• Quejarse

Omar G. Villegas - El jardin de los delirios

Aquí puedes leer online Omar G. Villegas - El jardin de los delirios texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2012, Editor: textofilia-ediciones-, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Omar G. Villegas El jardin de los delirios
  • Libro:
    El jardin de los delirios
  • Autor:
  • Editor:
    textofilia-ediciones-
  • Genre:
  • Año:
    2012
  • Índice:
    5 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

El jardin de los delirios: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "El jardin de los delirios" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

43382006ae31f0c8d42c8694cdb20686_DB

Omar G. Villegas: otros libros del autor


¿Quién escribió El jardin de los delirios? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

El jardin de los delirios — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" El jardin de los delirios " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
DESEOS SE BUSCA AMANTE Se busca amante para compartir unas horas del día - photo 1

[ DESEOS ]

SE BUSCA AMANTE

Se busca amante para compartir unas horas del día. No tiene que ser el más carita ni tener los músculos de un modelo. De hecho, esos cuerpos esculpidos en gimnasios, quirófanos y consultorios me resultan antipáticos. Prefiero las señales evidentes de tentaciones abrazadas y placeres gozados, culpas ignoradas y hedonismos insaciables.

No tengo un tipo, aunque me atraen las barbas de arbusto y el desparpajo; quizás algo más altos que mis 1.70 metros y más robustos, capaces de envolver mi extraña delgadez de 61 kilos; tal vez de ojos grandes y expresivos y, de preferencia, de manos desproporcionadas con dedos anchos y aplanados, con palmas casi ásperas. Los pies, si se puede, también que sean vastos. Pero estos gustos no son condiciones, claro.

Abstenerse los arrogantes, déspotas, insensibles, gritones, ignorantes, avaros e imbéciles. Sobre todo los imbéciles, porque reunirían en un mismo ser tantas miserias. Más bien se busca un amante apasionado, capaz de la ternura, desinhibido, honesto, intrépido, inquisidor de dogmas, sediento de saberes. Inteligente. Inteligente no es pretencioso ni sabiondo, sino proclive al arte de prestidigitar.

Se busca amante para compartir lo mejor de mi mundo. Para pasar algunas horas haciendo el amor, riendo, viendo películas o paseando por algún rincón; para platicar ocurrencias, bailar en avenidas estresadas o cantar en la ducha; para leer poesía en algún balcón o rodar por pequeñas pendientes cubiertas de pasto.

No se exigen horarios ni exclusividad. Si tú o yo estamos de malas, o no se trata de un buen momento, nuestras horas de amantes se guardan para otros instantes propicios para el coqueteo. Y si frente a nosotros, juntos o por separado, aparecen otros amantes: seremos libres de actuar como mejor nos parezca, mas con honestidad.

Se busca amante que reconquiste día tras día y que a diario se deje cautivar; que no le tema a robar un beso y que ayude a subir el garrafón de agua. Que guste de la comida hecha con un cariño casi maternal. Me gusta cocinar y consentir, eso te ofrezco.

He de aclarar que no te podría ofrendar nalgas exuberantes, ojos verdes o facciones apolíneas. Acaso puedo presumir de cierto encanto y de una curiosidad tumultuosa. Tuyos serían mi biblioteca, mis devedés y mis revistas; mis ardores y mis dudas; mi inacabable paciencia.

Te ofrezco mi generosa espalda con sus marcas de acné y algunos vellitos irreverentes. Lo mejor de mi mundo por unas horas al día en las que no trastoquemos las obligaciones ni los placeres solitarios. Un pecho para acurrucarte y unos brazos para arroparte. Una casa a la cual correr si llueve y un plato de pasta. Una cerveza fría para el calor y vino verde. Frutos y dulces para el antojo y el cosquilleo constante de un pastel.

Te ofrezco horas pletóricas de risas y besos; de caricias y, posiblemente, alguna caminata agarrados de las manos o… tú sugiere.

HUMEDAD

Eleva tu marea e inúndame / desborda mi boca / ahógame / borbotea / deshiela tu frente contra mi cuello / rompe tus olas contra mis piernas erosionadas / huracanea mis oídos / rocía mi voz / arrásame / arrásame como una avalancha de nieve que azota la playa / cávame / cávame y aráñame / deposítate.

Llena mi cuerpo.

LA DESPEDIDA EN GARE DU NORD

Helaba y Gare du Nord era un hervidero de pasajeros. En medio estábamos Sylvain y yo. Habíamos pasado unos días juntos durante mi visita a París aquel invierno.

