PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN
Francis Fukuyama
Es un inmenso honor para mí escribir el prólogo para la nueva edición de la obra de Samuel P. Huntington , El orden político en las sociedades en cambio. Este libro , publicado por primera vez en 1968 , fue todo un clásico de la ciencia social del siglo XX , un trabajo que tuvo una enorme influencia en el concepto de desarrollo , tanto en los medios académicos como en la política. La profusa documentación y el impresionante estudio analítico que presenta aquí Huntington sobre los países en desarrollo no sólo le valieron un gran renombre internacional , sino también su consideración como uno de los especialistas en ciencia política más importantes de su generación.
Con el fin de comprender la relevancia intelectual del libro , debemos situarlo en el contexto de las ideas que prevalecían en las décadas de 1950 y 1960. Por aquella época estaba en pleno apogeo la “teoría de la modernización” , que constituye , probablemente , el intento más ambicioso de formular en la ciencia norteamericana una teoría empírica global sobre el cambio social humano. La teoría de la modernización tiene sus orígenes en las obras de los teóricos sociales europeos de finales del siglo XIX , como Henry Maine , Émile Durkheim , Karl Marx , Ferdinand Tönnies y Max Weber. En los textos de estos autores se definían una serie de conceptos (por ejemplo , estatus / contrato; solidaridad mecánica / orgánica; Gemeinschaft/Gesellschaft [comunidad/sociedad]; autoridad carismática burocrático-racional) con los que se pretendía describir los cambios que se producen en las normas y las relaciones sociales a medida que se realiza la transición de la producción agrícola a la industrial en las sociedades humanas. Aunque se basaban fundamentalmente en las experiencias de los primeros países modernizadores como Gran Bretaña o Estados Unidos , aspiraban a formular leyes generales sobre el desarrollo social.
La teoría social europea fue víctima , tanto en sentido literal como figurado , de las dos guerras mundiales , pero las ideas que generó emigraron a Estados Unidos , donde las retomó una generación de investigadores norteamericanos tras la Segunda Guerra Mundial en lugares como el Departamento de Política Comparada de Harvard , el Centro de Estudios Internacionales del MIT o el Comité de Política Comparada del Consejo de Investigaciones de Ciencias Sociales. El departamento de Harvard , bajo la dirección del discípulo de Weber Talcott Parsons , tenía como objetivo la creación de una ciencia social unificada e interdisciplinar que englobase la economía , la sociología , la ciencia política y la antropología.
El período comprendido entre finales de la década de 1940 y comienzos de la de 1960 también coincide con la disolución de los imperios coloniales europeos y el surgimiento de lo que dio en llamarse “tercer mundo” o “países en vías de desarrollo” , nuevos estados independientes que albergaban grandes esperanzas de modernizarse y alcanzar un grado de desarrollo comparable al de las antiguas metrópolis coloniales. Algunos investigadores , como Edward Shils , Daniel Lerner , Lucian Pye , Gabriel Almond , David Apter y Walt Whitman Rostow , concebían estos procesos trascendentales como un laboratorio para la teoría social , así como una gran oportunidad de contribuir a la mejora del nivel de vida y la democratización de los sistemas políticos de los países en desarrollo.
Los teóricos de la modernización atribuían un gran valor normativo a la condición moderna y consideraban que las cosas buenas de la modernidad tendían a manifestarse conjuntamente. El desarrollo económico , las relaciones sociales cambiantes , como la urbanización y la crisis de los grupos de parentesco primarios , el nivel de formación más elevado y en capas de población más amplias , los cambios normativos que pretenden instaurar valores como el “logro” y la racionalidad , la secularización y el desarrollo de instituciones políticas democráticas eran elementos concebidos como un todo interdependiente. El desarrollo económico podía impulsar una mejor educación , que conllevaba un cambio de valores , que a su vez fomentaba la política moderna , y así sucesivamente en un círculo virtuoso.
Con este telón de fondo apareció El orden político en las sociedades en cambio, obra que cuestionaba radicalmente tales postulados. En primer lugar , Huntington sostenía que la decadencia política era , cuando menos , tan probable como el desarrollo político y que la experiencia real de los países recientemente independizados se caracterizaba por un creciente conflicto social y político. En segundo lugar , conjeturaba que los aspectos beneficiosos de la modernidad operaban con diversos fines incompatibles. En concreto , si la movilización social iba por delante del desarrollo institucional , se desencadenaría un proceso de frustración , puesto que los nuevos actores sociales no podrían participar en el sistema político. De ahí se derivaba una condición que denominaba “pretorianismo” y era la causa principal de las insurgencias , los golpes militares y el debilitamiento o desorganización de los gobiernos. El desarrollo económico y el de orden político no formaban parte de un mismo proceso homogéneo de modernización; el segundo se fundamentaba en su propia lógica independiente a medida que se creaban o adquirían una mayor complejidad determinadas instituciones , como los partidos políticos o los sistemas jurídicos.
Huntington derivaba de estas observaciones una conclusión práctica , a saber , que el orden político era beneficioso en sí y no surgía automáticamente del proceso de modernización , sino al contrario: sin orden político no era posible el desarrollo económico y social. Los diversos componentes de la modernización requerían un desarrollo secuencial. El aumento prematuro de la participación política , como sucede cuando se implanta antes de tiempo un sistema electoral , podía desestabilizar los frágiles sistemas políticos. Esta tesis sentaba las bases de una estrategia de desarrollo que daría en llamarse “transición autoritaria” , en la cual una dictadura en proceso de modernización aporta orden político , instaura un régimen de derecho y establece las condiciones necesarias para el desarrollo económico y social. Una vez introducidos estos componentes básicos , se pueden añadir otros aspectos de la modernidad , como la democracia y la participación cívica. (Un alumno de Huntington , Fareed Zakaria , publicó en 2003 el libro El futuro de la libertad, donde presenta una variante actualizada de esta misma tesis.)
La significación del libro de Huntington debe evaluarse en el contexto de la política exterior estadounidense que se desarrollaba en la época de su publicación. El año 1968 coincide con el momento crítico de la guerra de Vietnam , cuando se duplicó la fuerza militar destacada en la zona , que era de medio millón de soldados , mientras la ofensiva de Tet socavaba la confianza de la población norteamericana. Muchos teóricos de la modernización esperaban que sus trabajos académicos tuvieran implicaciones útiles para la política de Estados Unidos; el libro de Walt Rostow titulado Las etapas del crecimiento económico sirvió de guía a la nueva Agencia Estadounidense de Desarrollo Internacional , que intentaba proteger a países como Vietnam del Sur e Indonesia ante la atracción que suscitaba el comunismo. No obstante , a finales de la década de 1960 no había muchos casos de éxito que pudieran esgrimir como argumento los norteamericanos. Las estrategias rivales de construcción nacional comunistas y occidentales que prevalecían , respectivamente , en Vietnam del Norte y del Sur acabaron con la derrota de este último contendiente.