Tabla de contenido
N OSOTROS
Y LOS OTROS
LAS REPRESENTACIONES DE LA NACIÓN
Y SUS HABITANTES
C OLOMBIA , 1880-1910
A MADA C AROLINA
P ÉREZ B ENAVIDES
R ESERVADOS TODOS LOS DERECHOS
© P ONTIFICIA U NIVERSIDAD J AVERIANA
© A MADA C AROLINA P ÉREZ B ENAVIDES
B OGOTÁ , D.C.
JULIO DEL 2015
ISBN: - - -XXX-X
N ÚMERO DE EJEMPLARES : 300
I MPRESO HECHO EN C OLOMBIA
P RINTED AND MADE IN C OLOMBIA
E DITORIAL P ONTIFICIA U NIVERSIDAD J AVERIANA
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B OGOTÁ , D . C.
C ORRECCIÓN DE ESTILO :
L ORENA I GLECIAS
D ISEÑO DE COLECCIÓN
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T ANGRAMAGRAFICA . COM
I MAGEN DE CUBIERTA
D ESARROLLO E P UB :
L ÁPIZ B LANCO S.A.S
P ROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTE MATERIAL , SIN LA AUTORIZACIÓN POR ESCRITO DE LA P ONTIFICIA U NIVERSIDAD J AVERIANA .
A mis padres, Fabio y Amada Raquel;
a mis hermanos, Fabio Andrés y Felipe;
a mis hijos, Nicolás y Lucía
A GRADECIMIENTOS
Cuando se hace una tesis doctoral, y en especial una como la que se presenta en este libro, que ha implicado ya varios años de investigación y escritura, la lista de agradecimientos es larga, porque tiene que ver con las personas con las que compartimos la vida, con quienes andamos nuestros caminos. En definitiva, cuando vuelvo a mirar lo que escribí y lo que dejé sin decir pienso que el resultado es producto de un trabajo colectivo del que he construido una aproximación personal, pero que ha sido tejido por múltiples diálogos y relaciones.
Este trabajo no hubiera sido posible sin el amor y el apoyo incondicional de mi familia, de mis padres, Fabio y Amada Raquel; de mis hermanos, Fabio Andrés y Felipe y, por supuesto, de mis hijos, Nicolás y Lucía, que han crecido en medio de mis días de investigación y me han acompañado con su luz en los viajes de estudio y en mis largas jornadas de escritura; a todos ellos mi gratitud inmensa y mi amor sin medida, han sido para mí motivo de orgullo, de admiración y de alegría. También debo un agradecimiento especial a Miguel Ángel Urrego, quien me acompañó durante buena parte del doctorado y leyó los borradores de algunos capítulos; su presencia, así como sus observaciones y críticas permitieron consolidar mi perspectiva académica y de vida.
En estos años he contado con la colaboración de dos excelentes historiadoras y amigas del alma que me apoyaron en la investigación de archivo, en la sistematización de buena parte de la información y en la revisión detallada de cada uno de los capítulos: Ana María Noguera Díaz Granados y María Camila Díaz Casas; sin su trabajo, su rigurosidad, sus inteligentes observaciones y, especialmente, sin su generosidad, solidaridad y amistad, el escrito que aquí se presenta no hubiera sido posible. Buena parte de esta investigación la escribí con la compañía de Ana; sus palabras de aliento y su presencia hicieron que no desfalleciera en medio del camino. Judith Andrea Forero, Mario Andrés Mejía, Ana María Torres y Raúl Motta también me apoyaron en la investigación al principio y al final de este proceso; sus juiciosos aportes permitieron darle forma definitiva a este texto. Agradezco igualmente al geógrafo Camilo Andrés Correa Ayram, quien me ayudó en la elaboración de los mapas que acompañan este libro.
Tengo una enorme gratitud con mis compañeros de generación del doctorado en el Colmex, con quienes viví este exigente proceso de estudio, las largas jornadas en la biblioteca y los espacios de debate y conversación que hicieron de esos años un tiempo inolvidable. Particularmente agradezco las contribuciones que han hecho a este trabajo, a través de sus observaciones y sugerencias, y de su calidez, a Óscar Calvo, José David Cortés, Gabriela Díaz, Diana Méndez, Alexander Montoya, Elda Moreno e Inés Yujnovsky. También hicieron parte de este proceso algunos amigos colombianos con los que compartí la experiencia mexicana; especialmente agradezco la hospitalidad y compañía de Juan Guillermo Ferro y de Mariana Serrano.
