Agradecimientos
El autor y editor agradecen el permiso concedido para reproducir el material gráfico que aparece en las páginas de texto: Bibliothèque Nationale, París, 761; British Library, 75; Folger Shakespeare Library, Washington, D. C., 125; Guildhall, 499, 593, 613, 689, 973; Imperial War Museum, 931; Magdalene College, Cambridge, 259; Museum of London, 25, 135, 173, 191, 295, 317, 391, 525, 715, 795, 855, 951.
El autor y editor agradecen el permiso concedido para reproducir el material con derechos de autor: Italo Calvino, Ciudades invisibles (Secker & Warburg y Wylie Agency [UK] Ltd.); Sally Holloway, Courage High (HMSO); Mike y Trevor Phillips, Windrush: The Irresistible Rise of Multi-Racial Britain (HarperCollins); Virginia Wolf, The Diaries, ed. Anne Oliver Bell (Executors of the Estate of Virginia Wolf, The Hogarth Press y Harcourt Brace).
Guardas: Siete etapas de la evolución del antiguo Puente de Londres © Museo de Londres. Cartografía entre las páginas 24 y 25 de Mapworld.
Aunque los editores han hecho todo lo posible para contactar con los propietarios de los derechos de autor, no dudarán en rectificar cualquier error u omisión en ediciones posteriores de esta obra.
Bibliografía comentada
Londres es eterna y no tiene límites, al igual que los libros y ensayos que se le han dedicado. La Bibliography of Printed Works on London History, editada por Heather Creaton (Londres, 1994), glosa un total de 21.778 publicaciones que incluyen desde diarios sobre la historia de Londres hasta hojas de servicio de la guerra. Ningún historiador de la ciudad, por muy tenaz o ambicioso que sea, puede asimilar todo ese material. El hilo que yo he ido hilvanando a través de este laberinto se debe al entusiasmo y a la curiosidad, cualidades un poco burdas dadas las circunstancias, pero muy útiles.
En cuanto a los estudios de carácter general, recomiendo The Future of London’s Past, de M. Biddle y D. Hudson (Londres, 1977); The Stones of London, de J. V. Elsden y J. A. Howe (Londres, 1923); The Soul of London, de F. M. Ford (Londres, 1905); Street Names of the City of London, de E. Ekwall (Oxford, 1954); The Lost Language of London, de H. Bayley (Londres, 1935); London in Song, de W. Whitten (Londres, 1898); London Echoing y The London Perambulator, ambos de James Bone (Londres, 1948 y 1931); Historians of London, de S. Rubinstein (Londres, 1968); Memoirs of Extraordinary Popular Delusions, de C. Mackay (Londres, 1841); The Synfulle Citie, de E. J. Burford (Londres, 1990), y London Mystery and Mythology, de W. Kent (Londres, 1952).Téngase en cuenta que el listado no sigue un orden en particular, sea cronológico o temático, y en ese sentido actúa como una imagen de la ciudad, donde las impresiones dispares dejan su impronta. También cabe destacar The Streets of London Through The Centuries, de T. Burke (Londres, 1940); They Saw it Apeen, cuatro tomos editados por W. O. Hassall, C. R. N. Routh, T. Charles-Edwards, B. Richardson y A. Briggs (Oxford, 1956-1960); The Ghosts of London, de J. A. Brooks (Norwich, 1982); Characters of Bygone London, de W. Stewart (Londres, 1960); The Quack Doctors of Old London, de C. J. Thompson (Londres, 1928); London As It Might Have Been, de F. Barker y R. Hyde (Londres, 1982), y Queer Things About London, de C. Harper (Londres, 1923). The Geology of London and South-East England, de G. M. Davies (Londres, 1939), se asemeja a London Illustrated Geological Walks, de E. Robinson (Edimburgo, 1985); The Curiosities of London, de J. Timbs (Londres, 1855) puede también equipararse con Literary and Historical Memorials of London, de J. H. Jesse (Londres, 1847); London Rediscoveries, de W. G. Bell (Londres, 1929), y Old Customs and Ceremonies of London, de M. Brentnall (Londres, 1975).
