Juan Sisinio Pérez Garzón
Trabaja desde 2001 como catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Castilla-La Mancha. Anteriormente fue científico titular en el CSIC y profesor de Historia en la Universidad Complutense. Especializado en historia social, estudios sobre los nacionalismos y en historiografía, de sus publicaciones más recientes cabe destacar: Las revoluciones liberales del siglo XIX: industrialización capitalista, luchas sociopolíticas y modernización cultural (2017); Contra el poder. Conflictos y movimientos sociales en la Historia de España (2015); con Eduardo Manzano, Memoria histórica (2010); y con otros autores: Experiencias republicanas en la historia de España (2015) y Los bombardeos de Barcelona (2014). Considera que trabajar en la enseñanza es un privilegio social. De esta faceta de su currículum destaca la dirección de importantes tesis doctorales y numerosos trabajos de máster y tesinas.
Juan Sisinio Pérez Garzón
Historia del feminismo
COLECCIÓN RELECTURAS
PRIMERA EDICIÓN: 2011
SEGUNDA EDICIÓN: 2012
TERCERA EDICIÓN ACTUALIZADA: 2018
DISEÑO DE cubiertA: carlos del giudice
© Juan Sisinio Pérez Garzón, 2018
© Del Prólogo, Amelia Valcárcel
© Los libros de la Catarata, 2018
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Historia del feminismo
E-ISBN: 978-84-9097-577-0
ISBN: 978-84-9097-445-2
DEPÓSITO LEGAL:
IBIC: HBT/JFFK
Este libro ha sido editado para ser distribuido. La intención de los editores es que sea utilizado lo más ampliamente posible, que sean adquiridos originales para permitir la edición de otros nuevos y que, de reproducir partes, se haga constar el título y la autoría.
A Concha Vázquez, Charo Tapia y Concha Barranco, de cuyas luchas he aprendido tanto, y a Martina y Judith, que son el futuro.
Prólogo
El feminismo es un hijo no querido de la Ilustración. Se presenta en las sociedades que lo han asumido y de él nos son conocidas sus agendas, sus etapas y sus ideas impulsoras. Ha tenido, por el momento, tres grandes olas: feminismo ilustrado, feminismo sufragista y feminismo contemporáneo.
La primera de ellas se produce, por elegir como hitos obras inapelables, desde la publicación de De l’egalité des deux sexes por Poulain de la Barre en 1673 hasta la salida a la luz de la Vindicación de los derechos de la mujer , de Mary Wollstonecraft, en 1792. Son casi 120 años de polémicas, debates y argumentaciones que consiguen algo asombroso: desnaturalizar un tema sobre el cual nunca se había realizado esa distancia. Se entiende esto mejor si lo comparamos con un cuadro. Y voy a elegir uno extraordinario y bien conocido, Las meninas . Ninguno de sus personajes podría verlo. Tendrían que salir de él… Para contemplar a fondo una realidad hace falta una cierta distancia, la distancia crítica, que pocas veces se produce con éxito. Pues este fue el gran triunfo de las ideas ilustradas: permitieron el paso afuera que asegura la distancia crítica. Y el feminismo aprovechó ese paso a fondo. Tras el feminismo ilustrado nada volvió a ser “natural”, como siempre se había considerado, en el muy diferente destino de varones y mujeres. Fue un movimiento de enorme trascendencia y todavía poco reconocido, que conviene iluminar. De lo que para las personas ilustradas únicamente fueron debates surgió el mundo que habitamos.
Tras él, el feminismo sufragista cumplió la agenda más fuerte y decisiva, puesto que consiguió los derechos educativos, los derechos políticos y buena parte de los derechos civiles de las mujeres. Sin el cumplimiento de esa agenda y el esfuerzo de cien años del sufragismo, el mundo no tendría el aspecto que hoy le conocemos. El sufragismo ganó la mayor parte de los pilares en que las libertades compartidas se entienden en nuestro entorno. Es, además, el mayor éxito y la mayor innovación política habida en nuestras sociedades.
Ahora vivimos otro tiempo. El feminismo contemporáneo, que me gustaría llamar global si no fuera porque bastantes sociedades del planeta no lo ejercen, tiene ante sí una tarea distinta: llevar a todos los rincones del mundo la igualdad entre los sexos, acabar con las más evidentes lacras… y conseguir la paridad en todos los niveles de la acción. Si el sufragismo ha sido el más fuerte y exitoso, el feminismo ilustrado y el actual son los que afrontan tareas más complicadas y profundas. Uno, el ilustrado, porque tuvo que realizar un inmenso cambio de perspectiva. Otro, el contemporáneo, porque ha de ganar objetivos que no son todavía “de sentido común”.
Porque el feminismo contemporáneo no solo tiene en cuenta el marco global de su agenda, ni tampoco que esa agenda está abierta por páginas muy distintas en los diferentes lugares de la Tierra. No. Debe ganar la paridad. Debe terminar con la discriminación de elites y con los graves pro blemas irresueltos del empleo y la violencia, con raíces pro fundas que se niegan a desanidarse.
Porque, en fin, debe destruir el espejismo, tan bien compartido, de que esto que tenemos es la igualdad, la tan respetada y respetable igualdad. El atacar este espejismo no está resultando fácil. Sobran prejuicios. Cuando se señala el horizonte o los fallos del presente, algunas gentes prefieren creer que el trabajo ya se ha finalizado. Que no hay nada pendiente. Que la igualdad es esto.
De ahí que J. Sisinio Pérez Garzón quiera hacer su parte mostrando con la ciencia de la historia el devenir y los pasos por los que se ha llegado al momento actual. El suyo es un libro de estudio en el que se vuelve sobre lo ocurrido y se explican con cierta minuciosidad las etapas que ya se han cubierto. Se traen también a la memoria figuras del pasado que sirvan como recordatorio o como emblema de que incluso en el mundo antiguo algunas mujeres lograron asegurarse un lugar que el canon actual, cicatero, les hurta. Pero que, sobre todo, es un libro que indica que los tiempos actuales lo son de las grandes cifras y los grandes retos.
Las cifras porque son globales. Y aún cantan el terrible destino que nacer mujer puede suponer según en qué parte del planeta eso ocurra. Y los retos porque no son tan evidentes como la educación o el voto llegaron a ser. Tras las grandes conquistas en derechos civiles y autonomía individual queda pendiente que la democracia sea justa con el talento de las mujeres. Y que la sociedad vigile y mire por el cumplimiento de su derecho a encontrar un trabajo digno y vivir una vida libre de violencia.
Como pocas cosas son más prácticas que una buena teoría, este libro puede ayudar bastante a facilitar la puesta en común de ideas necesarias para alcanzar ambos objetivos. De modo que doy las gracias a su autor por este buen trabajo. Y por su amistad para con esta causa.
Amelia Valcárcel
Catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED
Introducción
La democracia es un invento muy reciente en la historia de la humanidad. En los largos siglos de historia, las sociedades han estado sometidas a poderes arbitrarios y despóticos, sostenidos por la fuerza, en casi todos los casos con métodos violentos y siempre con los varones como exclusivos usufructuarios de esos poderes. Solo desde las revoluciones liberales se implantaron formas de organización política basadas en la libertad de todas las personas y en una primera propuesta de igualdad que al principio no abarcó a todo el mundo. Se desarrollaron primero en la Inglaterra del siglo XVII, luego, durante la segunda mitad del siglo XVIII, en los Estados Unidos y en Francia, para expandirse durante el siglo XIX a otros países occidentales, entre los que España fue de los primeros.
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