Marietta Vitale - Una vida ordenada: 7 pasos para disfrutar tu tiempo, tu hogar y tu vida

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Vitale, Marietta

Una vida ordenada / Marietta Vitale. - 1a ed.- Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Javier Vergara Editor, 2019.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-950-15-1263-2

1. Organización del Hogar. I. Título.

CDD 640.60

© Marietta Vitale, 2019
© Ana Wajszczuk, 2019
Diseño de interior y cubierta: Laura Angriman

Edición en formato digital: septiembre de 2019

© 2019, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A.

Humberto I 555, Buenos Aires

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ISBN 978-950-15-1263-2

Conversión a formato digital: Libresque

S i buscamos cambios hay que establecer metas, ya que sin metas no hay cambios duraderos. Por eso, en este paso nos vamos a dedicar a establecerlas. Las metas nos van a trazar un camino para recorrer, un rumbo posible. Además, el ritmo nos lo va a marcar otra palabra clave que es el compromiso. En ciertas ocasiones vamos a estar más motivados y otras estaremos más cansados, pero si la meta está fija y la podemos ver comprometidamente al final del camino, siempre se llega.

Dos consejos fundamentales para comenzar a establecer metas:

√ Hay que ser realista y positivo en cuanto a los plazos a establecer. Es imposible hacer todo en un día. Lo ideal es poner fechas que sean alcanzables y, al mismo tiempo, medibles.

√ Muchas veces, recortando las metas, estas se manejan más fácil. Por ejemplo, si tu meta es empezar a comer mejor y cocinar más nutritivo, un primer paso podría ser visitar a un nutricionista o tomar clases de cocina saludable. Recortar metas hacia algo más concreto puede ir marcando el camino para que alcances tus objetivos.

¿Cuál va a ser el rumbo de nuestras metas? Está claro que la brújula apunta al bienestar, porque al final del camino lo que queremos lograr es una vida que pueda disfrutarse en orden. Pero para ello, no solo nuestro hogar va a tener que acompañarnos, sino también nuestro primer hogar: nuestro cuerpo.

Un hábito es una actividad tan natural para nosotros que la realizamos sin pensar; es decir, no necesitamos motivarnos a hacerla porque simplemente ya es parte de nuestra rutina. Muchas veces, estos hábitos se traducen en actividades que realizamos casi de manera automática. Por ejemplo, lavarse los dientes es un hábito, porque lo hacemos sin pensarlo; es más, nos sentimos raros si no lo hacemos. En cambio, hacer la cama todos los días es algo que a muchas personas les cuesta cumplir y hasta tienen que obligarse a sí mismas a hacerlo.

Te propongo realizar este ejercicio ahora mismo, mientras estás leyendo. Te invito a cruzar los brazos. Es bastante fácil, y podés hacerlo sin pensarlo demasiado. Ya sea que te des cuenta o no, siempre los cruzás de igual manera. Ahora te invito a que te des cuenta de lo que sucede cuando tratás de cruzarlos de manera opuesta. ¡No es tan simple! De hecho, hay muchas personas a quienes les cuesta coordinarlo. El objetivo es tomar conciencia de que, cuando hacés algo repetidamente, se vuelve cada vez más difícil hacerlo de una manera diferente.

Este ejercicio prácticamente resume nuestro modo de aprendizaje: por repetición. Muchas repeticiones se convierten en un hábito. Lo mismo sucede con cualquier nueva habilidad que desarrollemos, o cualquier comportamiento que cambiemos en nuestra vida. Ahora, por supuesto la forma en que cruzamos nuestros brazos no importa demasiado, pero hay muchas cosas que sí importan, y que siguen el mismo esquema: la comida que comemos, la forma en que pensamos, cómo nos comunicamos, cómo manejamos nuestras emociones, cómo administramos nuestro tiempo.