Considerada en principio como precursora de la química moderna, la alquimia tiene, no obstante, un carácter de arte unitario. Tiene todas las características de una auténtica tradición, y por lo tanto no puede ser una especie de casualidad en la historia de la humanidad, sino que debe anunciar una fe profundamente arraigada en las posibilidades del espíritu y del alma.
Titus Burckhardt rechaza toda tesis psicológica enfrentándose a esa imagen de la alquimia que la describe como un delirio irracional.
Titus Burckhardt
Alquimia. Significado e imagen del mundo
ePub r1.1
RLull 16.10.16
Título original: Alchemie, Sinn und Weltbild
Titus Burckhardt, 1960
Traducción: Ana María De La Fuente
Editor digital: RLull
ePub base r1.2
Notas
[1] Véase Herbert Silberer, Probleme der Mystik un thre Symbolik, Viena, 1914: C. G. Jung, Psychologie und Alchemie, Zurich, 1944 y 1952, y Mysterium Conjunctionis, Zurich, 1955 y 1957.
[2] En la obra etnológica de E. E. Evans -Pritchard, Nuer Religion, capítulo «The Problems of Symbols», Oxford at the Clarendon Press, 1956, se da una excelente explicación de lo que puede entenderse por símbolo.
[3] Véase Mircea Eliade, Forgerons et Alchimistes, col. «Horno sapiens», París, 1956.
[4]Ibíd.
[5]«Nos revelamos el hierro. En él hay fuerza maligna y utilidad para los hombres…». (Corán, LVII, 25).
[6] Camara Laye, L’Enfant noir, París, 1953.
[7]Vom Wesen heiliger Kunst in den Weltreligionen, Origo-Verlag, Zurich, 1955, y Principes et méthodes de l’art sacré, Lyon, 1968.
[8]Bibliothèque des Philosophes Chimiques, ed. por G. Salmon, París, 1741.
[9]Ibíd. II. El relato del diálogo entre el rey árabe Chalid y el monje Morieno o Mariano fue probablemente el primer texto alquímico traducido del árabe al latín.
[10]Bibl, des Phil. Chim.
[11] Artefius, puede ser el nombre latinizado de un autor árabe desconocido. (Véase E. von Lippmann, Entstehung und Ausbreitung der Alchemie, Berlín, 1919). Debió de vivir antes del año 1250.
[12]«Cabalistico» significa aquí, de acuerdo con la etimología de la palabra, «transmitido oralmente».
[13]Bibl. des Phil. Chim.
[14] Se ha discutido si son la misma persona este Sinesio y el homónimo obispo de Cirene (379-415), que fue discípulo de la platónica Hipatia de Alejandría.
[15]Bibl. des Phil. Chim. 10. Ibíd.
[16]Ibíd.
[17]Ibíd. 12. Ibíd.
[18]Ibíd.
[19]Ibíd.
[20] Alquimista francés del siglo XVI.
[21]Bibl. des Phil. Chim. II.
[22] El entendimiento se parece a una lente condensadora que proyecta la luz del espíritu en una dirección determinada y sobre un campo limitado.
[23] Entendemos por Metafísica la ciencia de lo no creado. La mayor parte de la «Metafísica» aristotélica es, simplemente, cosmología. Distintivo de la verdadera Metafísica es su carácter «apofático».
[24] Hemos traducido ousia por sustancia, de acuerdo con los usos de la Escolástica. En realidad, aquí se trata de la esencia de Dios.
[25] Es decir, la sustancia o el ser de Dios no puede ser reconocido por nada que esté fuera de sí mismo, pues está más allá de toda dualidad y de toda diferenciación entre objeto y sujeto.
[26] Corpus Hermeticum, trad. por A.-J. Festugière, París, «Les Belles Lettres», 1945. Capítulo « D’Hermes Trismégiste: sur l’Intellect commun, à Tat».
[27] Así veía los escritos herméticos, entre otros, san Alberto Magno.
