El código de Arquímedes es una obra de no ficción que se lee como una novela, pues combina intriga, libros perdidos, y hallazgos de manuscritos al tiempo que nos ofrece unas revelaciones finales que reescriben la historia de las matemáticas y de la ciencia moderna.
La obra escrita para todos los públicos, comienza relatando la trepidante subasta en Christie’s donde se vendió el manuscrito perdido de Arquímedes, procedente probablemente de un robo. Dañados, incompletos y reescritos, los textos y dibujos de Arquímedes fueron encontrados entre las páginas de un libro de oraciones de un monje del siglo XIII. Gracias a la reconstrucción y conservación del pergamino se ha podido demostrar que el pensamiento de Arquímedes se adelantó incluso al de Isaac Newton.
R. Netz y W. Noel siguen los pasos de este magnífico científico y nos introducen en un fascinante viaje en el tiempo a las ciudades de Sicilia, Alejandría y Constantinopla, entre otras.
Lo poco que se conoce sobre este fascinante personaje se debe a la aparición de este importante documento que ha sido reutilizado a lo largo de la historia y que ha sufrido una serie de avatares que los autores irán reconstruyendo a lo largo del libro, para deleite de sus lectores.
Reviel Netz & William Noel
El código de Arquímedes
La verdadera historia del manuscrito que podría haber cambiado el rumbo de la ciencia
ePub r1.0
Titivillus 20.10.17
Título original: The Archimedes Codex
Reviel Netz & William Noel, 2007
Traducción: Redactores en Red
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
Este libro está dedicado a Lynn,
a Maya, Darya y Tamara,
y a Ioannes Myronas
REVIEL NETZ (Tel Aviv, Israel, 1968) es profesor de Ciencia Antigua en la Universidad de Stanford. Ha sido el matemático encargado de descifrar los textos y diagramas del palimpsesto.
WILLIAM NOEL trabaja como curador en el Museo de Arte Walters de Baltimore (EE.UU.). Él fue la persona a la que se le confió la custodia del original encontrado.
Prefacio
Nicetas Acominato, hermano del arzobispo de Atenas, estaba en el lugar preciso para presenciar la mayor calamidad ocurrida nunca al mundo del saber. En abril de 1204, los soldados cristianos asignados a la misión de liberar Jerusalén se detuvieron antes de llegar a su destino para saquear Constantinopla, la ciudad más rica de Europa. Nicetas ofreció su testimonio de la masacre. El suntuoso tesoro de la gran iglesia de Hagia Sophia (Divina Sabiduría) fue dividido en pequeñas porciones y distribuido entre los soldados. Hasta las mulas entraron al mismísimo santuario de la iglesia para acarrear el botín. Una meretriz, hábil hechicera y envenenadora, tomó asiento en el trono del patriarca, sobre el que danzó y entonó una canción obscena. Los soldados capturaron y violaron a las monjas que estaban consagradas a Dios. «Oh, Dios inmortal —se lamentó Nicetas—, cuán grandes eran las aflicciones de los hombres.» Las obscenas realidades de la guerra medieval cayeron sobre Constantinopla, causando así la ruina del centro de un gran imperio.
La ciudad saqueada tenía más libros que pobladores. Ésta era la primera vez que Constantinopla sufría un saqueo en sus 874 años de vida, desde que Constantino el Grande, emperador de Roma, la fundara en el año 330 d. C. Sus habitantes aún se consideraban romanos y la ciudad mantenía los tesoros literarios de la Antigüedad como su herencia. Entre estos tesoros se encontraban algunos tratados del mejor matemático del mundo antiguo, uno de los más grandes pensadores que hayan existido nunca. Determinó el valor aproximado de pi, desarrolló la teoría de los centros de gravedad y se anticipó en el desarrollo del cálculo integral mil ochocientos años antes que Newton y Leibniz. Su nombre era Arquímedes. A diferencia de los miles de libros que fueron destruidos durante el saqueo de la ciudad, tres libros que contenían escritos de Arquímedes sobrevivieron.
De estos libros, el primero en desaparecer fue el códice B: la última vez que se supo de él, en el año 1311, estaba en la biblioteca papal de Viterbo, al norte de Roma. El siguiente en esfumarse fue el códice A, visto por última vez en la biblioteca de un humanista italiano, en 1564. Aunque maestros del Renacimiento tales como Leonardo da Vinci y Galileo conocieron las obras de Arquímedes a través de copias de estos libros, ni Leonardo ni Galileo, Newton o Leibniz supieron de la existencia del tercer libro. Este último contenía dos extraordinarios textos escritos por Arquímedes que no figuraban en los códices A o B. Al compararlos con estos escritos, las matemáticas de Leonardo parecen un juego de niños. Ochocientos años después del saqueo de Constantinopla este tercer libro, el códice de Arquímedes —conocido técnicamente como códice C— apareció en escena.
Ésta es la verdadera y asombrosa historia de este libro y de los escritos incluidos en él. Esta historia revela cómo estos textos sobrevivieron al paso de los siglos, cómo fueron descubiertos, cómo volvieron a desaparecer y cómo, finalmente, encontraron un paladín. También es la historia de la paciente conservación, la tecnología de vanguardia y la dedicada erudición que volvieron a traer a la luz a estos escritos que habían sido borrados. Cuando comenzaron sus tareas en 1999, los miembros del equipo que trabajaron sobre el libro no tenían mucha idea de lo que descubrirían. Al finalizar su labor habían descubierto escritos completamente nuevos del mundo antiguo, cambiando así la historia de la ciencia.
Capítulo 1
Arquímedes en los Estados Unidos
ARQUÍMEDES SE VENDE
New York, New York
Félix de Marez Oyens… ¡Que nombre más impresionante! No lo conozco, pero una vez lo vi en la televisión. Su nombre y su comportamiento parecían diseñados específicamente para dar cuenta de un distinguido pedigrí internacional; un pedigrí que, casi naturalmente, traía consigo profundos conocimientos, un gusto refinado, un excelente discernimiento y una integridad absoluta. Claramente tenía un conocimiento vasto sobre libros y sabía venderlos extremadamente bien. Por esa razón era el director internacional del Departamento de Libros y Manuscritos de la casa de subastas Christie’s en Nueva York.
El jueves 29 de octubre de 1998 fue un día terriblemente ajetreado para Félix. La mayor parte del día la dedicó a la subasta de la última fracción de la estupenda colección de libros de ciencia y medicina perteneciente a la colección de Haskell F. Norman. Entre los 501 lotes presentados había algunos tesoros. Por la mañana vendió la tesis doctoral de Marie Curie, dedicada por ella a Ernest Rutherford, el hombre que descubrió la estructura nuclear del átomo; una primera edición de la obra de Darwin El origen de las especies y una copia de la publicación de Einstein, de 1905, sobre la teoría de la relatividad especial. Después del mediodía hubo más libros extraordinarios a merced del martillo: la copia de la primera edición del