Gracias,
Japón
Javier Landeras
Primera edición en esta colección: marzo de 2017
© Javier Landeras, 2017
© de la presente edición: Plataforma Editorial, 2017
Plataforma Editorial
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ISBN: 978-84-17002-12-1
Realización de cubierta y fotocomposición: Grafime
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A la memoria de mi padre.
A mi madre, esposa e hijas
con mi gratitud y cariño.
Mi sincero agradecimiento a Jordi Nadal, creador y alma mater de Plataforma Editorial, por haberme confiado este proyecto apasionante. Ha sido un honor. ¡Espero no haberte defraudado! Gracias, gracias a mi entrañable amigo Juan Ignacio Fornós, quien, nuevamente, ha accedido a prologarme un libro sobre Japón, escenario de muchas vivencias compartidas. Tus aportaciones y puntos de vista siempre me han enriquecido a lo largo de muchos años de amistad. A Naeko, por sus valiosas informaciones sobre el estilo de vida en Okinawa. A mi esposa Mayuko, por su orientación, apoyo incondicional y correcciones certeras. A mis hijas Megumi y Kaori, por estar siempre a mi lado.
Índice
Prólogo
Es un gran honor tener la oportunidad de escribir este prólogo. Deseo empezar dando mi más sincera felicitación y agradecimiento al autor, don Javier Landeras y al editor, don Jordi Nadal, fundador y director de Plataforma Editorial.
Conocí a Javier en Tokio, en 1989, una época irrepetible. Hacía poco que habían adjudicado la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992 a Barcelona.
La relación con Javier empezó con un trato profesional y, en muy poco tiempo, surgió una gran amistad.
Javier fue para mí, y sigue siendo, un gran maestro de cómo convivir en Japón y mejorar mis relaciones profe- sionales y de amistad, en una sociedad tan diferente y fas- cinante. Javier, muchas gracias por haberme transmitido durante tantos años tu inteligencia, tenacidad, espíritu constructivo y bondad. Es admirable tu amor por Japón, demostrado a lo largo de tanto tiempo. Comprendiste desde el principio que, para entender la manera de ser de un país, uno de los vehículos más eficientes es el estudio de su idioma; tu talento y destreza en el manejo del japonés demuestran el interés real por conocer su cultura. He convivido con directivos españoles que han pasado temporadas largas en Japón sin enterarse prácticamente de nada de lo que constituye la verdadera esencia y riqueza de este gran país.
En el libro tratas temas de gran interés que ayudarán a comprender el espíritu de superación y el amor al trabajo bien hecho de la sociedad japonesa. Son muchas las virtudes y las cualidades que caracterizan el bien hacer de los ciudadanos japoneses, como muy bien reseñas en los diferentes capítulos.
He intentado quedarme con cinco, para escribirlas y ponerlas en un lugar visible, para que me ayuden a diario:
Armonía, autocontrol, respeto, discreción y servicio cinco estrellas donde quiera que vayas.
Japón, en 2016, es el tercer país del mundo en PIB, por detrás de los Estados Unidos y China. España ocupa el lugar número 14, por detrás de Australia y delante de México. De manera gráfica, España representa el 26,5 % de toda la economía japonesa en términos de PIB. El nivel de paro se sitúa en torno al 3 %, y en la lista de Fortune Global 500, empresas con mayor volumen de facturación, Japón tiene 52 empresas y España, 9.
Japón tiene una serie de proyectos estatales, con la vista puesta a 25-30 años, por encima del partido que esté en el Gobierno, con un sentido de construcción de país a largo plazo.
Javier, muchas gracias por este regalo, muchas gracias al magnífico equipo de Plataforma Editorial, con Jordi Nadal a la cabeza, por publicar esta colección tan auténtica; sin vosotros sería imposible. Poder absorber lo mejor de cada país, narrado desde la propia experiencia, es un verdadero lujo.
J UAN I GNACIO F ORNÓS A SSENS ,
adjunto al presidente
Mitsubishi Heavy Industries Europe – Spain
¡Gracias, Japón!
Me dispongo, querido lector que ha elegido este libro de entre otras diversas opciones, lo que sin duda le agradezco, a zarpar y navegar en su compañía por las difíciles aguas que supone realizar un retrato lo más fiel posible y al tiempo condensado, ameno y apasionante sobre Japón. Ese país al que los occidentales en general, y los españoles en concre- to, miramos con una mezcla de sentimientos, ya sea ad- miración, respeto, estereotipos, misterio, desconocimiento o incomprensión. Confío, con su buena disposición, en conseguir que al término de su lectura pueda haber adquirido una visión sobre este fascinante país y sus gentes que lo invite a profundizar en sus conocimientos. Le aseguro que merece la pena.
Debo decir, antes de proseguir, que tras haber residido en Japón durante quince años de mi vida y de haber estado vinculado personal y profesionalmente al país durante más de treinta, aún soy consciente de que cada día he de revisar mis percepciones y puntos de vista. Los extranjeros que se han adentrado a lo largo de la historia en el análisis de la cultu- ra y los comportamientos de sus gentes se han topado, como yo, con la realidad de que nada es blanco ni negro, antes bien, imperan los grises en las situaciones que surgen a cada paso. Los estudiosos de Japón aluden a las contradicciones y paradojas que impregnan su sociedad y, por tanto, emitir opiniones tajantes y contundentes lleva con frecuencia a tener que rebobinar a cada instante, reevaluando los juicios de valor. Con todo y con ello, resaltan multitud de valores y connotaciones de los que sin duda debemos aprender. Algunos pueden ser trasladables a nuestras formas de actuar, mientras que la mayoría están intrínsecamente ligados a unas inveteradas costumbres producto de los avatares de su historia y, por ello, difíciles de adaptar a nuestra cultura. Las primeras impresiones de apabullante fascinación que todo occidental que viaja por primera vez al país del sol naciente experimenta, la cortesía, el respeto, el trato delicado, la estética, la sensualidad, el orden y la formalidad de sus gentes, entre otras cualidades, son a lo largo del tiempo tamizadas y matizadas por las aristas que van descubriéndose. Y es que hay que entender que ninguna sociedad es perfecta, tampoco la japonesa, pero para los que pertenecemos a culturas distintas y distantes, saber descubrir con una mente abierta aquello que pueda enriquecernos de otros y tratar de aplicarlo a todos los niveles puede ser sinónimo de madurez.
Pues sí, habría que pronunciar a menudo «Gracias, Japón», como el propio título del libro indica, por todo cuanto podemos aprender de su historia, rasgos peculiares, comportamientos e inventos, no solo en la vida diaria del ciu- dadano de a pie, sino de sus empresas y políticos, a pesar de sus avatares, que sin duda los hay. Me viene a la memoria el discurso que el presidente norteamericano Obama pronunció en la Casa Blanca con motivo de la visita a Washington del primer ministro japonés Shinzo Abe, en abril de 2015, en que remarcaba los lazos de amistad y de familia que unen a ambos pueblos. Especificaba cómo, tanto durante su primera visita a Japón con seis años, como durante su infancia en Hawái y en el transcurso del tiempo en todo el país, había sentido la realidad de esa vinculación y se congratulaba por que los Estados Unidos de América fueran el hogar de tantos dignos japoneses norteamericanos. Añadía que esta visita era una oportunidad para que los norteame- ricanos, especialmente los más jóvenes, agradecieran a Japón todas sus contribuciones culturales que tanto adoran, como el karate, el karaoke, el manga o el
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