICA COLECTIVA Y PERSONAL
NUESTRO tomo anterior —decíamoslo ya— sólo “a falta de un título mejor” salió con el de LÍRICA PERSONAL, por no decir “unipersonal”. Pero ésta —la CORAL o COLECTIVA, de los villancicos y letras sacras— es, en rigor, tan personal como aquélla, y sin duda que a veces mucho más, desde que aquí, a pesar de invitaciones ocasionales, siempre hay más absoluta sinceridad en todos los matices de emoción y de pensamiento.
Porque hasta para un alma tan finamente dúctil y tan noblemente hecha a la amistad y cortesía, siempre sería distinto cualquier apremio para cantar las glorias del Niño-Dios, o las de Su Madre, o las de san José, san Pedro o santa Catarina, más bien que las del virreinal Neptuno y su Lysi (aun antes de conocerlos), o las de un fugaz duque de Veraguas, o las de un tratado astronómico que verosímilmente ni había leído…
LA PERSONALIDAD EN LO UNANIMISTA
Estos cánticos, pues, son
impersonales hasta el límite en que lo impone su servicio social y “unanimista” de altavoz colectivo; y aun esto, no sin más de algún resquicio en su corporativa abstracción, cuando se le desliza en femenino el “fecit” inconsciente de un adjetivo; o alude a su clausura en el riente equívoco de que ella “ni entra ni sale”; o subraya que no es “predicador”, ni pudiera serlo (sin mengua de impartir en ese campo finas lecciones); o propugna —en valiente travesura— el pleno derecho de la mujer a la vida del intelecto, y con el más simpático candor, “como quien no dice nada”, suelta al aire cantante —en esa misma sacra laudanza de la ciencia de santa Catarina— la apología más decisiva y linda
pro domo sua… Pero, aun sin atender a esas escapadas, su “impersonalidad” no llega, en manera alguna, al vuelo extraespacial y extratemporal —sin época, ni raza, ni vibración y acentos individuales— que da aptitud eterna y ecuménica a los himnos litúrgicos del
Breviario Romano. Aquí, muy al revés, todo se ve caldeado y colorido por los vahos y las savias de lo hispano o lo novohispano y ya mejicano, y ostenta el hondo sello de su hora y su ámbito (con singular riqueza de reflejos etnológicos y folclóricos o costumbristas de toda especie), y vibra con la cálida y vivaz —sonriente o grave— inflexión de esta lírica boca inconfundible de nuestra Musa.
POESÍA DE ENCARGO Y DE ALMA
¿No es un absurdo la “poesía de encargo”? —se nos dirá—. Tras el áureo precepto del renacentista Jerónimo Vida: “Numquam jussa canas”, bien decía nuestro Alegre: “El que pide o manda para tal asunto y tal tiempo una composición poética, en mi juicio no sabe lo que es poesía”… Pero frente a la tesis surge la antítesis. ¿No son ocasionales todas las
Odas de Píndaro, y —ya divinamente— muchos salmos, y muchos de los himnos de la Iglesia, tantos bellísimos, desde los de Prudencio y san Ambrosio hasta los de Urbano VIII, León XIII y los himnógrafos más actuales? El horaciano “
Carmen Saeculare”, ¿no fue poesía de encargo y magna poesía? ¿Y la “Salutación del Optimista”, de Rubén, o el “Epitalamio” a Alfonso XIII, de Amado Nervo? ¿Y el Himno Nacional, de González Bocanegra y de nuestro Méjico?… —“Hay que darle al presente sus derechos”, sentenció Goethe; y aconsejó —extremoso— al joven Eckermann: “Que todas sean poesías de ocasión”… ¿Habrá que formular la síntesis obvia? Si riman “ocasión” y “corazón”; si coinciden —como telepáticamente— la llamada exterior y el clima interior, podrá el canto fluir público e íntimo, oficial y espontáneo, “de encargo” y de alma… Y si además se trata de un poeta —pues no bastan la buena voluntad ni el más sincero entusiasmo— escapará su cántico a lo efímero, trascenderá su circunstancia nativa, fiel a la admonición de González Martínez: Escribe de la hora, mas no para la hora… ¿No irá siendo ya justo el revisar, en nuevo equilibrio, nuestro horror —tan moderno y, hasta cierto punto, tan saludable— a la “poesía ocasional”…? Los pueblos y los fastos reclaman a menudo —inapelables— esa urgente voz musical. ¡Feliz edad aquella, en las Españas, cuando Lope de Vega, o Valdivielso y aun Góngora —y entre nosotros, Sor Juana— no recelan desdoro de sus cítaras el ser órgano hermoso de la comunitaria “plebs sancta Dei”, adunada en sus místicos festivales!
LA ESPONTANEIDAD Y LA PERSISTENCIA
Y aquí, en particular, estemos seguros —recalquémoslo nuevamente— de la espontaneidad, fresca y gustosa, con que Sor Juana prestaría su lírica lengua a nuestra Iglesia y a su “Plebe Santa de Dios”, en estos temas divinos, ella que se estrenó —de pequeñita— con su incógnita “Loa al Santísimo Sacramento”, en Amecameca; y que —entre los dechados de su canción— recordaría, por suprema gloria, cómo “la Reina de la Sabiduría y Señora Nuestra con sus sagrados labios entonó el cántico del