GIANFRANCO PASQUINO es profesor de ciencia política en la Universidad de Bolonia. Ha sido director de la revista Il Mulino y la Rivista Italiana di Scienza Politica. Es autor de La transizione a parole (2000), Il sistema politico italiano (2002), Maestri della scienza politica (2004), Sistemi politici comparati (2007) y La democracia exigente (FCE, 1999).
SECCIÓN DE OBRAS DE POLÍTICA Y DERECHO
NUEVO CURSO DE CIENCIA POLÍTICA
Traducción de
CLARA FERRI
GIANFRANCO PASQUINO
Nuevo curso
de ciencia política
Primera edición en italiano, 1997
Cuarta edición en italiano, 2010
Primera edición en español, 2011
Primera reimpresión, 2014
Primera edición electrónica, 2014
Diseño de portada: Teresa Guzmán Romero
D. R. © 2004, Società editrice Il Mulino, Bolonia
Strada Maggioere 37, 40125 Bolonia, Italia
Título original: Nuovo corso di scienza politica
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ISBN 978-607-16-2362-1 (ePub)
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SUMARIO
PREFACIO
Un texto universitario básico tiene la tarea de ofrecer a los lectores la máxima información posible de la manera más sencilla, clara y sintética. Debe transmitir un sentido de orientación y de solidez. Por lo tanto, debe ser estructurado según criterios tradicionales, sin perseguir a toda costa una originalidad que correría el riesgo de alterar las modalidades con las que una disciplina, en este caso la ciencia política, ha nacido, crecido y cambiado. En otras palabras, las temáticas que debe hacer propias quien se acerca a la ciencia política son casi obligadas, las clásicas en torno a las cuales se ha construido, con el paso del tiempo, el discurso politológico. Lo que cuenta es la manera en que este discurso es conducido, cuáles temas debe incluir y cuáles es mejor que excluya. Por tal razón, consideré que la metodología de la investigación politológica merecía ser enfrentada en un capítulo aparte, no técnico sino dirigido a evidenciar sus aspectos relevantes y específicos. De todos modos, resultará claro que a lo largo de este Nuevo curso de ciencia política se desenvuelve y corre un hilo metodológico; es el hilo de la comparación.
Hacer ciencia a menudo sólo es posible a través de una comparación tanto explícita como, más comúnmente, implícita. Por muchas razones, hacer ciencia política requiere que se posea y se emplee una perspectiva comparada, gracias a la cual se vuelve posible evaluar la relevancia de los datos y la plausibilidad de las explicaciones. Todos los capítulos de este libro, entonces, se proponen ser satisfactoriamente comparativos, amén de —como es obvio— adecuadamente informativos. Sin embargo, informar no significa privarse de la posibilidad de expresar evaluaciones y juicios, siempre y cuando esté claro cuándo termina la información y cuándo empieza la evaluación.
No procedí muy a menudo a realizar evaluaciones explícitas, pero tampoco logré resistir siempre, ni quise hacerlo, la tentación de hacer hincapié en mis disensos argumentados con respecto a los mucho menos argumentados lugares comunes —que son muchos— que abarrotan análisis políticos diversa y ampliamente difundidos en Italia. Por otro lado, la comparación antes mencionada, aunque implícita, tiene precisamente el mérito de dirigir la atención más allá de los estrechos aunque cómodos confines de la política hecha, discutida y estudiada en casa propia. Naturalmente, quien busca informaciones y análisis sobre la política italiana necesita un curso especializado y lecturas meditadas y específicas. Sin tomar en consideración ni siquiera por un instante las tesis de la anomalía italiana, de vez en vez positiva o negativa, subrayé debidamente, como verán los lectores, las anomalías realmente flagrantes. Por lo demás, es a partir de la comparación implícita/explícita, de la comprensión de cómo funcionan determinadas estructuras políticas, de cómo se desarrollan determinados procesos políticos, de cómo y con qué consecuencias se ejerce la participación política de los ciudadanos de otros países, que se podrán argüir evaluaciones también para captar, apreciándolas o lamentándolas, las diversidades del sistema político italiano.
La ciencia política es una disciplina consolidada, caracterizada por una larga historia y por un futuro previsiblemente igual de largo. Conocer las modalidades con las que funcionan y se transforman los sistemas políticos sirve para volverse buenos ciudadanos, lo cual no significa sin duda ciudadanos obsecuentes al poder, sino ciudadanos que tengan interés por la política, capacidad de adquirir y seleccionar las informaciones que necesitan, y de utilizar instrumentos de participación activa para controlar a sus elegidos a todos los niveles y, en su caso, para cambiarlos. Estudiar la ciencia política puede ser una hazaña estimulante e incluso sugerente. Si este Nuevo curso de ciencia política, amén de proporcionar las informaciones necesarias para entender la política, lograse también transmitir el encanto de esta aventura intelectual, seguramente habrá alcanzado sus ambiciosos objetivos.
G. P.
Bolonia, abril de 2004
I. NATURALEZA Y EVOLUCIÓN
DE LA CIENCIA POLÍTICA
Política es, desde tiempos inmemoriales, la actividad que los hombres y, más recientemente, las mujeres desarrollan para mantener junto un grupo, protegerlo, organizarlo y ampliarlo, para escoger quién toma las decisiones y cómo, para distribuir recursos, prestigio, fama, valores. Ciencia política es el estudio de esta actividad con método científico, es decir de manera de formular generalizaciones y teorías y de permitir su verificación y su falsación.
EL ESTUDIO CIENTÍFICO DE LA POLÍTICA
Delinear la evolución de una disciplina como la ciencia política es una operación difícil y compleja por dos tipos de razones.
En primer lugar, porque su historia y la historia de quienes la practican se entrelazan irremediable y fecundamente con las de otras disciplinas, como la filosofía política, la historia de las doctrinas y del pensamiento político, el derecho constitucional y, más recientemente, la sociología, sobre todo, como es obvio, la sociología política. No es casual, entonces, que no exista una verdadera historia de la ciencia política, a pesar de algunos intentos más o menos meritorios (Easton, 1953; Blum, 1965; Mackenzie, 1967; Stretton, 1969; Ricci, 1984). Incluso se podría sostener que, tanto por su desarrollo cronológico más de dos veces milenario, como por las diversas actitudes que exige, se ha vuelto imposible una historia exhaustiva de la ciencia política, ya que va más allá de las capacidades de cualquier estudioso. Sin embargo, quien quiera ahondar en el tema encontrará algunas contribuciones, aunque muy diversas entre sí, en Sola, 1996a y 2005, y Almond, 1996 y, con particular referencia a la producción italiana, en Graziano, 1986, y en Morlino, 1989, con mucho material que podrá resultarle útil y relevante.
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