TERRORISMO Y COMUNISMO
León Trotsky
Fundación Federico Engels
olección Clásicos del Marxismo Primera edición: junio 2005 © 2005, Fundación Federico Engels
ISBN: 84-96276-07-4
Depósito Legal: M-25235-2005 Impreso en España - Printed in Spain
Publicado y distribuido por la Fundación Federico Engels C/ Hermanos del Moral 33, bajo
28019 Madrid
Teléfono: 914 283 870 · Fax: 914 283 871
E-mail: fundacion_federico@engels.org · Web: www.engels.org
Índice
Prólogo. Un clásico del marxismo revolucionario... 7 Prefacio del Autor.............................. 21
I. La correlación de fuerzas........................ 29
II. La dictadura del proletariado.................... 37
III. La democracia.................................. 45
O democracia o guerra civil ........................ 45
El renacimiento imperialista de la democracia ......... 48
Metafísica de la democracia ........................ 53
La Asamblea Constituyente ........................ 58
IV. El terrorismo................................... 63
La libertad de prensa ................................ 73
La influencia de la guerra ............................ 79
V. La Comuna de París y la Rusia de los Sóviets....... 83
Los partidos socialistas de la Comuna
no estaban preparados ............................ 83
La Comuna de París y el terrorismo ................. 87
El Comité Central Absoluto y la Comuna ‘democrática’ .91
La Comuna democrática y la dictadura revolucionaria ... 93
El obrero parisiense de 1871.
El proletario petersburgués de 1917 ................. 99
VI. Marx y Kautsky................................ 105
VII. La clase obrera y su política sovietista............. 113
El proletariado ruso .............................. 113
Los sóviets, los sindicatos y el partido ................ 119
Política seguida con respecto al campesinado .......... 126
El Poder Soviético y los especialistas ................. 130
La política internacional del Poder Soviético .......... 134
VIII. Las cuestiones de organización del trabajo......... 141
El Poder Soviético y la industria .................... 141
Informe sobre la organización del trabajo ............. 145
El trabajo obligatorio ............................. 146
La militarización del trabajo ....................... 150
Los ejércitos del trabajo ........................... 162
El plan económico único .......................... 168
Dirección colectiva y dirección unipersonal ........... 171
Conclusión ..................................... 176
IX. Carlos Kautsky, su escuela y su libro.............. 187
Apéndices
I................................................ 197
II. Francia en la encrucijada......................... 200
III. Prefacio a la segunda edición inglesa (extractos).... 217
PRÓLOGO Un clásico del marxismo revolucionario
La primavera y el verano de 1918 fueron extraordinariamente difíciles para nosotros (...). A ratos parecía como si todo se desmoronase, como si no hubiera nada sobre lo que apoyarse. No estábamos seguros de que aquel país agotado, devastado, desesperado, tuviera bastantes fuerzas como para sostener el nuevo régimen, ni siquiera para salvar la independencia frente a cualquier invasor.
León Trotsky, Mi Vida
Mostradme otro hombre capaz de organizar en un año un ejército ejemplar y además conseguir el reconocimiento de los especialistas militares.
Palabras de Lenin citadas en las memorias de Máximo Gorki
La I Guerra Mundial, una carnicería organizada por las potencias imperialistas para repartirse el mundo, había colocado a la civilización al borde del colapso. Millones de proletarios y campesinos de toda Europa dejaron sus vidas en las trincheras para beneficio de un puñado de capitalistas, respaldados por los “democráticos” parlamentos de sus respectivos países y los no menos “democráticos” partidos de la burguesía y la socialdemocracia.
El triunfo de Octubre, producto directo de la guerra, provocó la reacción militar contra la revolución por parte de todos los imperialistas de Europa. Una santa alianza que incluía desde Alemania, a la civilizada Francia y la democrática Gran Bretaña. Todos unidos contra la revolución y sobre todo contra la amenaza de su contagio.