Nos conocimos azarosamente en la estación la tarde de mi arribo. Todo fluyó sin contratiempos. En el trajinar de horarios, trenes y hartazgos se olvidan las formalidades ante lo evidente. Sylvain era delgado. De piel apiñonada. Su rostro: afilado y varonil. Su familia era de origen argelino. Él nació en París. Hablaba un francés hechizante, y no, no todos los que hablan francés cautivan. En él, el idioma tenía un tono delicioso por ese apenas perceptible acento extranjero. Aunque en esa boca cualquier lengua adquiría una sabrosa musicalidad.

Poco después del primer encuentro acabamos en una cama en algún recoveco de París. No es preciso aclarar dónde. En la gélida París cualquier rincón tibio es un edén. Su cuerpo desnudo era irresistible: sólido, sin grasa. Olía a sudor de todo el día. Supongo que su trabajo exigía gran esfuerzo; nunca le pregunté. Pasamos varios días juntos antes de la despedida en Gare du Nord. Yo tenía que volver a España a continuar con mis estudios. Él tenía que quedarse en Francia para ganarse la vida.

Los días con Sylvain fueron marcados por caminatas nocturnas en callejuelas ajenas a los turistas. Conocí un rincón del Sena que quizá ningún visitante había pisado. Yo apenas me atreví a explorarlo; sólo cuando Sylvain me dio la mano. Sí, a todos nos sale lo cursi alguna vez. Conocí París desde las alturas de un cuarto de azotea. Probé de su boca el vino tinto más barato y exquisito.

Sylvain y yo estábamos en Gare du Nord viéndonos. Mi maleta a un costado en el piso. Le sonreí y en mi precario francés le dije lo que a nadie antes ni después de él: “Te amo”. Él sonrió y me cerró el ojo. Pareció que iba hablar cuando me agaché por el equipaje. Lo siguiente que le dije fue adiós. Él me dijo adiós y se dio la media vuelta. Yo caminé hacia el andén y no, no fue como en las películas, yo sí volteé y él no. Encendió un cigarro y salió tiritando. Yo me subí al tren queriéndole tanto. París se tragó a Sylvain y no lo he vuelto a encontrar en mis regresos. Sólo me gustaría saber si aquella vez me quería decir algo. Tal vez no.

CRUELDAD MEXICANA

Una hirviente noche cualquiera del verano salmantino nos ligamos un griego y yo en el único bar gay decente de la ciudad. Y decente es un halago para esos lares de la avejentada Castilla y León. Nos miramos. Me acerqué a donde él estaba, en dirección a la barra, y me habló. Intercambiamos en español unas frases que en su mayoría he olvidado. Clichés seguramente.

Como sucede en esos casos, al platicar comenzamos a acercar una mejilla con la otra, un dedo de la mano con otro, algún pliegue de los jeans con otro. Yo le veía insinuante, al menos eso intentaba, y él anhelante, al menos eso parecía. Hablábamos cada vez más cerca hasta que se suscitó la primera fricción, levísima, de labios. Sus gestos de deseo comenzaron a combinarse con una angustia incomprensible. Cuando ya los toqueteos habían llegado a lo reiterativo como la música alta y el bullicio, lo miré fijamente y me acerqué a su boca. Podía oler su sudor perfumado y su aliento a alcohol. Entonces él sonrió y asestó: “Los mexicanos son crueles”, dijo. Ahora mis coqueteos se combinaron con el asombro y pregunté: “¿Por qué?”. Él respondió: “Es que todos son así: provocadores, crueles. Terribles”.

Más que ofenderme la sentencia me llenó de tal confianza que me aventuré a robarle un beso. Él se echó un poco para atrás. “Ves, son terribles”, repitió. Volví a sonreír y me encogí de hombros. Él añadió: “Ahora estoy muy ebrio y temprano debo trabajar, pero ven mañana a la misma hora y verás”. Ese verás sonó excitante, tanto que su apariencia inocua, como esas tras las que se esconden las personalidades más perversas, reverdeció. Le vi extraordinario: vigoroso, pelo encrespado y castaño, de perfil davidciano. “Mañana aquí te busco”, prometió más relajado. Yo me despedí con un beso en la mejilla. Por supuesto que le rocé la entrepierna. Le agarré la mano mientras me alejaba. La solté cuando había avanzado y le di la espalda. Altivez podría decirse que sentí en ese momento. Altivez y certeza, certeza de que no regresaría. Y no volví. Sí que somos crueles los mexicanos, aun contra nosotros mismos.

AMORES INENARRABLES

Por mi cama pasaron los hombres más admirados de la historia. ¡Qué inteligencias las suyas! Aunque yo no los recuerdo precisamente por sus hazañas intelectuales, sino por las amatorias. Por sus talentos artísticos e intelectuales se les cree genios, pero si como yo hubiesen conocido sus habilidades de cama no los considerarían humanos, sino dioses. O demonios.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «El jardin de los delirios»

Mira libros similares a El jardin de los delirios. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «El jardin de los delirios»

Discusión, reseñas del libro El jardin de los delirios y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.