• Quejarse

Norman Stone - Breve historia de la segunda guerra mundial

Aquí puedes leer online Norman Stone - Breve historia de la segunda guerra mundial texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2013, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Norman Stone Breve historia de la segunda guerra mundial
  • Libro:
    Breve historia de la segunda guerra mundial
  • Autor:
  • Genre:
  • Año:
    2013
  • Índice:
    5 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Breve historia de la segunda guerra mundial: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Breve historia de la segunda guerra mundial" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Con su estilo narrativo único y su profundo conocimiento de nuestra historia reciente, Norman Stone se ha propuesto describir seis años del más sangriento conflicto nunca habido, con cerca de 50 millones de muertos.
Una guerra que consumió al mundo y en la que estuvieron implicadas las fuerzas aliadas por un lado y Nazis, fascistas y el imperio nipón por el otro.
Desde los orígenes suscitados por las graves depresiones económicas del periodo de entreguerras hasta el estallido de las bombas atómicas en Nagasaki e Hiroshima, pasando por la invasión de Polonia, el frente del este, las batallas en el norte de África, Burma y la guerra en el Pacífico.
Stone desgrana los principales acontecimientos con su estilo ágil en este único y conciso volumen.

Norman Stone: otros libros del autor


¿Quién escribió Breve historia de la segunda guerra mundial? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Breve historia de la segunda guerra mundial — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Breve historia de la segunda guerra mundial " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Índice

Introducción

La Europa de 1914 parecía grandiosa a juzgar por los grandes monumentos que se levantaban en todas las capitales de aquel momento. Todos ellos tienen un aire triunfalista: el Mall de Londres, el centro imperial de la cuarta parte de la superficie del mundo; el nuevo Hofburg de Viena, donde todos se debían sentir como en una exposición en el museo en el que estaba a punto de convertirse la ciudad; el monumento del Milenio en Budapest, que conmemoraba el milenario de la llegada de los húngaros a Europa central; la enorme «tarta de boda» de Víctor Manuel en Roma. París ya había recibido antes el tratamiento napoleónico y el triunfalismo de la época queda patente principalmente en el puente de Alejandro III. Si eras europeo o norteamericano, se suponía que eras el dueño del universo, e incluso capitales secundarias, como Bruselas (que reinaba sobre el Congo), disponían de sus muestras de pompa. El ejemplo más espectacular no se encuentra en Europa sino en la joya de la Corona británica, la ciudad de Nueva Delhi, diseñada por sir Edwin Lutynes para un virrey, lord Curzon, que dijo en 1904 que los británicos debían gobernar en la India «como si fuera para siempre». En realidad saldrían de allí en 1947 y para entonces todas estas grandes capitales estaban destruidas o como mínimo en unas condiciones lamentables a causa de la guerra. El centro de Berlín estaba en ruinas y en la Siegesallee (la avenida de la Victoria) los bustos enormes de los austeros gobernantes de Brandeburgo brillaban por encima de los escombros formados por las malas hierbas, los matorrales quemados y los cadáveres de los animales que se habían escapado del zoo cercano. El siglo había empezado con la pompa y circunstancia del funeral de la reina Victoria, cuando los gobernantes del mundo se habían reunido en Londres, pero ni siquiera había llegado a su mitad cuando todo el espectáculo imperial tuvo su propio funeral en 1945.

Sólo habían pasado treinta años entre el inicio de la primera guerra mundial y el final de la segunda y, con un breve intervalo en la segunda mitad de la década de 1920, habían sido calamitosos. Hasta 1914, todo el mundo, a excepción de algunos escritores pesimistas, había creído en el progreso. H. G. Wells había sido su portavoz principal: la ciencia salvaría a la humanidad. En 1945, en su último libro, Mind at the End of Its Tether, Wells se había vuelto lúgubremente pesimista. Pero este cambio de ánimo también resultó un error. Después de 1945, o en cualquier caso después del inicio del Plan Marshall en 1947, reinó la paz y la prosperidad, y la pesadilla de treinta años se fue disolviendo. El mundo, o al menos el mundo occidental, regresó a una situación anterior: la de finales del siglo XIX . Los últimos cuarenta años de ese siglo habían presenciado el mayor salto económico de la historia moderna, si se tiene en cuenta el punto de partida. Los caballos y los carros se convirtieron en automóviles; los hospitales se transformaron en lugares de cura, no de muerte a causa de las infecciones o el dolor; películas, aviones, psicoanálisis, rascacielos, teléfonos… fueron todos ellos productos de esa generación. La esperanza de vida se disparó hacia arriba y la población se dobló. También es cierto que la vida cultural de esta época fue sorprendente. Para un científico el mundo de 1910 era milagroso. Sin pasaporte y sin gastar demasiado, se podía asistir a las reuniones internacionales organizadas por el industrial belga Ernest Solvay, y hablar de matemáticas y física con las mentes más poderosas del mundo: Henri Poincaré, Albert Einstein, Marie Curie. En el campo de la educación, en la mayoría de los países se habían implantado reformas que habían convertido los institutos de secundaria en centros mejores que las universidades actuales. La gente conocía la Biblia y los clásicos nacionales; la media de la interpretación musical era extraordinariamente alta; las publicaciones se multiplicaban y escritores serios como Thomas Mann o compositores como Richard Strauss (que eran muy cuidadosos con el dinero) se podían enriquecer. Pero el pesimismo de los escritores estaba justificado, porque de todo ello surgió la primera guerra mundial y poco después nació de ella la segunda guerra mundial. ¿Por qué?

