Francisco Peñarrubia
Terapia Gestalt
La vía del vacío fértil
Primera edición: 1998
Segunda edición: 2008
Segunda reimpresión: 2010
© Francisco Peñarrubia, 1998, 2008
© Alianza Editorial, S. Á. Madrid, 1998, 2008, 2009, 2010
ISBN: 978-84-206-8417-8
Depósito legal: M. 25.929-2010
A Fritz Peris, a quien no conocí.
A Claudio Naranjo, que tan profundamente me lo transmitió, además de otras muchas cosas.
A mis padres, Paco y Trini, porque los padres terrenales son la puerta a los padres del cielo.
De todos, y con orgullo, me siento hijo agradecido.
ÍNDICE
PRÓLOGO A ESTA EDICIÓN
PRÓLOGO, Claudio Naranjo
NOTAS Y AGRADECIMIENTOS
PRIMERA PARTE
LOS CONTEXTOS DE LA TERAPIA GESTALT
1. INTRODUCCIÓN
2. LOS ORÍGENES
3. OTRAS FUENTES DE LA TERAPIA GESTALT
SEGUNDA PARTE
BASES DE LA TERAPIA GESTALT
4. PRECEPTOS BÁSICOS DE LA TERAPIA GESTALT
5. LA ESCUCHA GESTÁLTICA
6. EL DARSE CUENTA
10 TERAPIA GESTALT
7. POLARIDADES
8. LA NEUROSIS EN GESTALT
9. MECANISMOS NEURÓTICOS
10. EL CICLO GESTÁLTICO
11. LA TÉCNICA GESTÁLTICA
12. EL TRABAJO CON SUEÑOS Y PSICOFANTASÍAS
TERCERA PARTE
REFLEXIONES SOBRE EL TERAPEUTA Y SU OFICIO
13. EL TERAPEUTA GESTÁLTICO
14. TRANSPARENCIA Y TRANSFERENCIA
15. ENCUADRE, DIAGNÓSTICO Y SUPERVISIÓN
16. EL GRUPO EN TERAPIA GESTALT
17. EL TRABAJO CORPORAL
18. LA ESPIRITUALIDAD. GESTALT TRANSPERSONAL
19. ARTE Y CREATIVIDAD EN LA TERAPIA
EPÍLOGO: PANORAMA HISTÓRICO DE LA TERAPIA GESTALT
APÉNDICE
1. HISTORIA SUBJETIVA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA
DE TERAPIA GESTALT
2. LAS LIMITACIONES DE LA TERAPIA GESTALT
3. DIRECTORIO DE ESCUELAS DE FORMACIÓN EN
TERAPIA GESTALT
BIBLIOGRAFÍA
PRÓLOGO A ESTA EDICIÓN
Nueve años después de su aparición, vuelvo a este libro que no ha parado de darme satisfacciones por sus periódicas reimpresiones y por los comentarios de las nuevas promociones de alumnos que siguen considerándolo un buen aliado de su formación.
A propuesta de la editorial he revisado el texto y he añadido nuevas investigaciones sobre el teatro, tema de mi interés desde que estudié la importancia histórica del director Max Reinhardt en el joven Fritz Peris, incorporando ahora la época neoyorquina y su experimentación teatral (años 50) y cultural y en la que también tuvo algo que ver el matrimonio Perls, en el sentido de participar y ser afectados.
Completar la visión histórica ha sido también mi intención al incluir un epílogo panorámico sobre el tiempo y los lugares que nutrieron el desarrollo de la terapia gestalt, además de ampliar mis reflexiones domésticas sobre la gestalt española con apuntes y recuerdos del pasado reciente de la Asociación Española de Terapia Gestalt, así como algunas cavilaciones sobre el futuro.
Desaparece el capítulo dedicado a un esquema específico de creatividad («Las cuatro caras del héroe», que pudiera ser el germen de otra publicación) por una reflexión más abarcadora sobre el arte y la terapia. Se amplía lo que antes era un simple apunte acerca de la supervisión del terapeuta gestáltico y se actualiza tanto la bibliografía como el directorio de las Escuelas formadoras en gestalt en el ámbito hispano: crece su número y su nivel de actividad, lo que sin duda refleja la vitalidad de la terapia gestalt.
