A finales de los años sesenta el espectro del feminismo recorrió continentes encarnándose en un movimiento internacional de lesbianas y feministas, de mujeres rebeldes e insumisas a sus destinos culturales y biologicistas. Esta rebelión colectiva articuló la rabia generalizada y las iras concentradas en explosiones de esas rupturas sociales, generando una energía creativa única, contagiosa, efervescente y capaz de resignificar el mundo con las palabras, con el arte, con los propios cuerpos y con los destinos de aquellas que participaron de ese nuevo horizonte de posibilidades hecho de realidades concretas. En ese contexto de profundas reconstrucciones políticas y vitales, Adrienne Rich (1929-2012) brilló con luz propia a través de una prolífera teoría trazada en verso y en prosa.
En su revelador artículo «Apuntes para una política de la localización» (1984) para la tierra. Con esta metáfora Rich pide volver a la tierra, no con el paradigma de ser el lugar para las «mujeres», sino como un lugar situado.
Para Rich, ese lugar situado autocuestionada por la autora en una atenta búsqueda de la comprensión del lugar histórico ocupado como mujer, como judía, como lesbiana y feminista.
Desde sus identidades conjugadas, Rich interroga el mundo a partir de sí misma, sabiendo que desde su propio posicionamiento las estructuras de poder actúan conjuntamente definiendo esos lugares incluso antes del nacimiento: «Fui definida como ; o sabiendo que el lugar y tiempo donde se nace pueden cambiar drásticamente las vidas de esas identidades, siendo judía, por ejemplo, en una época en que la vida judía era institucionalmente depreciada y asesinada masivamente en Europa.
En el prólogo de Blood, Bread and Poetry (Sangre, pan y poesía) se define, por encima de todo, como poeta, puesto que la poesía es algo que la acompañó toda su vida. Nacida en 1929 en Baltimore (Estados Unidos), en el seno de una familia judía acomodada de ascendencia sefardí y askenazí —padre médico patólogo académico y madre pianista, compositora, educada en Nueva York, París y Viena—, formada en casa durante los cuatro primeros años de su vida, junto a su hermana, por su madre y a través del intenso programa educativo del padre. A los tres años ya había aprendido a leer copiando poemas de los grandes escritores y ya había oído a su padre recitar versos rimados con el nombre de su madre: Helen. Años después caería en la cuenta de que sus referencias poéticas de infancia y adolescencia fueron, fundamentalmente, las de los hombres que encuadran la cultura en un mundo todo en blanco, tal como ella misma explica en «La distancia entre el lenguaje y la violencia» a través del ejemplo del Soneto de Navidad de Allen Tate, estéticamente estudiado en la universidad como parte de un canon académico que celebra una sociedad blanca y androcéntrica, sin tener en cuenta la autoría segregacionista y simpatizante del KKK de una poesía florecida en la aristocracia de las letras sureñas.
La poesía literario en un certamen de poetas jóvenes de Yale, con un primer libro de título oracular: A Change of the World («Un cambio del mundo»).
Tras un viaje por Europa y una beca de estudios en Oxford (Inglaterra), en 1953 se casa con un profesor de Harvard y entre 1955 y 1959 tiene tres hijos. En «Ira y ternura» .
Tal como explica en «Voces desde las ondas» política, que tan solo sirva para decorar la mesa que lo secuestra.
La falta de esa permeabilidad y la imposibilidad de separar el arte de la dignidad humana y la esperanza fue la razón principal por la que, en 1997, Rich se convirtió en la única persona que ha rechazado la Medalla Nacional de las Artes de Estados Unidos. En una carta dirigida a Bill Clinton y publicada en su artículo «Por qué no acepté la Medalla Nacional de las Artes» (1997), la autora critica la falta de fondos para las artes a la vez que denuncia un sistemático deterioro social expresado en el desmantelamiento de la educación pública, la venta de la sanidad al mejor postor, el au mento de presos afroamericanos en las cárceles, la deslocalización de la industria, la culpabilización generalizada de la inmigración…
Con la poesía como herramienta de resistencia sociocultural, Rich llama a atravesar esos poros que conectan el arte con lo social, con la política, con las realidades vividas, apelando a quienes han escrito contra los silencios de su tiempo y localización, porque tal como recuerda en «Seis meditaciones en lugar de una conferencia» por parte de los poderes del Estado y académicos.
La poesía de Rich es efectiva incluso cuando se trata de prosa, porque en ella va integrada su poesía; por ello, en los artículos se leccionados en esta colección, al igual que en su vida, la poesía siempre está presente, porque es una herramienta de expresión social incontrolable, tal como ella misma apunta en «La poesía y el futuro olvidado»
Su prosa, en cambio, tiene un recorrido más corto en la vida de la autora. Rich produce ensayos que no renuncian a integrar la poesía entre sus páginas, pero su prosa emerge como la expresión de una conciencia sobrevenida después, en la mitad de su vida y sobre todo a partir del momento en que toma contacto con el movimiento feminista.
El 26 de agosto de 1970, cuando tenía cuarenta y un años, fue invitada a repartir propaganda escribe:
Toda la historia de la lucha de las mujeres por su autodeterminación ha quedado sepultada bajo el silencio una y otra vez (…). [Existe] la tendencia a recibir cada obra feminista como si surgiera de la nada; como si cada una de nosotras hubiera vivido, pensado y trabajado sin un pasado histórico y sin el contexto de un presente. Este es uno de los procedimientos
Rich llama a esta revelación «el fenómeno de la interrupción» y subraya, a pie de página, que esta conceptualización ha sido elaborada por quien será su amante y compañera durante el resto de su vida: Michelle Cliff y poeta de origen jamaicano que, en 1976, une su vida a la de Rich.
Antes de esa huelga de mujeres Rich ya había entrado en contacto con el feminismo en Nueva York, en 1969, siendo testigo de cómo iban «miles de mujeres dirigiéndose en oleadas hacia un movimiento de mujeres que la izquierda trivializó primero y denunció e intentó subvertir más tarde».
En 1974 Rich muestra su compromiso colectivo con las mujeres cuando su colección de poemas Diving into the Wreck («Sumergirse en los restos del naufragio») gana el Premio Nacional del Libro, junto a otro autor, y rehusando tomar parte en la competición patriarcal decide compartirlo y recogerlo con Alice Walker y Audre Lorde, también nominadas al premio.
Su primer libro ginocéntricas a través de distintas autorías con relación a la maternidad como potencia transformadora de las sociedades y a cómo el patriarcado se erige con el control reproductor de las mujeres.
Aunque años después Rich aclara que está mucho menos interesada en buscar las causas y los orígenes del patriarcado que en analizar cómo se extiende por el mundo
En «Madre e hijo, mujer y hombre» madre / hijo y sobre el miedo, compartido con el resto de madres feministas, a la alineación de los hijos con la masculinidad patriarcal.
En «La condición de madre y la condición de hija»
A finales de la década de los años setenta y principios de los ochen ta, Rich participa activamente del feminismo y lesbianismo radical colaborando regularmente con artículos en la revista Sinister Wisdom
En 1979 publica On Lies, Secrets, and Silences: Selected Prose 1966-1978 (Sobre mentiras, secretos y silencios. Prosa escogida 1966-1978), una recolección de escritos que habían ido viendo la luz de forma dispersa.