Cornelius Castoriadis y las significaciones imaginarias sociales
Luis Pérez Álvarez
“El alma nunca piensa sin fantasmas”
Aristóteles. Del alma.
A Lorena, Lorely, Katty y Magdalena, quienes me han reenseñado el verdadero sentido de la vida en familia.
A MANERA DE INTRODUCCIÓN. CASTORIADIS, PENSADOR DESCONOCIDO E INDOMABLE
Cornelius Castoriadis nació en Constantinopla (luego Estambul, Turquía) el 11 de marzo de 1922 y falleció en París el 27 de diciembre de 1997. Su familia huyó a Grecia poco después del nacimiento de Cornelius para evitar las secuelas de la guerra greco-turca. Creció en la ciudad de Atenas, marcada por la dictadura, la Guerra Mundial, la ocupación y la liberación. Ahí estudió Leyes, Filosofía y Economía. A los 12 años estaba ya interesado en la filosofía y el marxismo. Se unió a la Juventud Comunista Griega a los 15 años, muy pronto se opuso a ella y en seguida se incorporó al trotskismo. Desde 1945 fue un perseguido político tanto por el gobierno fascista como por el Comité Central del Partido Comunista de Grecia. Se refugió en París en 1948, donde fundó, junto con Claude Lefort, el grupo-revista Socialismo o barbarie (en el cual participaron J. F. Lyotard, J. Laplanche y E. Morin, entre otros). A decir de Morin, Castoriadis “alentó una herejía radical en el seno de la herejía trotskista”. El grupo Socialismo o barbarie se autodisolvió entre 1966 y 1967, ya que Castoriadis se negó rotundamente a ser la cabeza pensante con un séquito de ejecutantes, justo lo que había venido criticando de Stalin y el burocratismo de los movimientos sindicales.
Castoriadis fue director de Estadísticas, cuentas nacionales y estudios de crecimiento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se retiró de ese puesto en 1970. Esto le permitió conocer más a fondo las entrañas del capitalismo.
Hasta mediados de la década de los setenta, dado que era un perseguido político y aún no había adquirido la nacionalidad francesa, se vio obligado a escribir con los pseudónimos Pierre Chalieu, Paul Cardán y J. Delvraux entre otros. Fue hasta 1975 que publicó por primera vez con su nombre real La institución imaginaria de la sociedad, por muchos considerada como la piedra angular de su pensamiento.
Gradualmente, desde esa década fue incorporando en su pensamiento los aportes y avances del psicoanálisis, se hizo analizar (probablemente con un psicoanalista lacaniano) y se convirtió en psicoanalista en 1974, desarrollando práctica clínica en París.
En 1979 fue elegido director de estudios en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París. Para entonces ya estaba casado con la psicoanalista francesa Piera Aulagnier, con quien primero perteneció al cuarto grupo fundado por Lacan y luego ambos coincidieron en la crítica al movimiento psicoanalítico lacaniano. Como psicoanalista, Castoriadis retomó y reformuló algunos planteamientos del psicoanálisis (donde Ello era, Yo debe advenir; donde el Yo yace, el Ello debe devenir); introdujo, entre otros, el concepto de imaginario radical; y reflexionó sobre el proceso de la mónada psíquica hacia la socialización de la psique. Consecuente con su estilo, criticó toda ortodoxia teórica e institucional del psicoanálisis y se negó a fundar otra escuela psicoanalítica.
El pensamiento de Castoriadis no se entiende sin contextualizarlo dentro de la militancia política de la izquierda antiestalinista. El hecho de haber crecido en un entorno político totalitario constituye la potencia crítica de su legado. Su repudio del régimen soviético, el llamado a la organización de sociedades autónomas obreras y lo indomable de su pensamiento hicieron que fuera siempre difícil encasillarlo dentro de cualquier moda intelectual de sus contemporáneos (freudomarxismo, estructuralismo, posmodernismo). Fue enemigo implacable de toda burocratización y conformación de instituciones que produjeran heteronomía en vez de autonomía (individual y colectiva). Criticó feroz e irónicamente toda idea de “muerte del sujeto”, “fin de la historia”, etc. (Franco, 2003, 2007; Cabrera, 2008 y Sánchez, 2003).
La extensa obra, con más de una veintena de libros traducidos al castellano, da cuenta de un pensador incansable, aun poco conocido entre filósofos y psicoanalistas. Su amplia producción incluye trabajos sobre filosofía, historia, movimientos obreros, política, educación, psicoanálisis y pensamiento crítico..
La obra de Castoriadis, poco a poco ha ido filtrándose en el pensamiento contemporáneo de las Ciencias Sociales y el Psicoanálisis a través de conceptos como magma, creación, imaginario social, imaginario radical, significaciones imaginarias sociales, autonomía, heteronomía, instituido, instituyente, entre muchos otros. La esencia del pensamiento de Castoriadis se opone sistemáticamente al pensamiento determinista o lo que él llama el pensamiento heredado. Los conceptos de imaginario, la institución imaginaria de la sociedad, magma, están en el núcleo del pensamiento de Castoriadis, con los cuales se opuso a todo tipo de determinismo o causalismo social que pretendiera clausurar la brecha del verdadero sentido del pensamiento filosófico, que es la reflexión deliberante capaz de abonar el proyecto de autonomía individual o colectiva en medio de la heteronomía.
El propósito del presente trabajo es analizar la trayectoria de uno de estos conceptos, el de significaciones imaginarias sociales (SIS), que atraviesa prácticamente todo su pensamiento y que sirve para mostrar la riqueza del pensamiento de uno de los hombres más lúcidos del siglo XX, con fuertes ecos en el presente siglo en temas tan variados y actuales de filosofía, religión, historia, economía, política, educación, psicoanálisis, ecología, globalización, impacto de las nuevas tecnologías y muchos otros.
TRAS LAS HUELLAS DE LAS SIGNIFICACIONES IMAGINARIAS SOCIALES
Un análisis de las significaciones imaginarias sociales apegado a cierta cronología en el pensamiento de Castoriadis lleva a encontrar un hilo conductor en los trabajos que van de 1975 a 1996, aparecidos en diferentes obras traducidas a varios idiomas, entre ellos al castellano. Hemos elegido una secuencia hasta cierto punto arbitraria para mostrar la fuerza de uno de los conceptos más centrales de Castoriadis.
Iniciamos nuestro recorrido con “La institución y lo imaginario: primera aproximación”, seguido de “Las significaciones imaginarias sociales”, ambos de 1975 (contenidos en La institución imaginaria de la sociedad). Luego pasamos a “Las significaciones imaginarias”, de 1981 (en Una sociedad a la deriva); de ahí a “Lo imaginario: la creación en el dominio histórico social”, también de 1981 (en Los dominios del hombre). Esto nos lleva a “Imaginación, imaginario, reflexión”, texto de 1988 (en Hecho y por hacer); luego a “La crisis del proceso de identificación”, de 1989 (en El ascenso de la insignificancia); y por último “Imaginario e imaginación en la encrucijada”, de 1996 (en Figuras de lo pensable).
Varios de estos trabajos fueron en realidad conferencias y entrevistas realizados en diferentes eventos, luego recogidos y publicados en libros en años posteriores. Para el propósito de este trabajo, me propongo un análisis en esta secuencia, con el riesgo de entrecortar un sistema de pensamiento por no ser las únicas referencias donde el autor trabajó en el concepto sobre el que quiero centrarme: las significaciones imaginarias sociales (SIS).