Pero el crecimiento y la vitalidad son también inseparables del desgaste y, en su extremo, de la muerte. Muchas cosas han desaparecido en estos años: me viene especialmente al repasar este tiempo los amigos y colegas fallecidos, también mi padre a quien está dedicado este libro, y los ojos de mi gata que ya no mirarán buberianamente porque están enterrados bajo la primavera de un nogal.
Madrid, enero de 2008
PRÓLOGO
Conozco a Paco Peñarrubia desde hace unos quince años, ya desde mi primer taller en España, que tuvo lugar en Valencia a través de la invitación del Dr. Francisco Chelós, un psicoanalista lacaniano que por aquel entonces había fundado allá el primer instituto de psicología humanista. Fui precedido en mi visita a Valencia por el distinguido psicoanalista argentino Emilio Rodrigué, también invitado por Chelós. En aquel tiempo Rodrigué, después de una larga y prestigiosa carrera psicoanalítica, comenzaba a interesarse más en la brujería que en el psicoanálisis, y sospechaba que yo pudiese ser el verdadero Don Juan en la historia de Castaneda. Imagino que el rumor que circuló en mi primer grupo acerca de mi secreta identidad puede haber contribuido a mi éxito, porque mis-explicaciones acerca de mi relación de pura amistad con Castaneda sólo prolongaron su credibilidad.
En el taller de gestalt en Valencia fui invitado por Paco a realizar otro semejante en Madrid, y así al año siguiente dirigí un taller en El Paular, un monasterio transformado en un bello y elegante hotel, en las afueras de Madrid. Allí vine a conocer a Ignacio Martín Poyo, quien conjuntamente con el doctor Asín y con el apoyo de Paco auspiciaron mi primer programa de verano en España. Desde entonces los programas «de desarrollo profesional y personal» que continúan teniendo lugar durante los veranos en España se han tornado en el corazón de mi trabajo actual.
Cuando fui invitado a decir algunas palabras en la ceremonia de apertura del Quinto Congreso Internacional de Gestalt, en Valencia, celebré a los gestaltistas latinos (que han constituido la mayoría en los congresos internacionales hasta ahora) por su mayor cercanía al espíritu de Fritz Peris (a diferencia de los alemanes e ingleses, en cuya actividad se refleja la influencia de la contrarrevolución introducida por la asociación de la Costa Este de EE. UU., más orientada hacia Goodman que hacia Perls). Lo dicho a propósito de la gestalt latina vale específicamente para Paco, a quien generalmente se señala como el más distinguido representante de la gestalt española.
Ya cuando conocí a Paco era él persona muy querida entre los gestaltistas españoles e internacionalmente reconocido (aparte de ser el presidente de la Asociación Española de Terapia Gestalt). Hoy en día, después de los años de entrenamiento superior que ha representado su participación en mis intermitentes talleres en España, ha llegado a un grado poco común de madurez aun entre psicoterapeutas y puede decirse portador del manto entre los que encarnan aquella «Gestalt según el espíritu de Fritz» a la que me he referido en Gestalt sin fronteras1. Tiene fama ya de transmitir una gestalt genuina, que no produce técnicos sino gente arriesgada y comprometida. Tiene buena mano para convertir a sus pacientes o alumnos en buscadores, que terminan embarcándose en un camino que va más allá de solucionar sus problemas o ganarse bien su vida. Y ya existen varios institutos creados por gente que se formó con él. Les va bien, porque tienen cierto «sello». En un brindis que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Madrid con ocasión del Segundo Congreso Internacional de Gestalt, hablé de Paco como «una hormiguita» que había trabajado mucho con humildad. Hoy en día puedo agregar que, como Fritz en sus años de maestría, no ha dejado de trabajar en sí mismo.
No dudo de que este volumen logrará su cometido, pero en vista de que la gestalt no es algo que se preste a una buena transmisión escrita, espero que sirva también el libro para interesar al público español en su conocimiento de la gestalt viva.