• Quejarse

Antonio Colinas - Canciones para una música silente (Libros del Tiempo)

Aquí puedes leer online Antonio Colinas - Canciones para una música silente (Libros del Tiempo) texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2014, Editor: Siruela, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Antonio Colinas Canciones para una música silente (Libros del Tiempo)
  • Libro:
    Canciones para una música silente (Libros del Tiempo)
  • Autor:
  • Editor:
    Siruela
  • Genre:
  • Año:
    2014
  • Índice:
    3 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 60
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Canciones para una música silente (Libros del Tiempo): resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Canciones para una música silente (Libros del Tiempo)" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Antonio Colinas: otros libros del autor


¿Quién escribió Canciones para una música silente (Libros del Tiempo)? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Canciones para una música silente (Libros del Tiempo) — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Canciones para una música silente (Libros del Tiempo) " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

CANCIONES PARA UNA MÚSICA SILENTE Antonio Colinas

En cubierta Laberinto de la abadía de Saint Bertin en Saint Omer ss - photo 1
En cubierta: Laberinto de la abadía de Saint Bertin en Saint Omer, ss. XIV-XVI © Antonio Colinas, 2014 © Ediciones Siruela, S. A., 2004, 2014 c/ Almagro 25, ppal. dcha. 28010 Madrid. Tel.: + 34 91 355 57 20 Fax: + 34 91 355 22 01 Todos los derechos reservados.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. ISBN DIGITAL: 978-84-16120-58-1 Conversión al formato digital: caurina.com www.siruela.com Las armonías no oídas crean las armonías que escuchamos. Plotino Sólo es posible la paz cuando cada ser está en paz consigo mismo. J. E. E.

Pound El amor es el astrolabio de los misterios. Rumi El placer de vivir me hizo olvidar el cansancio del viaje y casi me hizo llorar. M. Basho Contenido EL LABERINTO INVISIBLE En invierno retorno al Palacio de Verano I Nunca supuse que regresaría, cinco años después –en pleno invierno– al Palacio de Verano. El lago es ahora una masa de hielo y el Cinturón de Jade (el bello puente y el gran barco de mármol) están amordazados por un frío polar. (El mármol y el hielo contendiendo en lo blanco.) Todavía es posible seguir aquí los ritos de siempre: aspirar la armonía de ser en lo interior profundo ascendiendo, ascendiendo, al Pabellón de los Budas Fragantes.

Antes nos demoramos respirando la soledad del frío entre el gran lago helado y la montaña, y vamos contemplando las pinturas de la Galería Abierta («la más larga de China y del mundo», se nos dice). Pero, al final de ella, ¿qué alcanzamos? El horizonte blanco de un vacío muy puro. Antes de la ascensión los símbolos nos llenan de energía: el sendero, el lago, la pagoda, las colinas lejanas, las rocas y los árboles, el gran disco rojo del sol que no ha logrado estremecer, fundir el hielo, las historias pintadas en los techos de batallas y amores: la terrible, eterna Dualidad. El paso cruel del tiempo se ha llevado los trazos delicados y los vivos colores, tantas huellas dejadas por las almas de músicos, pintores y poetas, eremitas, santones y filósofos; los que en este país han compensado furor de ideologías y de ejércitos, revoluciones de la destrucción. (Incendiar, destruir lo «antiguo», ha supuesto destruir la raíz de la sabiduría de un pueblo. ¿Con qué fin?) ¡Perennidad del arte, que apacigua y salva todavía a los seres humanos de ser fieras! II ¿Y cómo describiros esta iniciación de ascender con fatiga a La Colina de la Longevidad? Brusca subida y quebrada ruta, entre tejados, por escalinatas y por jardines mínimos, secretos. ¿Con qué fin?) ¡Perennidad del arte, que apacigua y salva todavía a los seres humanos de ser fieras! II ¿Y cómo describiros esta iniciación de ascender con fatiga a La Colina de la Longevidad? Brusca subida y quebrada ruta, entre tejados, por escalinatas y por jardines mínimos, secretos.

Ascender y dejar atrás el mundo que cruje y que restalla con sus hielos, abandonar heridas que aún sangran. Y si, arrepentidos, volvemos la mirada hacia atrás, cada arcada nos devuelve a la infinitud del lago muerto, a su abismal escalofrío gris. Y cuando el pecho ya no puede respirar por la dureza de tanta ascensión, cuando de tanto aire ya nos falta hasta el aire, en esta congelada angustia de la prueba, aparecen las salas de los dos Grandes Budas. El Buda más hindú que nunca había visto se llama Buda-Shiva. Sus numerosos brazos van sembrando en el aire y en mis ojos lo Múltiple desde esa Unidad que irradia el punto que tiene entre sus cejas: diamante secreto. (Ahora está prohibido acariciar los dos Budas, rozar su eternidad, ofrendarles lo poco que tenemos, lo poco que sabemos. (Ahora está prohibido acariciar los dos Budas, rozar su eternidad, ofrendarles lo poco que tenemos, lo poco que sabemos.

