sociología
y
política
Democracia y transformación social
Boaventura de Sousa Santos
siglo xxi editores, méxico
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siglo xxi editores, argentina
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anthropos editorial
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JC423
S3518
2017 Santos, Boaventura de Sousa
Democracia y transformación social / Boaventura de Sousa Santos ; traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni, Rodolfo Alpízar y Jineth Ardila. — Ciudad de México: Siglo XXI Editores ; Bogotá : Siglo del Hombre Editores, 2017.
1 recurso digital – (Sociología y política)
Traducción de: Democracia e transformação social
1. Democracia. 2. Democracia – Aspectos sociales. I. Aguiló, Antoni, traductor II. Exeni, José Luis, traductor. III. Alpízar, Rodolfo, traductor IV. Ardila, Jineth, traductor. V. t. VI. Ser.
La traducción de este libro contó con el apoyo de la Direção-Geral do Livro, dos Arquivos e das Bibliotecas/República Portuguesa
primera edición en español, 2017
© boaventura de sousa santos
© de la traducción, antoni aguiló y josé luis exeni (introducción y caps. 5 y 7), rodolfo alpízar (cap. 4) y jineth ardila (prefacio, caps. 1, 2, 3, 6 y “manifiesto incompleto” [cap. 7] y postscriptum)
© siglo xxi editores, s.a. de c.v.
© siglo del hombre editores, bogotá
maquetación: ángel david reyes durán
e-isbn: 978-607-03-0904-5
derechos reservados conforme a la ley
PREFACIO
A nivel internacional se siente en el aire una mezcla tóxica de ausencia de alternativas y de exacerbación de la crisis, una entidad mutante que se desdobla en crisis económica, financiera, política, ecológica, energética, ética, civilizacional. Esta mezcla tóxica combina la sensación de que algo termina y la de que es imposible que emerja algo nuevo. Como diría Antonio Gramsci, es un tiempo de monstruos. Pero seguramente son monstruos diferentes de los que Gramsci imaginó. Aunque Gramsci reconociera que lo nuevo todavía no había emergido, estaba convencido de que surgiría y, además de eso, tenía una idea más o menos precisa acerca de lo que sería lo nuevo: el socialismo y el comunismo. En nuestra época, el bloqueo de lo nuevo parece total y si alguna señal existe de que algo nuevo pueda surgir en el horizonte es más motivo de miedo que de esperanza. Un empate histórico parece consumarse a la orilla del abismo, de tal manera que no parece posible dar pasos hacia adelante ni hacia atrás. De ahí la sensación de implosión, un orden mal disfrazado de caos, un caos que, por repetido, parece el único orden posible. Los componentes principales de esta sin salida son los siguientes: la crisis que no tiene crisis, la dronificación del poder, el ajuste de cuentas. Estos son nuestros monstruos y cualquiera de ellos constituye una amenaza fatal para la democracia.
1. La crisis que no tiene crisis. Hasta ahora, siempre que surgieron crisis hubo necesidad de explicarlas y de superarlas. El pensamiento moderno se basa en la idea de que las crisis son oportunidades para nuevas soluciones. No es esto lo que pasa hoy. La crisis llegó a ser tan permanente que, en vez de tener que ser explicada, es ella la que explica todo. Si las clases medias están desapareciendo en todo el mundo, la razón es la crisis. Si los países se endeudan de manera insostenible, la razón es la crisis. Esta inversión entre el explicans (lo que explica) y el explicandum (lo que ha de ser explicado) tiene una consecuencia insidiosa, fatal y fatalmente ignorada. Cuando la crisis deja de tener que ser explicada y pasa ella misma a explicarlo todo, no hay ninguna posibilidad de pensar en alternativas, en salidas que impliquen la superación de la crisis, porque esta llegó a ser una constante y como tal el límite máximo de lo que puede ser pensado. El pensamiento de la crisis se está transformando en el mayor síntoma de la crisis del pensamiento.
2. La dronificación del poder. El poder, cualquiera que sea su medida, tiende a ser ejercido en exceso y de forma extrema. Los drones militares son la mejor metáfora del modo predominante del ejercicio del poder en nuestros días. Quien mata, mata visualizando al enemigo en una pantalla a mucha distancia y alcanzándolo mediante movimientos del ratón y toques en el teclado. Muertes limpias, decididas según protocolos predefinidos y provocadas en el horario de turno. Es un poder unilateral, invulnerable e impune, que no obedece las reglas de la guerra ni las Convenciones de Ginebra. No es una guerra en la que mueran soldados. Mueren novios e invitados de bodas, acompañantes de funerales, círculos de amigos en terrazas. El benévolo presidente Obama fue quien llevó más lejos este tipo de asesinato tecno-salvaje, crímenes contra la humanidad según Amnistía Internacional. Este tipo de poder está presente en muchos otros campos más allá del militar. Es el tipo de poder que el capital financiero ejerce hoy cuando, de una hora a otra, especuladores y analistas financieros, pegados a sus pantallas y teclados, mediante la manipulación de números y de conclusiones de informes aparentemente técnicos e inocuos, lanzan un país a la bancarrota, a millares de trabajadores al desempleo, y muchos más al hambre y a la inminencia de la guerra civil. También aquí el poder es invulnerable y su actuación, impune.
3. Ajuste de cuentas. Se instala en la sociedad la idea de que las instituciones, tanto nacionales como internacionales no son capaces de cumplir las funciones para las que fueron creadas. Es, pues, legítimo recurrir a la acción directa, hacer justicia por las propias manos. Esta forma del ejercicio del poder, un ejercicio informal, privado, directo, siempre existió como forma de poder paralelo. Fue (y es) así en todos los sistemas patrimonialistas en donde los dueños de la tierra (latifundistas, hacendados) dispusieron (y disponen) de justicia privada para mantener bajo control a sus súbditos. Colombia es un ejemplo dramático de la prolongada convivencia entre poder institucional y poder informal, entre violencia institucional y violencia extrainstitucional.
Pero hoy este recurso al ajuste de cuentas está asumiendo muchas formas en los diferentes ámbitos sociales y varía según las relaciones de poder en juego. El terrorismo y la reacción contra el terrorismo es hoy uno de los campos más visibles del ajuste de cuentas. Los grupos terroristas usan el poder a su alcance para saldar cuentas con el imperialismo occidental que, a lo largo de siglos y hasta el día de hoy, invadió, destruyó, saqueó y humilló a los pueblos y las culturas árabes e islámicas. Por su parte, la reacción sobreviene según la misma lógica de justicia privada. Cada vez más frecuentemente, los sospechosos son secuestrados y enviados a prisiones secretas mientras los autores de los atentados son liquidados sumariamente y nada podemos saber de su propia boca sobre lo que pasó y por qué. La opinión pública es llevada a creer en todo lo que dicen los comunicados del Estado Islámico y nunca sabrá quién de hecho mandó matar y con qué objetivos. Otro campo de poder extrajudicial para el ajuste de cuentas es la violencia policial contra jóvenes negros en Estados Unidos o en Brasil, o contra pueblos indígenas en las Américas. En este caso, el ajuste de cuentas toma a veces la forma de reacción extrainstitucional contra los beneficios políticos y los derechos civiles que los grupos sociales históricamente oprimidos conquistaron recientemente y que tuvieron en Estados Unidos la dramática manifestación de elegir un presidente negro.
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