CIVILIZACIONES DESAPARECIDAS :
MISTERIO DE CIVILIZACIONES DESAPARECIDAS-CIVILIZACIONES DESPARECIDAS-MISTERIOS DE CENTROAMERICA-CULTURAS ANDINAS,EL ORIGEN-CULTURAS CENTROMERICANAS,EL ORIGEN-EL MISTERIO MAYA-MISTERIOS DE LA MITOLOGIA AZTECA-INCAS Y OVNIS-LOS MAYAS Y LA CONSPIRACION DE LA NASA-RUZO Y LA CRONOLOGIA DE MARCAHUASI-ATLANTIDA,ALGUNAS RESPUESTAS-ATLANTIDA,AMERICA Y DESCUBRIMIENTOS-ATLANTIDA EN AMERICA Y LA BIBLIA-ATLANTES Y LA HISTORIA SEGUN BRUCE-LA ATLANTIDA,EL DILUVIO Y OTRAS CUESTIONES-NAZCA RESUELTO-El Misterio de Stonehenge-EL MISTERIO FAWCETT EN EL AMAZONAS-MISTERIO DE ESFINGE,RESUELTO-PIRAMIDES DE EGIPTO,MISTERIO REVELADO-LA TEORIA PIRAMIDAL-MISTERIOS DE ELEUSIS-MISTERIOS DE PASCUA,KARNAC,STONENGE Y ZIMBAWE-MISTERIOS DE COLON Y TIERRAS PERDIDAS-MISTERIOS EGIPCIOS DE PIRAMIDE Y TUTANKAMON-Misterios del Sahara-LOS LUGARES MAS MISTERIOSOS DE LA TIERRA-MISTERIOS DEL PASADO(CH.BERLITZ)-LEMURIA MONTE SHASTA EN ESOTERISMO.
MISTERIO DE CIVILIZACIONES DESAPARECIDAS :
Algunos hallazgos arqueológicos sorprendentes, que ya hemos expuesto en los capítulos anteriores, y tan desligados de nuestra cultura y técnicas actuales, nos inducen a creer que, de ninguna manera, los logros de nuestra civilización actual pueden concebirse como resultado o evolución de aquéllos. Parecen ser productos de distintos desarrollos humanos, y por lo mismo, de distintas humanidades. Nos situamos así a las puertas de admitir la posibilidad de distintas destrucciones sucesivas de los grupos humanos que han ido poblando y dominando el globo terrestre desde que en él existieron condiciones favorables para la vida. Probablemente esas destrucciones o aniquilamientos se han ido debiendo a causas diversas: trastornos en la rotación de la Tierra, cataclismos, diluvios (de los que existen numerosas referencias en la historia antigua y en las leyendas y tradiciones sagradas), e incluso ensayos de apocalipsis con resultados más o menos totales. Es decir, la humanidad se ha encontrado muchas veces al borde del abismo de su destrucción, más o menos total, más o menos definitiva, y ha caído en él.
Solamente restos dispersos y de difícil interpretación son el motivo para estas consideraciones: ruinas misteriosas que no encajan en los esquemas de la arqueología; objetos sorprendentes que evidencian una, técnica que en nuestra lógica y en nuestra historia del desarrollo humano -de nuestro desarrollo-no tienen cabida; concepciones filosóficas del universo y conocimientos asombrosos que han quedado relegados al rin-cón último del acervo colectivo de los pueblos en todos los lugares de la Tierra. Todo ello es difícilmente explicable a la luz de los conocimientos actuales acerca de la verdadera historia y de los recursos.con que nuestros antepasados contaron. Sin hablar de la Atlántida y de otros continentes perdidos, que son objeto de otro libro en esta misma colección, y cuya importancia y realidad ya pocos ponen en duda, existen innumerables ejemplos, que están ahí, que podemos contemplar y sobre los que podemos lanzar un poco la imaginación con el afán de desentrañarlos.
Como si en nuestro planeta existiera una dinámica de extraño equilibrio, parece que en lapsos de siglos, o de miles de siglos, desaparecen continentes enteros o gran parte de ellos, a la vez que emergen desde las profundidades oceánicas tierras nuevas que antes fueron sólo ocupadas por la oscuridad de los abismos. Pero siempre queda en pie, sobre la superficie, un ejemplo mínimo de lo desaparecido; o el grado de conocimiento que alcanzaron los hombres que dejaron de ser queda diseminado por los demás continentes, integrado en la parte mágica y legendaria de las otras culturas sobrevivientes, como si el continente que desapareció hubiera salpicado en su zambullida al resto del planeta. Es una balanza de brazos extensos que oscila no sabemos por qué impulso. Y la oscilación no es solamente real.