Delante de ellos no hay flores ni frutos. Están como olvidados estos Budas en el desván del cielo del invierno, pero son todavía un fin para el que llega y desea ascender . Son todavía símbolos preciosos. (Y para otros peligrosos símbolos.) Después de casi un siglo ellos resisten más que ese otro dios llamado Ideología. Un día volverá este lugar a ser morada cierta en donde el hombre y la Divinidad rescaten la armonía, se fundan un instante en el fiel de la muerte y ambos sepan al fin que ya están eternamente destinados el Uno para el otro, el otro para el Uno. El culto ahora no está permitido mas sabemos lo que nos transmitió el arquitecto que trazó la ruta hacia arriba: señales, signos, símbolos hacia la luz suprema de la cima, de otra Cima.

Previamente, ayudó Naturaleza creando el más hermoso mirador y el lago más en paz: unidad de agua y tierra. Luego, el arquitecto, con un sentido sacro –todo es sacro en el mundo para aquel que lo mira con ojos de piedad– moldeó esta Colina de la Longevidad, la senda, el laberinto, los secretos que la ascensión (la prueba ) revelará por siempre a los despiertos. III Mas en la vida no hay ascenso sin descenso, no hay sabiduría sin la iniciación de abajarse. Por eso, tras la cima, el peregrino, inesperadamente, se encontrará en la otra ladera un monasterio oculto, el que trazó un segundo arquitecto tibetano. Puede el mismo Buda desde aquí retornar a su origen, al lugar del que vino un día desde detrás del Himalaya para abrir y cerrar en el mundo el Círculo de la sabiduría. Escuetos y severos recintos, las paredes pintadas con almagre, humildes monumentos de planta exagonal, la quietud de la stupa , las ventanas cegadas, unos versos oscuros en el muro que no hemos logrado descifrar y en la cúpula una aguja final que, cuando llegue la noche, sostendrá en un punto invisible, en vilo, el firmamento.

Descendiendo despacio por esta otra ladera van sintiendo la sangre y los pulmones la prueba superada. De nuevo alcanzamos la plenitud del hondo, sereno respirar, lo que nos unifica a nosotros y al mundo. Y aunque, cada vez más, se vayan bifurcando los senderos, todos nos llevarán al mismo lago del origen, que acaso sea el morir, dijo el poeta. IV Inmensidad reencontrada del lago, regreso al vacío de su nada heladora, al escalofrío de sus brisas-cuchillo. ¿Y qué es lo que ahora estamos viendo? Inexplicablemente, caminando sobre el espejo frágil de este lago, sobre el frágil espejo de su hielo, un hombre avanza. ¿Hacia dónde avanza?
Camina y resbala y luego cae, y vuelve a alzarse y sigue caminando hacia un imposible que lo devora.

Cada vez más se aleja de la orilla hacia un fondo sin fondo. ¿Está ebrio o busca su suicidio? ¿Quiere, a la manera de Li Po, abrazar el gran disco imposible del sol rojo, arder en la utopía de una idea que habrá de abrasar a él, a los demás y al mismo mundo? (Después de tres mil años él no sabe aún que el secreto está entre nuestras cejas, en cerrar nuestros ojos, en respirar profundo y en esperar que salte desde nuestro interior el manantial que sana y que salva a los demás, al mundo y a nosotros. Un manantial que tiene un sólo nombre: amor.) Sedas y jades, las caligrafías de un tiempo, los poemas y las músicas desgarradas y dulces del er hú, las manos femeninas de marfil, ¿qué podrían hacer por la ansiedad de ese hombre de un siglo ya pasado que va cruzando el desierto de hielo, que busca y que no encuentra en el invierno gélido quizás otro Palacio imaginario de Verano: ese que los humanos llamamos plenitud, o acaso sólo el goce de más intensa vida, de otra Vida? Lo perdimos de vista. Cuando el sol se ocultó en su tumba, aquel hombre (que iba buscando fuera lo que llevaba dentro), halló su propia tumba en el horizonte vacío del frío. V Regresando más tarde al laberinto de la ciudad, al cristal y al acero, al paraíso de los resplandores nocturnos de Pekín, sentí entre mis manos el calor de una ofrenda que debiera haber depositado sobre la piedra muerta de la cima, al lado de los Budas, pero creo que yo y mi soledad seremos esta noche la piedra, el laberinto. Salí a buscar y recibí un don: es una caja de cartón, modesta, mas dentro de ella encuentro cuatro sedas finísimas de Henán, muy blancas delicada mente bordadas.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Canciones para una música silente (Libros del Tiempo)»

Mira libros similares a Canciones para una música silente (Libros del Tiempo). Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Canciones para una música silente (Libros del Tiempo)»

Discusión, reseñas del libro Canciones para una música silente (Libros del Tiempo) y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.