Alexander Luria - Autobiografía

La autobiografía
de
Alexander Luria

Un diálogo con La
formación de la mente

Michael Cole, Karl Levitin
y
Alexander Luria

Reimpreso en 2010 por Psychology Press

Publicado originalmente en 1979 como The Making of Mind .

Introducción:
The Historical Context

JUSTO DESPUÉS del cambio de siglo, el psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus reflexionó que la psicología "tiene un largo pasado, pero una corta historia". Ebbinghaus comentaba el hecho de que, mientras que la teorización psicológica ha existido desde que se tiene constancia del pensamiento, sólo había transcurrido un cuarto de siglo desde la fundación de los primeros grupos científicos que se conocían conscientemente como "laboratorios de psicología". Hasta el período en torno a 1880 al que se refería Ebbinghaus, la psicología no se consideraba en ningún momento una disciplina académica independiente; más bien era una faceta de las ciencias "humanas" o "morales" que era la provincia oficial de la filosofía y el pasatiempo amateur de cualquier persona culta.

Aunque han pasado otros tres cuartos de siglo desde el comentario de Ebbinghaus, la historia de la psicología es todavía lo suficientemente corta como para que la carrera de un individuo abarque toda, o casi toda, su breve historia como ciencia. Ese individuo fue Alexander Romanovich Luria (1902-1977), nacido en la segunda generación de psicólogos científicos, pero criado en circunstancias que lo sumergieron en las cuestiones básicas que habían motivado a los fundadores de la disciplina.

La psicología científica nació casi simultáneamente en América, Inglaterra, Alemania y Rusia. Aunque los libros de texto atribuyen a Wilhelm Wundt la fundación del primer laboratorio experimental en Leipzig en 1879, el nuevo enfoque del estudio de la mente no fue realmente competencia de una sola persona o país. Casi al mismo tiempo, William James animaba a sus alumnos a realizar experimentos en Harvard; Francis Galton, en Inglaterra, iniciaba las primeras aplicaciones de los tests de inteligencia; y Vladimir Bekhterev abría un laboratorio en Kazán que exploraba la mayoría de los problemas que más tarde llegarían a dominar la nueva ciencia. Los mecanismos de aprendizaje, el alcoholismo y la psicopatología se investigaban en el laboratorio de Bekhterev mientras Luria crecía en Kazán.

Aunque la retrospectiva histórica permite dividir las épocas de la psicología según las ideas que dominaban a sus practicantes, los cambios en los primeros años del siglo XX que iban a convertir la "nueva psicología" de las décadas de 1880 y 1890 en una psicología obsoleta para 1920 no estaban en absoluto claros. La insatisfacción con las psicologías dominantes aún no había dado lugar a una oposición coherente con un programa positivo propio. Si las cosas no estaban claras en Europa occidental y América, eran aún más turbias en Rusia, donde la ciencia trabajaba bajo el peso de una fuerte censura gubernamental, guiada por principios religiosos conservadores y políticas autocráticas. Hasta 1911 no se fundó el primer Instituto de Psicología oficialmente reconocido en la Universidad de Moscú. Pero incluso este paso progresista se vio empañado por la elección de un director cuya investigación se basaba directamente en la teoría psicológica alemana de la década de 1880.

En estas condiciones, un joven ruso que se interesara por la psicología se encontraría en un curioso bucle de tiempo intelectual. Si se limitaba a leer en ruso, sus ideas sobre el tema y los métodos de la psicología serían anticuadas. Las traducciones de importantes trabajos europeos occidentales estaban disponibles lentamente y sólo en una cantidad y gama de temas que convenían al censor del zar. Debido a los escasos datos disponibles en ruso, la psicología en Kazán en 1910 estaba en el mismo punto que la psicología en Leipzig o Wurzburgo una generación antes.

Pero si un joven ruso leía en alemán, tenía a su alcance obras más recientes, sobre todo si su familia se movía en círculos intelectuales cuyos miembros iban a Alemania a estudiar. Tal era el caso de la familia Luria. Así que a una edad muy temprana, el joven Luria empezó a leer más ampliamente en psicología experimental contemporánea de lo que permitía el trabajo de traducción. Tal vez porque su padre era un médico interesado en la medicina psicosomática, los nuevos trabajos en psiquiatría encabezados por Jung y Freud también cayeron en manos de Luria. A esto añadió las ideas humanistas y filosóficas de la tradición romántica alemana, especialmente las obras que criticaban las limitaciones de la psicología de laboratorio del tipo propuesto por Wundt y sus seguidores.

Así, aunque Luria era, por su nacimiento, un miembro de la segunda generación de la psicología, comenzó su carrera inmerso en las cuestiones básicas de quienes habían fundado la psicología un cuarto de siglo antes. A lo largo de sus sesenta años de investigación y teorización activas, Luria nunca dejó de preocuparse por estos problemas fundamentales. Buscó constantemente su resolución a la luz de los nuevos conocimientos acumulados a medida que las sucesivas generaciones de psicólogos trabajaban sus transformaciones sobre el material fundamental heredado de sus progenitores.

La amnesia general que aflige a la disciplina ahistórica de la psicología dificulta la recuperación de los dilemas a los que se enfrentó Luria de joven. Tal vez pueda servir de consuelo la idea de que las ideas psicológicas de principios de siglo son hoy tan obsoletas como los automóviles que se fabricaban entonces. Pero el curso de la tecnología material ha demostrado ser una pobre analogía para el progreso de la psicología científica. Una analogía mejor, que tiene una historia honorable en el pensamiento ruso de finales del siglo XIX y en los escritos marxistas de los siglos XIX y XX, fue proporcionada por Lenin, quien comentó sobre el progreso en la ciencia que es "un desarrollo que repite, por así decirlo, las etapas ya superadas, pero las repite de una manera diferente, en un plano superior ... un desarrollo, por así decirlo, en espiral, no en línea recta" (Lenin, 1934, p. 14).

El estado de la espiral de la psicología cuando Luria examinó el panorama intelectual al principio de su carrera era polémico. El principal desacuerdo que dividía a los académicos se expresaba en varios argumentos aparentemente independientes. El principal de ellos era si la psicología podía ser una ciencia objetiva y experimental.

El elemento "nuevo" de la "nueva psicología" de la década de 1880 era la experimentación. Las categorías y teorías psicológicas ofrecidas por Wundt eran poco innovadoras, ya que sus principales conceptos se remontaban a filósofos empíricos como Locke hasta Aristóteles. Para Wundt, al igual que para los filósofos de inclinación psicológica que le precedieron, el mecanismo básico de la mente era la asociación de ideas, que surgen del entorno en forma de sensaciones elementales. La innovación de Wundt fue su afirmación de que podía verificar tales teorías sobre la base de observaciones controladas llevadas a cabo en experimentos de laboratorio cuidadosamente diseñados. La introspección seguía siendo una parte esencial de su método, pero ahora era la introspección "científica" la que podía aportar las leyes generales de la mente, no la especulación de sillón.

Las afirmaciones teóricas específicas de Wundt no quedaron sin respuesta. Desde dentro de la nueva psicología se le opusieron diversos estudiosos cuyos datos les llevaron a construir teorías alternativas de los sucesos mentales. Los desacuerdos que se produjeron a menudo se centraron en la validez de los informes introspectivos, y se generó una gran controversia sobre cuestiones básicas de hecho. Finalmente, el fracaso en la resolución de estos argumentos, así como la sospecha de que podrían ser irresolubles en principio porque los eventos a los que se referían eran informes internos de los individuos y no eventos observables por cualquier observador imparcial, pusieron fin a la primera era de la psicología científica.