Antón Losada - Constitución. La reforma inevitable

Constitución: la reforma inevitable
Monarquía, plurinacionalidad y otras batallas

Antón Losada - Javier Pérez Royo

CONSTITUCIÓN: LA REFORMA INEVITABLE
Monarquía, plurinacionalidad y otras batallas

Antón Losada - Javier Pérez Royo

Tras leer este libro, los problemas constitucionales ya no le van a parecer lejanos ni aburridos a nadie. Nos conciernen, influyen en nuestras vidas y, ahora mismo, son la causa de un gran número de nuestros problemas. Javier Pérez Royo, uno de nuestros principales constitucionalistas, y Antón Losada, uno de los más destacados politólogos de nuestro país, han unido fuerzas en Constitución: la reforma inevitable para analizar la Carta Magna de 1978. Sus conclusiones son muy duras. Aunque ha sido útil muchos años, su deterioro hace que no sirva para resolver los actuales conflictos territoriales, sociales ni de régimen político. Su legitimidad está en entredicho. O se reforma de una vez, o hay que abrir un nuevo periodo constituyente. Y reformarla es casi imposible, pero inevitable.

Los autores hacen una crítica a la historia oficial de la Transición, que de hecho fue una restauración de la Monarquía, con instituciones representativas, pero también con un perceptible déficit de legitimidad democrática. Para la derecha, la Constitución del 78 era lo máximo a donde se podía llegar. Para el resto del arco político, era solo un comienzo. Las carencias originales de legitimidad, todo lo que no se hizo porque aún no podía hacerse, jamás se han resuelto mediante reformas. Y si no se actualiza, una constitución muere.

La Monarquía aparece como la clave de la mayoría de los problemas constitucionales. Los conflictos territoriales no encuentran solución. Las garantías del sistema de libertades y de derechos sociales están amenazadas.

La discusión entre ambos autores se completa con una breve monografía de Javier Pérez Royo que resume y organiza todo lo hablado: «¿Reforma constitucional o periodo constituyente?».

ACERCA DE LOS AUTORES

Antón Losada dice ser «mariñano de A Mariña do Lugo». Y se declara xove . Nació en 1966. Es autor de los libros La política del mar (Istmo, 2001), Piratas de lo público (Deusto, 2014), Código Mariano (libros el diario.es, Roca, 2015), Los ricos vamos ganando (Deusto, 2016); ha publicado numerosos artículos académicos sobre nacionalismo, federalismo, estado del bienestar y políticas y gestión públicas. Es profesor titular de Ciencia Política de la USC, doctor europeo en Derecho y máster en Gestión Pública por la UAB. Fue secretario xeral de la vicepresidencia de la Xunta y secretario xeral de Relacións Institucionáis. Como politólogo, colabora actualmente en la Cadena SER, eldiario.es y El Periódico . Fue director general de Radiovoz y adjunto al consejero delegado de La Voz de Galicia .

Javier Pérez Royo (Sevilla, 1944) es profesor de Derecho Político desde 1966 y de Derecho Constitucional desde 1983. Con Franco no había derecho constitucional. Realizó estudios en la Universidad de Tübingen y en el Max-Planck Institut de Heidelberg, así como en la Universidad de Minnesota. Como militante del Partido Comunista fue miembro de la comisión redactora del Proyecto de Estatuto de Autonomía para Andalucía. Ha sido rector de la Universidad de Sevilla y presidente de la Conferencia de Rectores de España entre 1988 y 1992. Es traductor de los Grundrisse y de las Teorías sobre la Plusvalía de Karl Marx . Es autor de un Curso de Derecho Constitucional que va por la 16ª edición. Durante muchos años fue analista político en El País y en la Cadena Ser, con Iñaki Gabilondo. En la actualidad publica sus artículos de política en eldiario.es y Ara . Ha corrido 36 maratones con una mejor marca de 2 horas y 46 minutos.

Índice

Presentación

La Constitución en la encrucijada

A NTÓN L OSADA y J AVIER P ÉREZ R OYO

En el tiempo de tribulación que estamos atravesando, puede ser pertinente recordar que la Constitución española de 1978 es la única que ha abierto en nuestra historia un ciclo político-constitucional que no solo ha tenido, sino que continúa teniendo, una duración prolongada en el tiempo. Las otras cuatro Constituciones que dieron comienzo a los diferentes ciclos de nuestra historia constitucional, las de 1812, 1837, 1869 y 1931, todas ellas basadas en el principio de legitimidad propio del Estado constitucional, el principio de soberanía nacional o de soberanía popular, estuvieron vigentes muy pocos años. Y todas, también, fueron sustituidas bien por la negación pura y simple del Estado constitucional (con el retorno de Fernando VII en el caso de la Constitución de 1812 o con el Régimen del general Franco en el caso de la Constitución de 1931), bien por el tránsito del principio de soberanía nacional al principio monárquico-constitucional (como ocurrió con la sustitución de las Constituciones de 1837 y 1869 por las de 1845 y 1876). Durante la mayor parte, por no decir la casi totalidad, de nuestra historia constitucional el Estado realmente existente no ha descansado en un principio de legitimidad propio del Estado constitucional, sino en un principio abiertamente contrario a él. Así ocurrió con el Absolutismo de Fernando VII y con la Democracia Orgánica del general Franco, o con un principio monárquico-constitucional que, frente a la posición del rey, devaluaba la representación ciudadana mediante el derecho de sufragio.

La Constitución de 1978 es la primera que, descansando en el principio de legitimidad democrática («la soberanía nacional reside en el pueblo español del que emanan los poderes del Estado», art. 1.2 CE), ha sido capaz de proyectar la vigencia de dicho principio en el sistema político y el ordenamiento jurídico del Estado de manera indefinida. Y lo ha hecho, además, sin que se haya suspendido su vigencia ni un solo momento en parte alguna del territorio, algo que tampoco ha ocurrido en ninguno de los ciclos anteriores de nuestra historia político-constitucional, en los que el recurso a los institutos de protección excepcional o extraordinaria del Estado, estado de excepción o de sitio, han sido frecuentes.

La Constitución de 1978 ha presidido, pues, el periodo más prolongado no solamente de democracia sino de «normalidad constitucional» de toda nuestra historia, porque ha sido la única Constitución que ha conseguido que la sociedad española la aceptara, sin prácticamente ningún tipo de reserva, como Norma Jurídica. Es esa condición de «norma jurídica» de la Constitución lo que proporciona lo que bien puede llamarse normalidad al ejercicio de los derechos por los ciudadanos y al funcionamiento regular de los poderes del Estado. Esto solamente ha ocurrido en España de manera estable a partir del 29 de diciembre de 1978.

Este periodo prolongado de normalidad constitucional es el que ha permitido que la sociedad española haya ido examinándose y aprobando con mejor o peor nota, pero aprobando, la casi totalidad de las asignaturas que no había conseguido aprobar antes de 1978.

El compromiso entre Monarquía y Democracia, la compatibilidad de la institución monárquica con el principio de soberanía nacional/popular, ha sido, sin duda, la asignatura más importante de todas. La sociedad española no había conseguido hasta la fecha establecer la conexión entre ambas. El principio monárquico había sido siempre incompatible con el principio de soberanía propio del Estado constitucional, tanto con el principio de soberanía nacional en el siglo XIX como con el de soberanía popular en el XX . Esta incompatibilidad está en el origen de la ausencia de normalidad constitucional en nuestra historia, a la que antes hemos hecho referencia.