El proletariado ruso tuvo que soportar, después de una cruel guerra imperialista, la invasión de 21 ejércitos extranjeros que intentaron aplastar sus conquistas revolucionarias y liquidar el régimen de los Sóviets. Combatiendo directamente al joven estado obrero, o bien respaldando a las bandas de los contrarrevolucionarios blancos, los defensores de los terratenientes, de la autocracia zarista y de los comerciantes e industriales enriquecidos con el negocio de la guerra, ensangrentaron el territorio de la república soviética
Al cabo de tres años de encarnizados combates, las fuerzas de la contrarrevolución sufrieron una derrota humillante. ¿Cómo se puede explicar que un Estado obrero en un país atrasado, colapsado económicamente, con una tecnología arruinada, pudiese vencer la acción combinada de potencias militares económicas mucho más desarrolladas?
L A REVOLUCIÓN , AMENAZADA
En la primavera de 1918 una gran parte del territorio ruso estaba ocupado por fuerzas militares hostiles a la revolución. Los alemanes dominaban Polonia, Lituania, Letonia, Bielorrusia, y un buen pedazo de Rusia. Ucrania se había convertido en una colonia de Austria y Alemania gracias a la colaboración de los nacionalistas burgueses de la Rada ucraniana.
En abril, los japoneses entraron en Vladivostok y se estableció un “Gobierno Panruso” en Omsk, que al cabo de dos meses fue derrocado por un golpe que colocó al almirante Kolchak como dictador. Poco más tarde, en el verano de 1918, los cuerpos de tropa checoslovacos, compuestos por prisioneros de guerra, se sublevaron a instancia del alto mando francés y del británico. En el sur del país se atizaba la sublevación de los blancos comandados por Krásnov y en los Urales las tropas de Dutov combatían la revolución, mientras en el norte los británicos ocupaban Murmansk y Arjangelsk.
En ese momento el territorio ocupado por la República de los Sóviets estaba limitado al antiguo Principado de Moscú y las fuerzas de la contrarrevolución amenazaban Petrogrado.
Pronto, las masas de campesinos rusos comprendieron en su propia carne que los objetivos de guerra de los guardias blancos y sus generales zaristas no eran otros que reponer en el poder a los antiguos terratenientes y su régimen de servidumbre y opresión que tan bien conocían.
Durante meses la revolución se encontró al borde del abismo. Los ejércitos blancos, aprovechándose de la desorganización de los restos del antiguo Ejército, infligieron derrotas importantes a los bolcheviques: la toma de Kazan primero y posteriormente de Simbirsk fue un golpe muy duro; más tarde le llegó el turno a Nizhni-Nóvgorod, con lo que el camino a Moscú estaba despejado para las tropas blancas.
Y sin embargo la revolución se salvó.
En aquellos momentos críticos el partido bolchevique emprendió la movilización de las mejores fuerzas de la clase obrera y de los campesinos, de la juventud y de las mujeres, en la defensa militar del régimen soviético, al tiempo que organizaba una intensa campaña de agitación entre el proletariado europeo para socavar la acción de los imperialistas y dar un impulso a la revolución europea.
La construcción de un nuevo ejército revolucionario desde una base tan precaria suponía una tarea titánica; para lograrlo, los bolcheviques y Lenin en particular, confiaron este objetivo a la misma persona que había dirigido la insurrección de Octubre al frente del Comité Militar Revolucionario; esa persona era León Trotsky.
E L PAPEL DE LA VIOLENCIA EN LA HISTORIA
El marxismo nunca ha dejado de explicar que la violencia ha jugado y juega un papel fundamental en las relaciones sociales. Ninguna clase dominante se sostiene en el poder sin recurrir a la violencia y sin crear consecuentemente un aparato represivo en defensa de sus intereses de clase. La burguesía ha perfeccionado durante siglos este aparato de represión y coerción: ejército, policía, cárceles, jueces, todo esa estructura al servicio del capital, que conforma el aparato del Estado burgués y que está consagrada a perpetuar la explotación del hombre por el hombre. Lógicamente la clase dominante envuelve su posición en la supuesta defensa de la democracia y la civilización... mientras le es útil; cuando la movilización del proletariado amenaza los puntos vitales de su poder, abandona sin el menor prejuicio su careta democrática y se lanza a una política de represión y violencia extrema. España en 1936, Indonesia en 1965, Chile en 1973 o Argentina en 1976 son algunos ejemplos sobresalientes, pero la lista es interminable.