La respuesta más corta es, por supuesto, Alemania. La creación de Otto von Bismarck fue el éxito más grande de la historia y sus gobernantes vivían a su sombra. Los alemanes empezaron a ver a los eslavos como inferiores. Los polacos emigraron por millones hacia el oeste a Silesia o al Ruhr industrial, y se tardó generaciones en asimilarlos. Los reyes prusianos tenían que aprender polaco como una necesidad y el primero que prohibió a su hijo que lo aprendiese fue el padre del káiser Guillermo II que reinó muy brevemente. Prusia había tenido siempre una relación muy estrecha con Rusia, cuyos gobernantes eran alemanes o tenían una gran influencia alemana. Pero esto cambió en la década de 1890 cuando Rusia recibió el estigma de ser un país retrasado y bárbaro. También acordó una alianza militar con Francia, el gran rival de Alemania, recibiendo a cambio una gran cantidad de inversiones francesas. En 1914 estaban dando resultado. Rusia se estaba poniendo al día con rapidez y cundió una gran alarma en los círculos militares alemanes de que los aplastarían en una guerra en dos frentes. Esta alarma afectaba a una zona muy amplia. Austria-Hungría, el imperio de los Habsburgo, se encontraba en un claro proceso de disolución; y también estaba la Turquía otomana, que se estaba desintegrando con mayor claridad aún, y que a pesar de eso seguía controlando el petróleo de Irak y los estrechos del Bósforo, por donde pasaba el importantísimo comercio de los cereales rusos y muchas cosas más. Cuando se cerraron brevemente en 1911-1912, la economía del sur de Rusia también quedó muy quebrantada. Sobre estos temas Alemania y Rusia se encontraban en un curso de colisión.

El problema era que Alemania se había hecho más enemigos además de Rusia. Los franceses nunca se habían llegado a reconciliar con la derrota que sufrieron a manos de Bismarck en 1870 y realizaron un gran esfuerzo de recuperación: un gran ejército (incluso reclutaban a los monjes), una armada para construir un imperio y una política exterior ambiciosa que se centraba en la alianza con Rusia. Pero la hostilidad francesa se podría contener teniendo en cuenta que los británicos permanecían neutrales. Y fue aquí donde Alemania cometió el error más grande alrededor del cambio de siglo. Alemania planificó una armada en vista a lo que llamó Weltpolitik –«política mundial»–, con lo que querían decir un imperio. Pero los barcos no eran como los británicos o los franceses, que debían navegar alrededor del mundo, defendiendo el comercio marítimo y sus posesiones, para lo que necesitaban una gran capacidad de almacenar carbón, lo que a su vez limitaba el peso que podían dedicar al blindaje. Los barcos alemanes se construyeron con una capacidad muy limitada de almacenamiento de carbón, de manera que podían dedicar el peso a un blindaje adicional. A los británicos les llevó algún tiempo darse cuenta de que en realidad los barcos alemanes estaban pensados para permanecer en aguas europeas, y que serían menos vulnerables que los británicos con un blindaje mucho más ligero. Y la intención de la armada alemana era presionar o chantajear a los británicos para que garantizaran a Alemania concesiones imperiales: unas concesiones que en primera instancia debían estar en China, pero más tarde derivaron hacia Oriente Próximo, las tierras del antiguo Imperio otomano. Los barcos alemanes, que se desplazaban hacia el mar del Norte, plantearon el mismo tipo de amenaza antes de 1914 que la fuerza aérea de Hitler antes de 1939. Esta situación, en lugar de acobardar a los británicos, provocó que estableciesen alianzas por todas partes. La alianza con Japón en 1902 alivió el peso de sus responsabilidades en el Lejano Oriente. En 1904 establecieron una semialianza con Francia, la

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Breve historia de la segunda guerra mundial»

Mira libros similares a Breve historia de la segunda guerra mundial. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Breve historia de la segunda guerra mundial»

Discusión, reseñas del libro Breve historia de la segunda guerra mundial y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.