Estos discursos y conferencias del autor de El asno de oro reflejan su enorme capacidad oratoria y constituyen una buena muestra de la retórica en la Segunda Sofística.
Lucio Apuleyo
Apología & Florida
Biblioteca Clásica Gredos - 032
ePub r1.0
Titivillus 25.06.17
Título original: Apología o De magia pro se liber & Florida
Lucio Apuleyo, 170
Traducción: Santiago Segura Munguía
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
Lucio Apuleyo (Madaura, norte de África, siglo II d. C.) se inició en todo tipo de religiones y cultos mistéricos, escribió (en prosa y en verso, en griego y en latín) acerca de los más diversos asuntos y temas, ejerció como prestigioso abogado y conferenciante y acabó considerándose «filósofo platónico», entre la filosofía, el esoterismo y la magia.
Y de magia se le acusó: de haberse servido de un encantamiento para seducir a una viuda rica, ya de cierta edad, y casarse con ella. La defensa que hizo de sí mismo nos ha llegado en la Apología, que es también el único discurso jurídico de la latinidad imperial que conservamos. En su primera parte, antes de refutar los cargos, Apuleyo emprende todo tipo de digresiones: sobre el dentífrico y la higiene bucal, el elogio filosófico de la pobreza, una teoría sobre la epilepsia…, lo cual debió de desconcertar no poco al auditorio. A continuación, como disciplinado abogado, examina los documentos y emprende su defensa propia. La Flórida, por su parte, es una colección de fragmentos de conferencias que pronunciara Apuleyo, en otra de sus vertientes, la de orador deslumbrante y preciosista. Estos textos ponen de manifiesto lo huero de la oratoria en el periodo denominado de la Segunda Sofística, capaz de desplegar su plumaje a raíz de cualquier pretexto: el relato de un viaje, la agudeza de la vista, las costumbres de los gimnosofistas, el encomio de un procónsul, la descripción de un papagayo… Todo trivial y anecdótico, frívolo y un tanto insustancial, pero aleccionador reflejo de la latinidad agónica y decadente, en la que Apuleyo es sin duda de lo más interesante.
Notas
[1] Cf. TH. SINKO, «Apuleiana», Eos 18 (1912), 137 y ss.; E. COCCHIA, Romanzo e realtà nella vita e nell’attività letteraria di Lucio Apuleio, Catania, 1915; M. HICTER, «L’autobiographie dans l’Ane d’Or d’Apulée», L’Antiquité Classique 13 (1944), 95-112; 14 (1945), 61 y ss.
[2] Emiliano Estrabón, condiscípulo de Apuleyo (Flór. XVI) y aproximadamente de su misma edad, fue consul suffectus el año 156, cuando tenía, por lo menos, 33 años. Nació, pues, hacia el año 120, fecha próxima a la del nacimiento de Apuleyo.
[3] Cf. Apología 1-2; De deo Socratis (inscrip. y subscrip.). Cf. Perì hermeneías IV: Ut si pro Apuleio dicas philosophum Platonicum Madaurensem, «como si, en lugar de Apuleyo, dijeras el filósofo platónico de Madaura»; S. AGUSTÍN, Ciudad de Dios VIII 14.
[4][Ph]ilosopho [Platonico [Ma]daurenses ciues ornamenta[o] suo d(e)d(icauerunt) p(ecunia) [p(ublica)], «Los ciudadanos de Madaura dedicaron a expensas públicas (esta estatua) al filósofo platónico que constituye para ellos un honor», Bulletin archéol. du Comité des travaux historiques (1918), 199; (1919), 147. Actualmente, en ST. GSELL, Inscriptions latines de l’Algérie, I, París, 1922, núm. 2115.
[5] El famoso Madaurensem (XI 27, 9), para la mayor parte de los críticos, es una especie de firma o de criptograma mediante el cual Apuleyo confesaría furtivamente su identidad con Lucio. Seguramente hay que corregir el texto. Goldbacher propone mare Doriensem; D. S. Robertson, mandare se religiosum, pero no ha mantenido su propuesta en su propia edición (Belles-Lettres, 1945).
