Melissa Ramos - Memorias de una inmortal

Dedicatoria:

A ti, la persona que me dio el empuje final para embarcarme en esta travesía, estaré por siempre agradecida. HQLMNS!

To Liz, you were the first person who made feel like I could make my dreams come true. I will forever thank you.

A mi familia, por apoyarme cuando lo necesité, por dejarme cumplir mi sueño, por su ayuda en momentos de bloqueo, gracias.

I.

Descubrimiento.

En las entrañas de un castillo medieval abandonado, se esconden secretos que esperan no ser revelados.

El edificio fue construido en su totalidad en granito, cuenta con tres torres circulares; la torre derecha y la torre izquierda de tres niveles cada una, la del centro, siendo la torre más importante, es de cuatro niveles. Por último, una torre cuadrangular de tan solo dos niveles que conecta la torre izquierda con la del centro.

Frente a las torres se presenta el patio interior cercado por lo que parece ser una muralla de dos niveles, algo sucedió y trajo abajo gran parte de dicha cerca de granito, ahora solo son escombros que no protegen la privacidad de la propiedad.

Se especula que el castillo perteneció a una mujer cuya vida era eterna, maldita, pero no llena de soledad.

Cada cierto tiempo algún forastero curioso trataba de ingresar a la edificación deshabitada sin resultados positivos. Mitos y leyendas se relatan de generación en generación en donde los aldeanos dicen que el lugar está encantado y protegido por fuerzas de la oscuridad, ninguna persona es capaz de llegar más allá de la puerta principal sin ser acosado por un canto de sirenas que perdura en la mente por días.

Los pueblerinos no mostraron descontento al ser notificados que les quedaba prohibido el acceso a la propiedad en donde descansa el castillo bautizado como Zabelle, el cual ahora pertenecía a la Corporación francesa ADLF.

Los aldeanos enviaron cartas a dicha corporación; les advertían de los sucesos ocurridos durante generaciones, los mitos que rodean la historia de la antigua dueña, y pedían mantenerse al margen; no les querían merodeando en el pueblo.

Sin embargo, el presidente de la Corporación ADLF decidió no dar marcha atrás; ese lugar era lo que él necesitaba.

Armand De La Fleur es un hombre poderoso, adinerado y un respetado miembro de la sociedad Francesa. Amante de las artes, aficionado al ballet, coleccionista de esculturas y edificaciones con un gran valor histórico.

Físicamente puede ser descrito como de contextura delgada, tez blanca mas no pálida. De iris café oscuro, con párpados caídos a los lados dándole un aire de tristeza, y las arrugas alrededor de sus ojos dejan notar su larga trayectoria sobre la tierra. Sus cabellos ya se tiñen de plateado; sus cejas y bigote armonizan con su espesa cabellera.

Luego de adquirir el castillo Zabelle, se pasó a realizar una inspección de la nueva propiedad. La leyenda del canto de sirena que protegía el castillo resultó ser cierta; justo como el nuevo dueño sabía que lo sería.

El señor Armand empezó dos búsquedas simultáneas: una sobre historiadores-arqueólogos, y otra clandestina sobre hechiceras que le ayudaran a derribar el encantamiento que protegía el lugar que había comprado.

La secretaria del francés le entregó carpetas con información detallada de cada arqueólogo reconocido que ella encontró; él sería quien los contactaría uno a uno.

La búsqueda arrojó dos nombres de los cuales Armand ya tenía conocimiento y los consideró como candidatos para la expedición. Llegando al final de la pila de hojas encontró a una historiadora arqueóloga de renombre por sus grandes hallazgos, pero quien a su vez es una de las hechiceras más poderosas del planeta; aunque ella no lo sabía.

Armand observó con detenimiento la información del padre y madre de la joven historiadora.

—Imposible.

Fue lo único capaz de susurrar.

De La Fleur tomó su teléfono y llamó a la primera persona que debía saber sobre su descubrimiento: su socio. Dicha persona es un misterio para los demás, su identidad había sido un secreto desde que la corporación se fundó. En los documentos siempre se utilizaban alias o nombres de terceros. Incluso el nombre de la corporación evita dar pistas de ese socio anónimo.

