MANUEL ALCÁNTARA SÁEZ
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración
Universidad de Salamanca
SISTEMAS POLÍTICOS DE AMÉRICA LATINA
VOLUMEN I
AMÉRICA DEL SUR
CUARTA EDICIÓN
Contenido
A M. ª Carmen
PRESENTACIÓN
Diez años después de la segunda edición de este libro, la política latinoamericana ha consolidado alguna de las tendencias que ya estaban presentes entonces. La primera y más relevante es el asentamiento de la institucionalidad poliárquica que ha ido avanzando en la región procesando el conflicto político mediante elecciones o arreglos institucionales que han sido capaces de encauzar las muy severas crisis enfrentadas. Los comicios han seguido siendo la guía de la vida política, pese a cierta desconfianza social en su desarrollo, y el instrumento a través del cual se ha articulado la acción política. Mientras tanto, el universo partidista ha continuado sufriendo profundas mutaciones en lo atinente a sus ataduras ideológicas, en la volatilidad de las ofertas electorales y en su drástica desinstitucionalización en la mitad de los países aquí considerados. Con respecto al desempeño de la democracia la gran variación de un país a otro sigue siendo la nota dominante como se pone de relieve en el Cuadro que recoge cuatro clasificaciones regionales realizadas con diferentes metodologías. De esta manera, y en lo referente a la calidad de la democracia de los países de América del Sur, pareciera poderse hablar de cuatro grupos de países: el primero compuesto por Uruguay y Chile como los dos países de mayor calidad en su democracia; seguidamente Argentina, Perú y Brasil; en tercer lugar Bolivia, Colombia y Paraguay; y el último conformado por Ecuador y Venezuela.
Pero también debe señalarse que la última década ha sido testigo de la consolidación de una tendencia que se vislumbraba a finales de 2002 y que era el ascenso de gobiernos de izquierda en buena parte de la subregión. El desastre de las políticas neoliberales que causaron un verdadero trauma social e inspiraron procesos de movilización popular muy fuertes, fundamentalmente en Argentina, Bolivia y Ecuador, auparon gobiernos de naturaleza muy diferente que, no obstante, supieron adoptar un lenguaje común y pautas de accionar regional solidario. Paralelamente, el fortalecimiento del proyecto dirigido por Hugo Chávez en Venezuela, una vez superado el golpe de Estado que puso en un brete su proyecto así como los efectos de la ríspida huelga petrolera, sirvió de guía para una buena parte de los países. Al socaire del denominado socialismo del siglo XXI , los gobiernos de Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela adoptaron estrategias comunes y fueron conformando un esquema novedoso de articulación de los países en el esquema de UNASUR al que se incorporó inmediatamente Brasil y Uruguay y con mayor parsimonia Chile, Colombia y Perú, así como Paraguay, sobre todo después del triunfo electoral de Fernando Lugo.
Índices referidos a ciertos aspectos vinculados con la calidad de la democracia (2012)
País | FH* | Bertelsman** | IDD** | EIU** |
Argentina | | 7,00 | 5,66 | 6,84 |
Bolivia | | 6,20 | 2,98 | 5,84 |
Brasil | | 8,10 | 4,91 | 7,12 |
Chile | | 8,90 | 9,96 | 7,54 |
Colombia | 3,5 | 6,30 | 3,97 | 6,63 |
Costa Rica | 1,0 | 8,80 | 10,00 | 8,10 |
Ecuador | 3,0 | 5,40 | 2,73 | 5,78 |
El Salvador | 2,5 | 7,20 | 4,36 | 6,47 |
Guatemala | 3,5 | 5,40 | 2,95 | 5,88 |
Honduras | 4,0 | 6,00 | 3,33 | 5,84 |
México | 3,0 | 6,90 | 5,37 | 6,90 |
Nicaragua | 4,5 | 5,60 | 2,85 | 5,56 |
Panamá | 1,5 | 7,40 | 6,05 | 7,08 |
Paraguay | 3,0 | 6,40 | 3,81 | 6,26 |
Perú | 2,5 | 6,90 | 5,70 | 6,47 |
R. Dominicana | 2,0 | 6,70 | 2,89 | 6,49 |
Uruguay | 1,0 | 9,30 | 9,61 | 8,17 |
Venezuela | 5,0 | 4,50 | 2,42 | 5,15 |
* La escala va de 1 a 7, siendo 1 el valor más positivo.
** La escala va de 1 a 10 siendo 10 el valor más positivo.
F UENTE : FH: http://www.freedomhouse.org, Bertelsmann: http://www.bti-project.de/?&L=1, IDD: http://www.idd-lat.org, EIU: www.eiu.com
Este escenario ha servido para validar una vez más la heterogeneidad de la subregión ya que si bien fue cierto que se registró un giro a la izquierda éste tuvo un componente dual: de respuesta al fracaso del neoliberalismo, como ya se dijo, pero también de culminación de un ciclo político electoral donde la alternancia era una consecuencia natural del mismo. Poco a poco se fueron gestando diferentes modelos. Por una parte, los procesos con vocación de cambio social y basados en una fuerte transformación de la elite en el poder político construyeron una mística propia mediante la gestación de mitos, o la reinterpretación de los ya existentes —Bolívar—, y también de un discurso nuevo. El socialismo del siglo XXI , que no cuenta con ningún texto medianamente estructurado, ha funcionado como una cobertura a la propuesta bolivariana que engloba viejas ideas pero que siguen teniendo un componente identitario muy fuerte: la patria grande, el antiimperialismo antinorteamericano, el Estado paternalista, la mejora de las condiciones de vida de las clases más humildes con su incorporación a la vida política y el caudillismo mesiánico dispuesto a inmolarse por el pueblo. Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela terminaron generando un modelo basado en un fuerte liderazgo muy personalista con sólido apoyo popular y baja institucionalización partidista a la vez que contaban con oposiciones muy divididas. Además, la bonanza exportadora sobre la base de materias primas con precios elevados posibilitaba una economía rentista beneficiosa para los mayoritarios sectores populares.
Por otra parte, procesos más institucionalizados alcanzaron logros exitosos tanto en el terreno socioeconómico como en el político. Brasil y Uruguay, con gobiernos de izquierda durante todo este periodo —y legislativos también mayoritarios de izquierda para el segundo—, junto con Chile, que alternó un gobierno de centro izquierda con otro de derecha, a los que se incorporaban Perú y Paraguay, más Colombia superadora del personalismo uribista y abriendo un proceso negociador de la paz con la guerrilla, conforman contextos poliédricos. De este modo, en 2013 había cuatro gobiernos inclinados claramente a la derecha en Colombia, Chile y Paraguay, el gobierno de Perú mostraba un carácter de notable ambigüedad; y Uruguay y Brasil, este último conformando un gobierno de gran coalición que mitigaba el izquierdismo de la presidenta Rousseff, se inclinaban por un perfil de izquierda más institucionalizada.