. Friedrich Nietzsche, Fragmentos póstumos (ed. de Günter Wohlfart), Abada, Madrid, 2004, pp. 110 y 225.
. René Dubos, Un animal tan humano , Barcelona, Plaza & Janés, 1971, p. 39.
. Santiago Álvarez Cantalapiedra, “Tecnociencia en la era del Antropoceno”, introducción al número monográfico (133) de Papeles de relaciones ecosociales y cambio global sobre La tecnociencia en tiempos (post)modernos, Madrid, 2016, p. 5. También el siguiente número de la revista es monográfico sobre estas cuestiones: Espejimos tecnológicos, en Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, 134, Madrid, 2016.
. Manuel V. Gómez, “Frente al paro no hay nada que hacer solo en una generación”, El País, 16 de mayo de 2016.
. Del discurso de recepción del premio Goldman, el 20 de abril de 2015. La cita ampliada diría: “En nuestras cosmovisiones somos seres surgidos de la tierra, el agua y el maíz. De los ríos somos custodios ancestrales, el pueblo lenca, resguardados además por los espíritus de las niñas que nos enseñan que dar la vida de múltiples formas por la defensa de los ríos es dar la vida para el bien de la humanidad y de este planeta. El COPINH, caminando con otros pueblos por su emancipación, ratifica el compromiso de seguir defendiendo el agua, los ríos y nuestros bienes comunes y de la naturaleza, así como nuestros derechos como pueblos. ¡Despertemos! ¡Despertemos, humanidad! Ya no hay tiempo. Nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de solo estar contemplando la autodestrucción basada en la depredación capitalista, racista y patriarcal…”. Berta Cáceres (1973-2016), líder indígena del pueblo lenca, ecologista y defensora de los derechos humanos, fundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), que encabezó la mayor resistencia a megaproyectos en Centroamérica, fue asesinada el 3 de marzo de 2016 por sicarios vinculados con la empresa Desarrollos Energéticos (DESA). Se trata de la compañía que construye la represa de Agua Zarca en el hondureño río Gualcarque, en territorio del pueblo lenca, y al que se oponía el COPINH. Antes de su muerte, Berta Cáceres había denunciado amenazas de la empresa, a la que también responsabilizó del asesinato de cuatro integrantes de COPINH al inicio de ese año.
. La ngdon Winner, La ballena y el reactor, Gedisa, Barcelona, 1987, p. 26.
. Ignacio Echevarría, “Naturaleza trágica”, El Cultural , 24 de junio de 2016.
. “En el futuro, las personas no dedicarán tanto tiempo a hacer funcionar la tecnología […] porque esta no tendrá fisuras. Simplemente estará allí. La Web lo será todo y, al mismo tiempo, no será nada. Como la electricidad. Si lo hacemos bien, creo que podemos solucionar todos los problemas del mundo.” Schmidt, citado por Evgueny Morozov, La locura del solucionismo tecnológico, Katz, Madrid/Buenos Aires, 2015, p. 19.
. Hartmut Rosa, Alienación y aceleración. Hacia una teoría crítica de la temporalidad en la modernidad tardía, Katz, Madrid/Buenos Aires, 2016, pp. 105 y ss.
. Por lo demás, la expresión nos remite al conocido libro de Mark Dery Velocidad de escape. La cibercultura en el final de siglo (Siruela, Madrid, 1998).
. Tendríamos una anticipación de este deseo en el postulado de Jacques Ellul, según el cual “el progreso técnico tiende a realizarse según una progresión geométrica” (Ellul, La edad de la técnica , Octaedro, Barcelona, 2003, p. 97). La primera edición de La technique ou l’enjeu du siècle (vertida al castellano como La edad de la técnica ) es de 1954.
En realidad el aviso básico sobre el problema de los crecimientos exponenciales en ambientes finitos tiene más de un siglo. Mucho tiempo antes de los valiosos trabajos que desembocaron en The Limits to Growth, el primero de los informes al Club de Roma (1972), Henry Adams se dio cuenta de que se había producido un incremento constante del uso de energía (y cada vez más acelerado) a partir del siglo XIII, y que este era el factor principal en la transformación de la civilización occidental. Y, como nos recuerda Lewis Mumford, ya en 1905 Adams se percató de que ello no constituía ninguna mejora inequívoca, porque la aceleración del ritmo podría destruir la estructura social en su conjunto. Véase Lewis Mumford, El pentágono del poder (vol. 2 de El mito de la máquina) , Pepitas de Calabaza, Logroño, 2011, pp. 373 y ss.
