Siglo XXI / Serie Ciencias sociales
Luis Enrique Alonso y Carlos J. Fernández Rodríguez
Poder y sacrificio
Los nuevos discursos de la empresa
La crisis financiera de 2008 ha supuesto un auténtico terremoto en las instituciones económicas y las estructuras sociales contemporáneas. Desde entonces, el capitalismo ha mudado su piel para no ser reconocido. Sus acciones impunes han acentuado la desigualdad social justificando las nuevas medidas económicas y su asimilación a través de discursos que defienden el individualismo, la competencia generalizada, la austeridad, la hegemonía de lo privado y la financiarización. De este modo, los poderes mercantiles han conseguido cuestionar los cimientos de la democracia y han ajustado todas las instituciones políticas a sus propios intereses.
En Poder y sacrificio, Luis Enrique Alonso y Carlos J. Fernández Rodríguez revisan y desenmascaran los discursos sociales presentes en el imaginario empresarial y económico actual que, disfrazados de neutralidad y necesidad, cumplen una misión ideológica fundamental para el neoliberalismo: diluir la ciudadanía y desmantelar el Estado de bienestar construidos a lo largo del último siglo.
«Este libro contiene la mejor sociología que se hace en España y es esencial para comprender cuál es el “sentido común”, el Zeitgeist, de nuestro tiempo.» ESTEBAN HERNÁNDEZ
«Luis Enrique Alonso y Carlos J. Fernández han realizado un diagnóstico implacable de uno de los principales focos contemporáneos de consenso y hegemonía: el management y las prácticas gerenciales. Poder y sacrificio disecciona esos discursos que, procedentes del mundo del trabajo, colonizan cada vez más nuestras vidas, desde las relaciones familiares a la esfera pública. Una obra urgente e imprescindible.» CÉSAR RENDUELES
Luis Enrique Alonso, catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid, está especializado en sociología económica y del consumo, así como en temas de investigación cualitativa. Entre sus libros destacan La mirada cualitativa en sociología (1988), Trabajo y ciudadanía (1999), Trabajo y posmodernidad (2001) y, en Siglo XXI de España, Las relaciones laborales en España (Faustino Miguélez y Carlos Prieto [coords.], 1995) y La era del consumo (2005).
Carlos J. Fernández Rodríguez, profesor de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid, está especializado en sociología del trabajo y de las organizaciones. Entre su obra destacan El discurso del management: tiempo y narración (2007) y Vigilar y organizar: una introducción a los Critical Management Studies (ed., 2007).
Ambos son editores de La financiarización de las relaciones salariales: una perspectiva internacional (2012) y autores de Los discursos del presente . Un análisis de los imaginarios sociales contemporáneos (2013), título publicado en Siglo XXI de España.
Diseño de portada
RAG
Motivo de cubierta
ARTSENAL
Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes sin la preceptiva autorización reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.
Nota editorial:
Para la correcta visualización de este ebook se recomienda no cambiar la tipografía original.
Nota a la edición digital:
Es posible que, por la propia naturaleza de la red, algunos de los vínculos a páginas web contenidos en el libro ya no sean accesibles en el momento de su consulta. No obstante, se mantienen las referencias por fidelidad a la edición original.
© Luis Enrique Alonso y Carlos J. Fernández Rodríguez, 2018
© Siglo XXI de España Editores, S. A., 2018
Sector Foresta, 1
28760 Tres Cantos
Madrid - España
Tel.: 918 061 996
Fax: 918 044 028
www.sigloxxieditores.com
ISBN: 978-84-323-1907-5
INTRODUCCIÓN
Hacia una lectura crítica de los discursos gerenciales contemporáneos
«La sociología pone al descubierto la self-deception, el autoengaño colectivamente mantenido y alentado que, en cualquier sociedad, sustenta los valores más sagrados y, con ello, toda la existencia social. Enseña, como decía Marcel Mauss, que la sociedad se engaña a sí misma con sus propios sueños.» Es decir, que esta ciencia iconoclasta de las sociedades ya viejas puede contribuir al menos a que nos volvamos, por poco que sea, dueños y señores de la naturaleza social haciendo progresar el conocimiento y la conciencia de los mecanismos que originan todas las formas de fetichismo.
