Dava Sobel, autora del best-seller de culto Longitud, recrea la vida de Copérnico, el hombre que se atrevió a decir, hace casi quinientos años, que la Tierra no era el centro del Universo. Cómo lo supo, cómo lo intentó demostrar, cómo lo escribió… es una historia que Sobel convierte en una narración llena de encanto, la crónica de un hombre enfrentado a la ciencia, la religión y la sociedad de su época.
Pero entonces aparece un segundo personaje, un joven admirador, aspirante a científico y astrónomo amateur, que oye aquella extraña teoría, lee aquellas páginas que Copérnico ha escrito casi avergonzado de su idea, y decide que aquello debe ver la luz. Rético, ese joven, cambia completamente el curso de los acontecimientos; y un gran descubrimiento se convierte en una revolución, aún hoy una de las más asombrosas del intelecto humano.
Dava Sobel
Un cielo pluscuamperfecto
Copérnico y la revolución del cosmos
Título original: A More Perfect Heaven - How Copernicus Revolutionized the Cosmos
Dava Sobel, 2011
Traducción: Antonio Iriarte, 2012
Revisión: 1.0
Fecha
A mis preciosas sobrinas,
AMANDA SOBEL
y
CHIARA PEACOCK,
con cariño, en la tradición copernicana del nepotismo.
Autora
DAVA SOBEL (Nueva York, 15 de junio de 1947)1 es una reportera y divulgadora científica estadounidense, y además escritora de libros de divulgación científica. Fue reportera de ciencia del New York Times. En la actualidad vive en Nueva York, autora de grandes reportajes en The New York Times. Como escritora, ha publicado Longitud (1997), La hija de Galileo (1999) y Los planetas (2006), tres títulos que han despertado la admiración de la crítica y le han ganado la fidelidad de los lectores. Vive en East Hampton, Nueva York.
Notas
[1] El erudito medieval Gerardo de Cremona (1114-1187) preparó esta edición a partir de varias traducciones árabes del texto original griego (que no se ha conservado). Se dice que Gerardo concluyó su trabajo en Toledo en 1175, pero su publicación se demoró hasta medio siglo después de la invención de los caracteres de imprenta y vio la luz en Venecia en 1513. [N. de la A.]
[2] La constatación por Copérnico de que la moneda mala echa a la buena de la circulación suele ser conocida por el nombre de Ley de Gresham, en honor de sir Thomas Gresham (c. 1519-1579), asesor financiero de la monarquía británica, quien hizo la misma sabia observación. El concepto también fue expuesto por el filósofo medieval Nicole Oresme y fue mencionado asimismo por Aristófanes en su comedia Las ranas. [N. de la A.].
[3] Contra todo pronóstico, el manuscrito original completo, enteramente autógrafo, de De las revoluciones ha sobrevivido hasta nuestros días —doscientas hojas de papel amarillento encuadernadas— y se conserva en condiciones de máxima seguridad en la biblioteca de la universidad Jagelonia, en Cracovia. [N. de la A.]
[4] Teodorico de Radzyn, canónigo compañero de Copérnico en Varmia, fue luego representante del cabildo ante la corte papal en Roma. [N. de la A.]
[5] Mientras trabajaban juntos en Frauenburg, Rético y Copérnico observaron un cometa que les pareció supralunar, exactamente como Tycho Brahe le demostraría al mundo más tarde. Rético le escribió a su amigo Paul Eber sobre su descubrimiento, y Eber a su vez se lo hizo saber a Melanctón en una carta de 15 abril de 1541 que se ha conservado [N. de la A.].
I
EPÍSTOLAS MORALES,
RÚSTICAS Y AMATORIAS
El grillo es un ser musical. Empieza a cantar al romper el alba. Pero se lo oye mucho más alto y vociferante, pues tal es su naturaleza, a la hora del mediodía, porque está embriagado por los rayos del Sol. Cuando el cantor chicharrea, convierte el árbol en un estrado y el campo en un teatro, y ofrece un concierto a los viandantes.
De: Epístolas de Teofilacto de Simocata, primera obra publicada por Copérnico, 1509.
N icolas Copérnico, el hombre al que se le atribuye haber vuelto del revés nuestra percepción del cosmos, nació en la ciudad de Torun, parte de la «Vieja Prusia» en el reino de Polonia, a las 16:48 de la tarde del viernes 19 de febrero de 1473. Su horóscopo para ese auspicioso momento (conservado en la Biblioteca Estatal de Baviera, en Múnich) muestra al Sol a 11º de Piscis en la sexta casa, mientras que Júpiter y la Luna están «en conjunción», o prácticamente uno encima de otro, a 4º y 5º, respectivamente, de Sagitario, en la tercera casa. Sean cuales fueren las pistas acerca de su carácter o destino que puedan aportar estos datos, la carta astral en cuestión es una fabricación posterior, elaborada en las postrimerías de la vida del astrónomo, y no al principio (la hora del nacimiento se calculó, en lugar de copiarse de una partida de nacimiento). Cuando se trazó este horóscopo, los contemporáneos de Copérnico ya sabían que había creado un universo alternativo; que había desafiado al sentido común y recibido la sabiduría de colocar al Sol en el centro de los cielos, para luego poner a la tierra en movimiento alrededor de él.
Cercano a los setenta años, Copérnico tenía pocos motivos para recordar la fecha exacta de su nacimiento, y mucho menos la hora, hasta el detalle de los minutos. Tampoco había manifestado nunca la menor fe en ningún pronóstico astrológico. Sin embargo, su compañero de entonces, un devoto profeso del «arte judicial», apremió al parecer a Copérnico para obtener esos detalles biográficos y ver cómo se alineaban sus estrellas.
Los símbolos y compartimentos triangulares del horóscopo sitúan al Sol, a la Luna y los planetas a lo largo del zodíaco, o anillo de constelaciones a través del que parecen moverse. Las anotaciones numéricas describen con mayor precisión dónde se hallan en ese momento, bien encima o debajo del horizonte. Aunque el diagrama invita a las interpretaciones, no ha sobrevivido ninguna conjetura que lo acompañe. Un astrólogo moderno, invitado a considerar el caso de Copérnico, recurrió a un programa informático para trazar una nueva configuración en forma de rueda, y añadió los cuerpos del sistema solar aún desconocidos en aquella época. Urano y Neptuno aparecieron así en la tercera casa junto a la Luna y Júpiter, en tanto que Plutón, una fuerza oscura, se manifestó en oposición a la Luna, a 16º de Virgo en la primera casa. La oposición de Plutón y el Sol arrancó una exclamación de sorpresa al astrólogo, que la proclamó la marca de un revolucionario nato.
El atrevido plan de reforma astronómica concebido y luego perfeccionado por Copérnico durante décadas, en su tiempo libre, le pareció el plano de la «maravillosa simetría del universo». Aun así, procedió con cautela, filtrando la idea primero a unos cuantos colegas matemáticos, sin intentar nunca hacer prosélitos. Mientras tanto, a su alrededor se agitaban revoluciones reales y sangrientas: la Reforma protestante, la rebelión campesina, la guerra con los caballeros teutónicos y los turcos otomanos. Se demoró tanto en publicar su teoría que cuando su gran libro,