The Londoner’s Almanac, de R. Ash (Londres, 1985), recoge datos curiosos y a veces interesantes, como por ejemplo la jerga de los taxistas en «Twenty Slang Words Used by London Taxi-Drivers»; London in The News Through Three Centuries, de W. Kent (Londres, 1954), contiene relatos sorprendentes sobre casas encantadas, profanadores de tumbas y muertes por tormentas de rayos. The Aquarian Guide to Legendary London, editado por J. M. Matthews y C. Potter (Wellingborough, 1990), es de lectura obligada para quienes estén interesados en los aspectos ocultos de la historia de Londres, mientras que London Bodies, de A. Werner (Londres, 1998), es un ejercicio fascinante de fisiología comparativa. The Building of London, de J. Schofield (Londres, 1984), ofrece percepciones muy valiosas sobre el tejido y la textura del crecimiento de la ciudad, así como The City of London, de C. H. Holden y W. G. Holford (Londres, 1947), aborda la labor de reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial. Lost London, de H. Hobhouse (Londres, 1971), es una lectura necesaria aunque patética sobre todo lo que han ido destruyendo o echando abajo las distintas generaciones de arquitectos londinenses, un libro que se complementa con The Changing Metropolis, de G. Stamp (Londres, 1984), con abundantes fotografías sorprendentes de la ciudad desaparecida u olvidada. Studies in London History, editado por A. E. J. Hollaender y W. Kellaway (Londres, 1969), es una recopilación de ensayos que tiene el mérito de gustar a cualquier londinense culto, y contiene artículos que van desde el auténtico Richard Whittington hasta el Puente de Londres prenormando. También es de incalculable valor London in Paint, editado por M. Gallinou y J. Hayes (Londres, 1996), que abarca desde los primeros óleos de Londres hasta la última hornada de lo que muy libremente se da en llamar «La escuela de Londres». Asimismo, The Image of London: Views by Travellers and Emigres 1550-1920, editado por M. Warner (Londres, 1987), recoge las impresiones de, entre otros, Whistler, Monet y Canaletto, para ofrecer una sinopsis pictórica de la ciudad. London on Film, de C. Sorensen (Londres, 1996), logra una hazaña similar con el mundo del cine. Curious London, de R. Cross (Londres, 1966), está repleto de, en fin, curiosidades, y con un suspiro ponemos fin a esta compleja selección con Where London Sleeps, de W. G. Bell (Londres, 1926).
Es imposible componer un listado de la literatura que trata de Londres, sencillamente porque ésta representa en gran medida a la literatura de Inglaterra; pocos novelistas, poetas o dramaturgos no se han conmovido con Londres. Podría mencionar a Chaucer, Shakespeare, Pope, Dryden, Johnson y otros muchos escritores que definen un mundo londinense distinto y distintivo. Esto sería materia para otro libro. Lo máximo que puedo hacer aquí es listar deudas y lealtades, especialmente con esos escritores y libros que aparecen en el transcurso de mi narración. Naturalmente, estoy muy agradecido a T. S. Eliot, Thomas More, William Blake y Charles Dickens, quienes me han ayudado a forjar mi visión de Londres; tengo una deuda especial con Thomas De Quincey, Charles Lamb, George Gissing, Arthur Machen y con el resto de peregrinos urbanos; en esta biografía me he referido especialmente a Virginia Wolf, Henry James, Aldous Huxley, Joseph Conrad, George Orwell, H. G. Wells y G. K. Chesterton; de siglos anteriores, las obras urbanas de Tobias Smollett, Daniel Defoe, Ben Jonson y Henry Fielding me han reportado eterno consuelo y gratificación. Se hacen referencias concretas a la obra de Samuel Selvon The Lonely Londoners (Londres, 1955), a la de Michael Moorcock Mother London (Londres, (1988), a la de Iain Sinclair Downriver (Londres, 1991), a la de Arthur Morrison A Child of the Jago (Londres, 1896) y la de Elizabeth Bowen