Introducción
El milenio de civilización griega que, en el ámbito cronológico de la historia antigua, se extiende desde los poemas homéricos hasta la integración de Grecia en el mundo romano fue testigo de unos logros intelectuales y artísticos sin parangón en ninguna otra etapa histórica. Su inmenso legado sigue sirviendo hoy como base para nuestra cultura. Este libro se propone presentar un estudio transversal de los elementos fundamentales de la cultura y civilización griegas antiguas, desde la época arcaica hasta la época imperial romana, dando cuenta de la unidad de pensamiento e idiosincrasia del mundo griego a lo largo de estos siglos. Estructurado en una serie acotada de diez ámbitos conceptuales distintos y complementarios a la vez, que dan fe de la riqueza cultural de lo helénico en sus diversas etapas, es necesidad centrarse con preferencia en las épocas arcaica y clásica, que es cuando se forja la identidad griega a través de la lengua, la literatura, el pensamiento, las creencias religiosas y la organización colectiva.
Estas páginas pretenden ofrecer una serie de reflexiones dirigidas a analizar la continuidad cultural de la civilización griega, dando breve cuenta de sus transformaciones, desde una perspectiva a la vez sincrónica y diacrónica. El libro se estructura, así, siguiendo diez ejes temáticos: en primer lugar se trata de definir al pueblo griego a partir de sus signos de identidad y de la oposición frente a lo no griego. Desde la formación de los primeros entes políticos en la Grecia arcaica hasta la disolución del mundo helenístico en el marco de las conquistas romanas, lo esencial del helenismo seguirá perviviendo más allá de las transformaciones históricas. A continuación, el segundo capítulo trata el espacio público y el marco familiar, que sirven también para dotar de homogeneidad a la experiencia griega con lo político, con especial énfasis en la época clásica. La ciudadanía griega y la integración del individuo en el marco colectivo, tan importantes para el concepto de sociedad posterior, a través de la educación (paideia) y la participación política en la comunidad (polis) se examinan a continuación. En cuarto lugar se trata el papel de la mujer en la civilización griega, un tema que ha suscitado un particular interés desde hace varias décadas. Especial atención se presta también, en el quinto capítulo, al fenómeno religioso en la civilización griega y a la enorme repercusión que tiene, con toda su variedad conceptual, en la sociedad helénica. La guerra y los aspectos militares se estudian en sexto lugar como uno de los resortes ideológicos más importantes y, a continuación, se expone el atletismo como alternativa pacífica del espíritu combativo y competitivo. En el punto octavo se abordan los aspectos económicos más relevantes de la civilización griega, haciendo hincapié en los viajes comerciales y en la colonización griega del Mediterráneo en época arcaica. Las dos últimas secciones contienen un panorama de la literatura y el pensamiento griegos en su evolución histórica, con especial atención a su influencia social y a su pervivencia posterior.
En definitiva, la finalidad de estas páginas, consiste en proporcionar un conocimiento crítico de una civilización antigua clave para el mundo occidental, como es la griega, resaltando su continuidad y unidad conceptual y la importancia de la recepción de su legado en nuestra tradición cultural. Se pretende así proporcionar conocimientos sobre aspectos como la formación de la sociedad griega, su marco geográfico y natural, las formas de intercambio social, político y comercial, los avances en la ciencia y filosofía, los desarrollos de la literatura y la religión griegas y, finalmente, el legado de la civilización griega a la posteridad. El lector estará en disposición de manejar los contenidos fundamentales aquí expuestos, así como de diferenciar los diferentes períodos de la civilización griega y utilizar sus textos y fuentes principales a fin de obtener interpretaciones del legado, tanto material como espiritual, que ha dejado la civilización griega a la posterioridad. Este texto está dedicado, en primer lugar, a estudiantes universitarios —en general a aquellos que tengan que trabajar con los conceptos fundamentales de la civilización griega, en estudios históricos, filológicos o filosóficos, y en particular a los que cursan la asignatura La Civilización Griega, del Grado en Geografía e Historia de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)— pero también a cualquier lector interesado en esta temática. A todos ellos, estudiantes, estudiosos o simplemente amantes de la Grecia antigua, les invitamos a adentrarse una vez más en la senda de la civilización que todavía sigue siendo imprescindible para comprender al hombre de hoy.
1. Los griegos, signos de identidad: to hellenikon
Si la civilización griega no hubiera existido, el ser humano nunca hubiera llegado a ser verdaderamente consciente.
W. H. Auden
Cabe preguntarse qué tiene la civilización griega para que, de forma unánime y con una misteriosa lealtad, el hombre occidental haya buscado desde hace siglos en ella sus raíces. Hace más de dos mil quinientos años, en las riberas del mar Egeo, se produjeron acontecimientos, pensamientos, modos de vida y obras memorables que han perdurado en la imaginación y la veneración de muchas generaciones. Algo despertó entonces en Grecia, nuevo y sin precedentes, que cambió la historia de la humanidad. Allí nacieron los primeros occidentales, que perfilaron una antigua civilización inspirada por la búsqueda de lo absoluto, siguiendo un ideal de verdad y belleza, una cultura que, en cierto modo y pese al pasar de los siglos, sigue siendo la nuestra. La civilización griega se diferencia de todas las anteriores en el proceso histórico de la edad antigua por la primacía de la parte racional sumada a las intuiciones del espíritu, y en el anhelo trascendente de perdurar gracias al intelecto. Antes, tanto la religión como la ciencia constituían el dominio de una casta sacerdotal en un sistema rígido de palacios y jerarquías: en Grecia emerge el ciudadano que toma la palabra en la asamblea y el filósofo que se atreve a preguntarse por la naturaleza de las cosas. Su huella, huelga decirlo, sigue indeleble en el imaginario colectivo de occidente.
Es un tópico ya afirmar, con el poeta Shelley, que todos somos griegos, que nuestras artes y letras, nuestra razón y nuestra ciencia tienen sus raíces en Grecia, que su espíritu sigue rigiendo desde el pasado nuestro presente. Una y otra vez buscamos las claves de nuestras vidas en el pasado griego y romano y hay que tener por cierto que cada renovación cultural, científica o artístico-literaria en la historia de la civilización occidental —en el Renacimiento, el Barroco, la Ilustración, el Romanticismo, etc.— ha sido profundamente condicionada, cuando no directamente provocada, por una relectura o reinterpretación del mundo griego clásico. Las embajadas a Bizancio y posteriormente a Estambul de los reyes europeos de la Baja Edad Media y la temprana Edad Moderna, la visión de la literatura y la filosofía griega de los humanistas italianos de Lorenzo Valla a Marsilio Ficino, la blanca Grecia de rectas y canónicas líneas de Winckelmann, las ruinas románticas de Lord Byron, los sistemas de producción de Marx, la sociología urbana de Weber, los modelos del psicoanálisis de Freud, la crisis de la modernidad en Joyce y otras innúmeras «revisitaciones» de la civilización griega han espoleado la imaginación de occidente y han permitido los avances de nuestra cultura y nuestro pensamiento en una rica y fecunda dinámica de tensión, imitación, crítica, subversión o intento de superación. Pero Grecia sigue ahí. Siempre está ahí.