Igualmente agradezco a mis amigos y amigas, de las tierras cercanas y lejanas, por la ternura, la paciencia y la camaradería con que me han acompañado en estos años, aunque no puedo nombrarlos a todos aquí, saben bien que están presentes en mi andar; Tatiana Duplat, Claudia Natalia Rincón, Liliana Cortés, Héctor Salinas, Sandra Jerez y Marta Villegas han sido siempre una inspiración en mis búsquedas. Un agradecimiento especial a mis queridos amigos Germán Alonso Ramírez y Liliana Martínez por su cercanía, por las generosas revisiones que hicieron de las diferentes versiones de este escrito y por las innumerables charlas que tuvimos alrededor de la tesis; sus preguntas, sus reflexiones y su humor ayudaron a darle sentido a este proyecto.
Mis colegas del Departamento de Historia de la Pontificia Universidad Javeriana, los miembros de las divisiones de curaduría y de educación del Museo Nacional de Colombia y quienes hacen parte del grupo de investigación Prácticas culturales, imaginarios y representaciones y de El Colectivo, revisaron y escucharon en diferentes ocasiones mis avances de investigación y me hicieron acertadas críticas y sugerencias que han enriquecido este texto, particularmente agradezco a Julio Arias, Ángela Bacca, Jaime Borja, Silvia Cogollos, Yobenj Chicangana, Óscar Guarín, Max S. Hering, Abel López, William López, Cristina Lleras, Alexandra Martínez, Francisco Ortega, Álvaro Oviedo, Stefan Pohl-Valero, Margarita Reyes, Paula Ronderos, Rigoberto Rueda, Catalina Ruiz, Ángela Santamaría, Sebastián Vargas, Paolo Vignolo y Maite Yie por sus aportes, su generosidad y su cercanía, muchos de ellos son ahora, más que mis colegas, mis amigos del alma. Debo además un reconocimiento a Luis Alfonso Castellanos S.J. y a Germán Mejía, decanos de la Facultad de Ciencias Sociales y a Óscar Saldarriaga y Rafael Díaz, directores del Departamento de Historia en los últimos años, quienes me permitieron algunos espacios para la investigación en medio de la exigencia que implica el trabajo en la Universidad.
Los encargados del Centro de Documentación del Museo Nacional de Colombia, Lucía Reyes y Antonio Ochoa, me orientaron amablemente en la revisión documental, y los funcionarios de la Biblioteca Nacional y de la biblioteca de la Universidad Javeriana me facilitaron la búsqueda de la información, a ellos mi reconocimiento. Agradezco también el apoyo que recibí de las diferentes instancias académicas y administrativas del Colmex; la beca para la realización de los estudios doctorales que me otorgó dicha institución fue fundamental para poder adelantar tanto los cursos como el trabajo de archivo de los años siguientes.
Los jurados que participaron en el primer y en el segundo seminario de doctorado fueron unos excelentes lectores; sus juiciosas críticas, sus sugerencias bibliográficas y sus aportes teóricos y metodológicos fueron invaluables y permitieron consolidar la perspectiva analítica e historiográfica de este libro. Mi gratitud a Saurabh Dube, Romana Falcón, Aimer Granados, Juan Pedro Viqueira, Guillermo Zermeño y muy especialmente a Luis Gerardo Morales, Marco Palacios y Tomás Pérez-Vejo. Por último, tengo una enorme gratitud con mi directora de tesis, Solange Alberro; las preguntas iniciales de esta investigación surgieron en su curso de doctorado sobre marginales y marginalismos; el constante interés que ha tenido por el problema de estudio de este trabajo, sus lecturas detalladas, sus iluminadoras observaciones y sus sugerentes análisis, así como su paciencia y su generoso apoyo han sido fundamentales para la culminación de este proceso. A ella mi admiración como mujer y como historiadora.