Bourdieu (2002: 35)
La crisis financiera que estalló en 2008 ha supuesto un auténtico terremoto en las instituciones económicas y las estructuras sociales contemporáneas. Utilizando la brillante metáfora de Xosé Carlos Arias y Antón Costas (2016), el capitalismo ha experimentado un nuevo cambio de piel y su naturaleza mutante ha profundizado sus tendencias (hacia la desigualdad en todas sus dimensiones), ha reforzado sus discursos (el individualismo, la competencia generalizada, la austeridad, la hegemonía de lo privado, la financiarización, etc.) y ha rearmado su moral a base de ajustar el concepto mismo de la democracia y del diseño de las instituciones de gobierno a las demandas de los principales poderes mercantiles. Las nuevas narrativas económicas han supuesto un auténtico desplazamiento psicológico (Holland, 2017) de las convenciones y sesgos cognitivos que constituyen lo que se considera no solo norma, sino legítimo como práctica de gestión empresarial, y a su vez, esas prácticas han modificado por activa o por pasiva el ámbito de los derechos en todo su espectro y el estatuto mismo de la ciudadanía moderna. Los discursos ideológicos de la crisis y las maneras de superarla son conjuntos de enunciados articulados y difundidos por sujetos sociales en conflicto y controversia que crean la realidad social interpretativa en la que se desenvuelven nuestras prácticas cotidianas (Ricoeur, 2003). El objetivo de las páginas que siguen es interpretar estas interpretaciones desde nuestra posición de sujeto (Ortí, 2014), y una de las cosas que más nos ha sorprendido en nuestro análisis ha sido observar cómo los discursos mercantiles dominantes, que han reclamado permanentemente su neutralidad, naturalidad y necesidad cumplen una misión ideológica fundamental, esto es, designan lo que es (por lo tanto ocultan otra gran parte de la realidad social), a partir de una semantización de juicios de valor y a prioris interesados que nada tienen de objetivo ni natural. Los discursos del poder no son descriptivos, sino prescriptivos; de hecho cuanto más poder tiene el sujeto enunciador, más fácil le resulta convertir lo preceptivo en descriptivo.
En nuestro anterior trabajo , Los discursos del presente, habíamos tratado de abordar el análisis de algunos de los discursos fundamentales del imaginario social contemporáneo con el objetivo de dar cuenta de las ideas que, de alguna manera, estaban inspirando los procesos y derivas más recientes del capitalismo actual, un capitalismo desbocado, desencadenado que no parece encontrar límites (ni ecológicos, ni sociales, ni morales) en su búsqueda desenfrenada de beneficio. En ese sentido, construimos un texto en el que, además de la crítica a un cierto impresionismo sociológico que minimizaba las potentes herramientas con las que cuenta la Sociología para interpretar y tratar de explicar los procesos y estructuras sociales en las que nos insertamos, tratábamos de desbrozar algunas de las principales construcciones discursivas que proporcionaban el sentido de las prácticas dominantes: así, gestionar e innovar, pero también precarizar, se asumían como los códigos de violencia simbólica que enmarcaban las lógicas de acción presentes en el imaginario contemporáneo, y que era imprescindible descifrar para comprender mejor la nueva (des)regulación neoliberal y la emergencia de nuevas subjetividades. Sin embargo, tras la conclusión de aquel texto, sentimos la necesidad de profundizar en algunos elementos esbozados en la primera parte del libro, referida a los discursos gerenciales, particularmente cuando durante los últimos años la violencia simbólica de estos discursos se ha ejercido de una forma si cabe más agresiva, por cuanto han servido de justificación necesaria a todo un proceso de acumulación por desposesión (Harvey, 2007) que es el que ha caracterizado, particularmente, al sistema capitalista de las últimas décadas.
Página siguiente