Luego de una larga conversación ambos estuvieron de acuerdo en que esa joven era justo lo que necesitaban; la contratarían a toda costa.

II.

Marzo, 2009.

Egipto.

Los dos hombres enviados por Armand llegaron a Egipto en el avión privado de la Corporación ADLF ¿su misión? Reunirse con la historiadora Stefanía Becker.

Los enviados especiales son personas de suma confianza del señor De La Fleur, cada uno tiene más de diez años de trabajar para él. Cuando se requiere manejar asuntos delicados, de gran importancia o de obtener los resultados deseados, Armand los envía a ellos.

Los hombres viajaron en automóvil desde el aeropuerto hasta un área cercana a la Esfinge de Guiza. Debido a las influencias de la corporación; bajo el sol abrasador, una carpa blanca se levanta imponente sobre el suelo desértico.

Ambos hombres vestían igual: camisas blancas de mangas cortas, pantalón largo negro y zapatos color café.

Entraron a la carpa, instalaron una computadora que necesitarían más adelante y tomaron asiento. Una mujer de tez bronceada y rostro fino les entregó bebidas no alcohólicas con hielo que ellos con gusto tomaron. Ahora solo debían soportar el calor y esperar por la historiadora.

Stefanía Becker había recibido varios correos electrónicos del presidente de la corporación ADLF a los cuales ella respondió con una negativa al proyecto que le presentaba; para ella era más importante permanecer en Egipto y colaborar con la expedición que se llevaba a cabo.

Una llamada telefónica con Armand la haría considerar con seriedad tomar el liderazgo del proyecto ofrecido por el francés, pero De La Fleur le pidió revisar en persona unos documentos de suma importancia que él enviaría con dos de sus empleados, ella accedió a darles un vistazo y luego tomar una decisión final.

La joven criada en Hawaii condujo su jeep gris desde el lugar de la excavación hasta un lugar cerca de la Esfinge de Guiza. Aparcó su automóvil y caminó en dirección a la carpa blanca en donde la misma mujer de piel bronceada la recibió y le entregó una bebida, le mostró el camino y al ingresar pudo notar a los dos hombres que esperaban por ella.

Marcus y Micke se colocaron de pie, se presentaron y tomaron asiento. Los tres conversaron respecto al trabajo de la joven en Egipto; los hombres tenían amplio conocimiento sobre las labores de Stefanía.

Gastadas las formalidades, Marcus buscó algo en el maletín de cuero negro que reposaba sobre sus piernas. Segundos después le extendió a ella la documentación prometida por su jefe.

Al entregarle la carpeta habló.

—El contenido es solo para sus ojos, nosotros no sabemos qué contiene y con franqueza no queremos saber. El señor Armand dio órdenes especificas a seguir y una de ellas es la total confidencialidad de lo que su persona vaya a leer en esas páginas.

Micke agregó.

—Puede tomar asiento en aquella silla, utilice la mesa cuanto tiempo necesite. Nosotros aguardaremos aquí. Una vez haya formulado su decisión le pido me lo haga saber para conectar el satélite y poder realizar la videoconferencia con el señor Armand.

Stefanía encontró una carta del señor De La Fleur, en ella le pedía tener su mente abierta a las características únicas de ese proyecto. Ante ella se postraban los planos del castillo, fotografías y más.

Habían cartas con testimonios de los pueblerinos. Esas historias plasmadas en esas hojas hicieron que la historiadora se interesara mucho más en el proyecto. Pero quizás, lo que llamó más su atención, fue el hecho de que nadie podía entrar al castillo.

Ella notó que había llegado al final de la documentación y aún tenía una pregunta sin responder, ¿cómo accedería ella al castillo cuando cientos lo habían intentado y fallado? Para ella era más que desafiante y excitante; un proyecto muy interesante que podría hacer del mito una realidad, pero al no poder ingresar al castillo ella rechazaría una vez más esa expedición.