[6]Apología 72; Flór. XVIII, XX.
[7] TH. SINKO, De Apulei et Albini doctrinae Platonicae adumbratione, Cracovia, 1905; F. REGEN, Apuleius Philosophus Platonicus. Untersuchungen zur «Apologie» und zu «De Mundo», Berlín, 1971.
[8]Flór. IX, XVIII; De deo Socratis, Pról. V; Apol. 4. En su lengua aparecen frecuentes helenismos.
[9] Cf. Metam. XI 26 ss. Del pasaje Metam. XI 30 (stipendiis forensibus bellule fotus, «bien reconfortado con las ganancias del foro») se ha deducido que Apuleyo ejerció en Roma la profesión de abogado. Sobre sus conocimientos jurídicos, véase F. NORDEN, Apuleius von Madaura und das römische Privatrecht, Leipzig, 1912, obra publicada parcialmente en francés en Revue de l’Université de Bruxelles, 1911.
[10]Apol. 72-73. El discurso en cuestión es seguramente el mismo al que alude en el cap. 55: de Aesculapii maiestate.
[11] San Agustín (Epíst. 138, 19) alude a las peleas de Apuleyo con los ciudadanos de Oea.
[12]Flór. XVI, XVIII; XX: Apuleius uester.
[13]Flór. IX, XIV, XVII.
[14] San Agustín lo nombra constantemente, para refutarlo, en su Ciudad de Dios (VIII 14 ss. etc.).
[15] Apuleyo fue honrado en vida con la erección de tres estatuas por lo menos (Flór. IX; XVI; XVIII). Cf. SAN AGUSTÍN, Epíst. 138, 19. En su descripción de las estatuas que se encontraban en el gimnasio llamado Zeuxippos, en Constantinopla, Cristodoro de Coptos (Anthologia Palatina II 303) define a Apuleyo como un mýstemacrs, en el sentido de mysteriorum peritus o «iniciado en los cultos mistéricos». El proceso de que fue objeto le sirvió, sin duda, a Apuleyo como reclamo de sus dotes de taumaturgo. Cf. G. BRUGNOLI, «Le statue di Apuleio», Annali delta Facoltà di Lettere… Cagliari 29 (1961-65), 11-25; V. FERRARO, «Apuleio in Cristodoro», Ann. Fac. Lett. Cagl. 29 (1961-65), 27-36.
[16] Cf. SAN AGUSTÍN, Epíst. 138, 19: Ne ad aliquam quidem iudiciariam reipublicae potestatem… potuit peruenire, «ni siquiera pudo alcanzar un cargo judicial de la república». En este caso, el verbo potuit sólo significaba que Apuleyo, a pesar de su magia, no «pudo» alcanzar grandes éxitos personales en el campo jurídico, lo cual no quiere decir que se lo propusiera.
[17] Cf. U. CARRATELLO, «Apuleio mori nel 163-164?», Giornale Italiano di Filologia 16 (1963), 97-110, supone que Apuleyo nació hacia el año 125 y murió en 163-164.
[18] La obra apuleyana aparece por primera vez con esta denominación en San Agustín (Ciudad de Dios XVIII 18: libri quos «Asini Aurei» titulo Apuleius inscripsit). R. Martín, en su estudio «Le sens de l’expression ‘asinus aureus’ et la signification du roman apuléien», Revue des Études Latines 48 (1970), 332-354, afirma que «asinus aureus» no significa «el asno de oro» (es decir, «el asno de gran valor» por su inteligencia humana), sino «el asno pelirrojo», que, según Plutarco, representaba la encarnación del pecado y del mal para los iniciados en los cultos de Isis.
[19] Cf. Ausonio, Cento nuptialis 4.
[20] Cf. Flór. IX 37.
[21] Cf. J. GUEY, «Au théâtre de Leptis Magna. Le proconsulat de Lollianus Avitus et la date de