[28] De aquí los tormentos que, al abandonar el cuerpo, sufren las almas que sólo se han preocupado de lo corporal.
[29]Corpus Hermeticum, op. cit., capítulo «Poimandrès».
[30] Sobre el simbolismo del tejido, véase René Guénon, Le Symbolisme de la Croix, parís, 1931.
[31] Los hindúes hablan de cinco elementos, pues incluyen el éter (akasha), la quintaesencia de los alquimistas.
[32] Descartes, La recherche de la Vérité par les lumieres naturelles, citado en Maurice Dumas, Histoire de la Science. «Encyclopédie de la Pléiade», pág. 481.
[33] Yapase, a este respecto, René Guénon, Le Symbolisme de la Croix y Julius Schwabe, Archetyp und Tierkreis, Basilea, 1951.
[34] Publicado en M. T. d’Alverny , Les pélégrinations de l’Ame dans l’autre Monde d’après un anonyme de la fin du XIIè siècle, en «Archives d’Histoire doctrinale et littéraire du Moyen Age», 1940-1942 . Según investigaciones posteriores de M.T. d’Alverny , el manuscrito que se conserva en la Bibliothèque Nationale de París fue escrito probablemente en Bolonia, inspirado en un antecedente español.
[35] Véanse láminas 1 y 2 y la explicación correspondiente.
[36] Según Averroes, el movimiento ininterrumpido del ciclo sin estrellas es la intersección entre tiempo y eternidad.
[37] El sistema heliocéntrico era enseñado ya por Aristarco de Samos (ca. 320-250 a.J.C.). Nicolás Copérnico, en el prólogo, dedicado al papa Paulo III, de su obra De las órbitas de los astros (1543), se refiere a Hicetas de Siracusa y a ciertas indicaciones de Plutarco. Aristóteles, en su libro del cielo, escribe: «Mientras que la mayoría [de físicos] opinan que la Tierra está en el centro [del Universo], los filósofos itálicos, llamados pitagóricos, disienten de ello, pues afirman que en el centro está el fuego; la Tierra, por el contrario, que es uno de los astros, gira alrededor del centro…». Es de suponer que también ciertos astrónomos hindúes de la Antigüedad conocían el esquema heliocéntrico del Universo.
[38] Berthelot, La Chimie au Moyen Age, París, 1893, II. 262-263 .
[39] Ciertas teorías modernas que pretenden entender el desarrollo de las formas inorgánicas y orgánicas como una «evolución» del espíritu no son, en el fondo, sino una continuación del materialismo, ya que atribuyen al espíritu, que en esencia es inmutable, un devenir.
[40] Esto es válido incluso para los números, por cuanto cada número no representa sólo una cantidad, sino, al mismo tiempo, también un aspecto de la unidad o uno, como lo que tiene carácter de dos, tres, cuatro, etc. La diferencia cualitativa de las formas se manifiesta con la mayor claridad de las unidades numerales, y ésta es la razón por la que los teoremas pitagóricos consideraban a los números simples como la expresión de los arquetipos.
[41] En Le Règne de la Quantité et les Signes des Temps, ed. Gallimard, París, 1943.
[42] Expresado con cierta osadía, el metal es una forma espiritual de la materia corporal, mientras que los planetas o los astros representan en general una forma corporal del espíritu.
[43] Algunos alquimistas helenos sitúan el electrón en el lugar del mercurio.
[44] Es de observar, sin embargo, que sólo un campo completo de la existencia posee un centro indiscutible; sólo el hombre es el centro indiscutible de toda la existencia terrena. Por el contrario, hay campos parciales con centros relativos que se manifiestan a menudo en formas diversas, las cuales se complementan entre sí. Por ejemplo, en el reino de las aves tenemos, además del águila, el ruiseñor, la paloma, el pavo real, el cisne e incluso la lechuza, que, cada uno a su modo, representan un centro.