Traduzcamos los continentes desaparecidos y empleemos mejor el término civilización, y pensemos que en este caso no fue el océano quien engulló una isla con sus
habitantes y cuanto éstos habían conseguido, material e intelectualmente, durante su propio progreso, sino otra causa poderosa levantada por los mismos hombres.
La idea es que los grupos humanos van expandiendo su mundo:´progresando,creando,
descubriendo y descubriendose,hinchando el globo hasta que ya, no cabe más y se produce el estallido y la desaparición. Los historiadores suelen ser en muchas ocasiones también filósofos; pero pocas veces poetas. Parten siempre de
algún hecho real que se puede analizar, aunque no se comprenda. Haría falta también la fantasía (aceptada en su significado lato de elaboración de un conjunto de
imágenes aparentemente dispersas) para llegar a los orígenes probables de los acontecimientos. Hubo otras civilizaciones, de eso no cabe duda. Se originaron no se
sabe dónde ni cómo; fueron desarrolladas por seres humanos cuyo origen desconocemos en la mayoría de los casos, y desaparecieron por causas que para nosotros están sumidas en el misterio.
* Los gigantes de la isla de Pascua :
Quizá el ejemplo gráfico de cuanto venimos exponiendo lo constituya la isla de Pascua, una mota mínima en la inmensidad del Pacífico, a la que los historiadores
tradicionalmente no otorgaron más valor que el de ha-ber servido de punto de escala en unas posibles migraciones intercontinentales. Como el viaje desde Nueva Zelanda hasta la costa de América del Sur, por ejemplo, parecía muy largo, convino que la isla de Pascua supu-siera una escala. Y tal vez eso fue así. Sin embargo, el islote representa en la historia humana mucho más que un descanso en la navegación, donde reparar las balsas o los barcos y proveerse de agua y alimentos.
Cuando el holandés Roggeeven descubrió el islote en 1772 (en realidad ya había sido explorado con anterioridad por algún otro navegante menos conspicuo, que no se sobrecogió en absoluto ante nada de lo que allí se encuentra) habitaban Pascua dos comunidades antropológicamente distintas: una mayoría de los indígenas eran de poca estatura y morenos, y ,los demás, de piel clara y estatura más elevada. No se habían mezclado, o por lo menos no de una manera uniforme, aunque habían sido frecuentes los matrimonios mixtos. De su historia, ambos grupos conservaban apenas vestigios en forma de creencias y leyendas. Su vida allí resultaba miserable por la escasez de recursos que ofrece la isla. Por ello, la primera pregunta que se formularía Roggeeven y desde luego la primera que nos planteamos nosotros es cómo habían llegado hasta aquel lugar perdido en el Pacífico y por qué, y de qué grupo o grupos humanos descendían.
La isla es .muy pequeña: 118 km2 rodeados de escollos y de costas difíciles, cubiertos de rocas volcánicas, sin árboles, inhóspitos y desolados. Lo más opuesto a un paraíso. Prácticamente inhabitable, una roca casi desprovista de vegetación, un punto invisible en los mapas a 27 grados de latitud norte y 109 de longitud oeste. Dista 3.600 km. de la costa de Chile (país al que pertenece), algo más de 3.000 de las costas de Perú, y más de 6.000 km. de Nueva Zelanda. Su aislamiento es, por lo tanto, total y dramático. Los pocos miles de habitantes que halló el navegante holandés fueron muy mermados cuando los piratas mercaderes de esclavos los rescataron de su encierro en el océano para ponerles las denigrantes cadenas de hierro del trabajo en el continente.
Lo que más sorprende en Pascua son los «moais», irnponentes estatuas de piedra volcánica, fabricadas en una sola pieza y colocadas junto a la costa, en todo el contorno de la isla, como si de vigías se tratara. Las figuras representan enormes cabezas de rasgos muy acusados y grandes orejas, todas iguales, y miden entre casi 4 y 20 m. de altura. Su peso se calcula entre 10 toneladas (las más pequeñas) hasta 50 toneladas. En total existen 550 estatuas, erguidas y lejanas todas (algunas hasta 15 kilómetros) del lugar en que fueron talladas, unos cráteres en el interior. Se cree que todas ellas debieron estar tocadas con un amplio sombrero, tallado en piedra distinta a la de la figura y de peso también considerable. Según los arqueólogos, debieron ser reálizadas y transportadas cada una al lugar de su emplazamiento hace sólo cuatro siglos y poco más, en 155;0. ¡550 estatuas, de varias toneladas de peso. cada una, talladas en un breve espacio de tiempo con instrumen tos primitivos y transportadas después a través de kilómetros de territorio accidentado sin medios para ello!
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