SINOPSIS
El libro pertenece a la pluma de Serguéi Shtemenko, que sirvió en el Estado Mayor Central casi tres decenios y el cual conoció perfectamente como trabajó en los duros años de la guerra este organismo central de dirección de las operaciones del Ejército y de la Marina de Guerra. El autor estaba perfectamente enterado de cuanto se proponía narrar al lector, circunstancia que contribuyó mucho al gran interés despertado por este libro. Las memorias de Shtemenko fueron escritas en tono sereno y convincente, sin propender a lo sensacional ni a una emoción excesiva, sin tendenciosidad alguna en la selección de los documentos.
El libro narra las historias del Estado Mayor Central hábilmente. Se nota como el Cuartel General del Alto Mando [Supremo] y el Estado Mayor Central, su órgano de trabajo, mantuvieron firmes en sus manos la planificación de las campañas de la guerra y la dirección de las operaciones, manejaron las reservas y siguieron de forma muy minuciosa el desarrollo de los acontecimientos en los extensos territorios abarcados por la contienda. Ni una sola variación en cualquier frente o ejércitos se hizo sin su conocimiento. Ni un solo se interrumpieron los contactos vivos con las tropas. Representantes del Cuartel General y del Estado Mayor Central estuvieron incesantemente en los sectores decisivos del ejército de operaciones. En este libro el lector no encontrará la descripción cronológica del desarrollo de la lucha armada del pueblo soviético contra la hitleriana y sus satélites, sino las memorias de los recuerdos más íntimos del Autor.
Autor: Shtemenko, S. M.
Editorial: Editorial Progreso, Moscú, 1973
ISBN: 9788491264330
Generado con: QualityEbook v0.84
S.M. SHTEMENKO
El estado mayor central durante la guerra
General de Ejército S.M. SHTEMENKO
A mis lectores
Con gran emoción termino mi manuscrito acerca de tiempos pasados… Cada autor, posiblemente, siente lo mismo. No lo sé. Estoy emocionado, ante todo, porque este es mi primer libro de este género, y quizá el último que escribo. ¿Cómo lo acogerá el lector?
Otros autores de memorias militares mandaron durante la Gran Guerra Patria frentes y ejércitos, flotas y flotillas, condujeron al combate divisiones, regimientos, navíos, dirigieron la lucha guerrillera y el trabajo clandestino del Partido en la retaguardia enemiga. Mi destino marchó por otros derroteros: en aquellos años, mi puesto estuvo en el Estado Mayor Central.
En la publicística, el Estado Mayor Central tuvo mala suerte. Casi nadie escribió nada acerca de este organismo ni del Cuartel General del Alto Mando Supremo. Y si en algunos libros se los menciona, se hace en sentido negativo: se nos presenta como hombres encerrados en lujosos despachos, completamente divorciados de la vida, que intentaban dirigir la guerra por el globo.
Por fortuna, en realidad, no fue ni mucho menos así. El Cuartel General del Alto Mando Supremo y el Estado Mayor Central, su órgano de trabajo, mantuvieron firmes en su mano la planificación de las campañas de la guerra y la dirección de las operaciones, manejaron las reservas y siguieron de forma muy minuciosa el desarrollo de los acontecimientos en los extensos territorios abarcados por la contienda. Ni una sola variación en cualquier Frente o ejércitos se hizo sin su conocimiento. Ni un solo minuto se interrumpieron los contactos vivos con las tropas. Representantes del Cuartel General y del Estado Mayor Central estuvieron incesantemente en los sectores decisivos del ejército de operaciones, controlando el cumplimiento de las directrices y órdenes del Alto Mando Supremo y haciendo sus propuestas a tenor del desarrollo de los combates.
De que el Cuartel General y el Estado Mayor Central estuvieron a la altura de las circunstancias lo evidencian los resultados de la Gran Guerra Patria. En la confrontación de voluntades, conocimientos y maestría en la dirección de las tropas estuvieron por encima de la suprema dirección militar del cacareado Tercer Reich.
De cómo se logró eco, de cómo vivió y trabajó en los años de la contienda el Estado Mayor Central y, ante todo, los generales y oficiales de la Dirección de Operaciones, es de lo que quiero hablar en mi libro. Hablaré principal y precisamente de su conjunto porque sólo la razón y la experiencia colectivas estaban en condiciones de abarcar con la debida plenitud los fenómenos de la guerra y encontrar la solución debida a las dificilísimas tareas que se les planteaban a las Fuerzas Armadas. Mas por cuanto cualquier colectividad es la suma de individuos —dirigentes y ejecutores—, considero que no tengo derecho a silenciar el trabajo personal de aquellos, con quienes me relacioné más de cerca en aquella época.
Debo hacer la salvedad de que el título del libro no debe entenderse literalmente. No se trata de una descripción multifacética y detallada de la labor, verdaderamente universal, del Estado Mayor Central. El autor no se planteó una misión tan amplia. En menor medida aún está reflejada la multifacética labor del Cuartel General. Tampoco encontrará el lector en el libro la descripción cronológica del desarrollo de la lucha armada del pueblo soviético contra la Alemania hitleriana y sus satélites, aunque la Gran Guerra Patria es la que sirve de base a mis memorias. Debido a las funciones que desempeñó, el autor estaba al corriente de todo lo que sucedía en los frentes, pero, en esta ocasión, sólo quiere compartir con el lector sus recuerdos más íntimos.
La memoria humana, incluso la más diáfana, no siempre es capaz de reproducir el pasado con exactitud absoluta. Por eso, trabajando en el libro, tuve que recurrir con alguna frecuencia a fuentes documentales que, por añadidura, me son muy queridas, ya que gran parte de ellas fue tomando cuerpo en el duro trabajo conjunto con mis camaradas durante el difícil servicio en el Estado Mayor Central y muchas, incluso, son de puño y letra del autor.
EL AUTOR
Capítulo I - En vísperas de la guerra
Un camino que yo no elegí. Mis preceptores y condiscípulos de la Academia del Estado Mayor. Campaña liberadora en Ucrania Occidental. Mis prácticas en la Dirección de Operaciones. Me destinan al Estado Mayor Central. Mayo-junio de 1941. La noche trágica. Meditaciones acerca de nuestra preparación para la guerra. Estado de las Tropas Mecanizadas. Aviación. Marina de Guerra. Preguntas, que con frecuencia no tienen respuesta.
DESPUÉS de terminar la Academia de Motorización y Mecanización del EROC, mandé más de un año un batallón independiente de instrucción de tanques pesados, primero en Járkov y después en las cercanías de Zhitómir. Nos sentíamos orgullosos de nuestros acorazados terrestres T-35 y T-28, con los que anualmente desfilábamos en Moscú, incluidos en una brigada de carros pesados.
El carro T-35 tenía cinco torretas y estaba armado con tres cañones y cinco ametralladoras. Pesaba 50 toneladas y llevaba una tripulación de once hombres, incluidos dos oficiales subalternos: un teniente y el técnico del tanque. La oficialidad del batallón la componían casi un centenar de hombres monolíticamente cohesionados.
Me encantaba mi servicio y me entregaba plenamente a él, soñando sólo una cosa: en mandar el mayor tiempo posible aquella unidad querida. De pronto, llegó un telegrama de la Región Militar destinándonos al comandante N. Radkévich, Jefe del Estado Mayor de la Brigada (condiscípulo mío de academia), y a mí como alumnos de la Academia de Estado Mayor. Ni él, ni especialmente yo, teníamos el menor deseo de reemprender tan pronto estudios por lo que empezamos, inmediatamente, a buscar las formas de evitarlo.