. Michel de Montaigne, Ensayos II, 37, op. cit. , p. 1499.
. Cuatro propuestas muy valiosas para estas tareas: José Manuel Naredo, Economía, poder y política. Crisis y cambio de paradigma, Díaz & Pons, Madrid, 2013. Harald Welzer, Selbst denken-Eine Anleitung zum Widerstand , Fischer, Francfort del Meno, 2013. Jérôme Baschet, Adiós al capitalismo - Autonomía, sociedad del buen vivir y m ultiplicidad de mundos , NED eds., Barcelona, 2015. Federico Agui lera Klink, Naturaleza humana, economía y cultura. Hábitos de pensamiento y reglas del juego , Eds. del Genal, Málaga, 2016.
. Introduzco esta noción por analogía con la propuesta de economía descalza de Manfred Max-Neef.
. Lewis Mumford, El pentágono del poder (vol. 2 de El mito de la máquina) , op. cit. , p. 64.
. Barbara Ward, “Discurso de Estocolmo”, en Maurice F. Strong (comp.), ¿Quién defiende la Tierra?, FCE, México DF, 1975, p. 22.
. Vale la pena leer el párrafo entero, que impresiona: “Cualquier investigador que trabaje en una universidad o centro de investigación se enfrenta cada día a una continua lucha contra el tiempo. Hay que compaginar la docencia con la investigación, dirigir trabajos de fin de grado, trabajos de fin de máster y tesis doctorales, e invertir incontables horas en todo tipo de burocracia. El nivel de exigencia no cesa de aumentar. Se trabaja con la presión de lograr un nuevo proyecto de investigación, publicar un nuevo artículo en una revista bien posicionada, mejorar el índice de impacto, conseguir más becarios. El email no deja desconectar ni en vacaciones ni en fines de semana. Los investigadores jóvenes llegan a trabajar largos años con becas y contratos precarios que generan una continua incerteza sobre el futuro profesional, mientras se les exige una dedicación completa y un nivel excelente. Sé que la vida académica es muy estresante y exigente, porque a mí me sucede lo mismo. Entiendo que un científico pueda llegar a pensar: ‘Con toda la presión que tengo, solo me faltaba la dichosa ética’. Por eso creo que debemos reinventar una universidad que trabaje con otro ritmo, lo que algunos defienden como slow Academia. Pero uno de los científicos llegó a decir una frase que me resultó reveladora: ‘Con el trabajo que tenemos, pararnos a pensar es un lujo que no nos podemos permitir ’. Entonces lo entendí todo. Ese es quizás el problema más fundamental de la sociedad en que vivimos”.
. He tratado de justificar este aserto en Jorge Riechmann, “La revolución (ecosocialista y ecofeminista) tendríamos que haberla hecho ayer”, capítulo 1 de Autoconstrucción. La transformación cultural que necesitamos, Los Libros de la Catarata, Madrid, 2015. Véase además Emilio Santiago Muiño, No es una estafa, es una crisis (de civilización), Enclave de Libros, Madrid, 2015.
Sobre la imagen del Titanic , que es importante para mí, he señalado en otro lugar: el hundimiento del Titanic —aquel gran transatlántico de la naviera White Star Line— en abril de 1912, en su viaje inaugural, ha proporcionado durante un siglo una metáfora muy potente para pensar acerca del progreso, y del rumbo que iban tomando las sociedades industriales. Hay algo importante que recuerda Ferran Puig Vilar en una de las entregas de un importante libro ( ¿Hasta qué punto es inminente el colapso de la situación actual? ) que a finales de 2014 comenzó a publicar por entregas en su blog Usted no se lo cree , y es lo siguiente: el Titanic ya estaba técnicamente hundido algo antes de que nadie viera el enorme iceberg e intentara, inútilmente, bordearlo. Dada su posición y velocidad, su masa, su capacidad máxima de frenado, su radio máximo de giro, la resistencia mecánica de los laterales, la configuración interna del buque, etc., hubo un momento en que ya era imposible evitar el hundimiento, mientras pasaje y tripulación seguían de fiesta (como se sabe, la orquesta del buque siguió tocando con bravura hasta al final: murieron con los violines y los clarinetes puestos). Comenta Ferran que “ese es el tipping point auténtico, el punto a partir del cual la vida propia del sistema convierte en inútil la mejor estrategia de los gestores más lúcidos”.