• Quejarse

Rafael Reig - La cadena trófica

Aquí puedes leer online Rafael Reig - La cadena trófica texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2016, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Rafael Reig La cadena trófica
  • Libro:
    La cadena trófica
  • Autor:
  • Genre:
  • Año:
    2016
  • Índice:
    4 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 80
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

La cadena trófica: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "La cadena trófica" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

La cadena trófica es tal vez el primer libro con el que el lector logra aprender literatura riendo. O ríe y descubre que ha repasado la historia literaria hispanoamericana reciente. Un manual en forma de novela, o una novela en forma de manual, que acaba reproduciendo la historia de los Belinchones, y sus bandos enfrentados, como si fueran los Buendía de Cien años de soledad. Tanto si se lee de un modo o de otro, salta a la vista que sus ingredientes principales son el humor, el espíritu crítico y una forma muy original, y desmitificadora, de aproximarse a los principales autores de los siglos XIX y XX, entre ellos Larra, Vila-Matas, Galdós, Rubén Darío o Eduardo Mendoza. Los escritores se convierten en personajes y nos invitan a «devorar» sus mejores obras. Una forma diferente, amena y ágil de abordar la historia de la literatura española de los siglos XIX y XX en España y Latinoamérica.

Rafael Reig: otros libros del autor


¿Quién escribió La cadena trófica? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

La cadena trófica — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" La cadena trófica " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

A Aureliano Buendía no se le había ocurrido pensar hasta entonces que la literatura fuera el mejor juguete que se había inventado para burlarse de la gente.

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ,Cien años de soledad

Wenn ich Kultur höre… entsichere ich meinen Browning! (Cuando oigo «cultura»… ¡le quito el seguro a mi Browning!).

Atribuido a Göring, Hess y otros nazis, aunque proviene de Schlageter, de HANNS JOHST, obra teatral que se estrenó en abril de 1933 para celebrar el cumpleaños de Hitler.

Se miente más de la cuenta

por falta de fantasía:

también la verdad se inventa.

ANTONIO MACHADO

Para Anusca R. C.

Para Columna, Benito, Maite y Helena: gracias.

Y para los demás QSQ siempre.

Para Violeta.

Título original: La cadena trófica

Rafael Reig, 2016

Editor digital: Titivillus

ePub base r2.1

Introducción Pocos son los aspectos del canibalismo que no hayan recibido ya la - photo 1
Introducción

Pocos son los aspectos del canibalismo que no hayan recibido ya la atención de los especialistas. Los hábitos alimentarios de los caníbales se han divulgado a menudo, al igual que sus ritos funerarios, sus estructuras de parentesco, su folclore o sus creencias religiosas. Sobran en las librerías los estudios sobre su cultura funeraria (como el famoso Digestión y trascendencia, de Jesús Paniagua), las exposiciones de sus costumbres matrimoniales (Cariño caníbal: el amor y la masticación, de Violeta Fernández, sigue siendo el más completo), los recetarios (el ya clásico Cocina caníbal: recetas para principiantes, de Marisol de Mateo), los repertorios ilustrados de su artesanía (como el todavía útil Vajilla y ajuar doméstico de los caníbales de Samoa, de Carmen de Eusebio) y los tratados sobre sus conjeturas metafísicas (a partir del indispensable Reason, Sense and Subjectivity in Cannibalism, de Muhisim Alramli).

Por eso mismo resulta tanto más llamativa la prolongada ausencia de interés científico por los hábitos de lectura del caníbal.

El presente manual viene a intentar llenar ese vacío al menos en parte.

Los novelistas y poetas, ya sea por hábito histórico, por fatalidad invencible o por decisión propia, son siempre caníbales: se devoran unos a otros. En general, no leen los libros: se los comen (a menudo sin cocinarlos ni masticarlos). Sus digestiones son prolongadas y en ocasiones muy dolorosas. Este estudio expone de forma accesible la compleja cadena trófica del canibalismo literario, en el que cada especie tiene su propio depredador y, a su vez, se alimenta de otra especie aún más desvalida.

Ofrece así un panorama cronológico de la antropofagia cultural en los últimos dos siglos. No tiene, sin embargo, la pretensión de ser exhaustivo, sino más bien la de abrir un nuevo campo (sin duda fértil) para el aficionado a los estudios antropofágicos, así como la de ofrecer al profano y al estudiante un resumen divulgativo del panorama histórico de la literatura caníbal entre 1808 y 2008.

Cada unidad didáctica (salvo la última, por razones obvias) viene acompañada de los correspondientes ejercicios prácticos para el estudiante, así como de sugerencias de lectura. El presente volumen resultará por ello útil tanto para el canibalista profesional como para el lector curioso sin conocimientos previos de la materia, y, como es natural, para los propios caníbales.

El autor quiere manifestar la deuda contraída con el gran caníbal Antonio Orejudo, con quien compartió largos años de antropofagia insaciable. También quiere agradecer la colaboración inestimable de varios canibalistas de prestigio internacional, y excelentes caníbales todos ellos: Javier Azpeitia, Manuel Fernández Cuesta, Constantino Bértolo, Juan Cerezo y mi tío Ramiro Reig (bajo la misma ombre magicienne).

Notas

[1] El Ensanche creó hacia 1860 el barrio de Cuatro Caminos. El eje central estaba constituido por el camino de Francia o carretera de Irún, hoy calle de Bravo Murillo. Antes de que llegaran las familias de obreros emigrantes estaba poblado por matuteros, conejeros de la caza furtiva de El Pardo y demás gente de la busca, por no mencionar a las mujeres de vida airada y a esos literatos que acudían para «capturar impresiones», según afirmaban.

[2] Militares españoles. Durante la primera mitad del siglo XIX, en España, los militares solían ser liberales. En las novelas, siempre que aparecía un militar o un ingeniero, era progresista. Los curas en cambio representaban (igual que ahora) a las tenebrosas fuerzas del oscurantismo.

[3] Así se llamaba a la tertulia romántica que se reunía en el Café del Príncipe, anejo al Teatro del Príncipe (luego Español). Los realistas se reunían en el llamado «Bilis Club», en la Cervecería Escocesa de la Carrera de San Jerónimo. En los años ochenta del siglo XX hubo otro Parnasillo en Madrid, en la calle San Andrés, al que acudían los plumíferos nacidos en los sesenta (Orejudo, Azpeitia, Reig y otros) a capturar impresiones y a saciar lo que Keynes llamaría su (acentuada) «preferencia por la liquidez».

[4] Salvo el carnet, que no obtuvo ni siquiera con un daguerrotipo.

[5] Lord Byron (George Gordon, 1788-1824) fue el poeta romántico inglés más representativo. Estudió en Harrow y Cambridge y heredó una fortuna y un título nobiliario. Se le acusó de acostarse con su hermana, y puede que lo hiciera. En 1923 se unió a la lucha de los griegos por su independencia de los turcos. Murió al año siguiente, al parecer de un enfriamiento producido por una mojadura y agravado por las sangrías con las que los médicos trataban sus ataques epilépticos.

[6] Según Mesonero Romanos: «En dicha calle Amaniel, al número 11, está el hospital de mujeres incurables, precioso establecimiento de beneficencia, fundado por la Condesa viuda de Lerena en 1803. Estuvo en diversos sitios hasta que, en 1824, fue trasladado a este edificio, que sirvió anteriormente al colegio de niñas huérfanas, fundado por Felipe V, y era conocido por el de Monterrey, a causa de haber pertenecido la casa al Conde de ese título, a quien la compró Su Majestad. Este precioso hospital sufrió considerablemente en el horroroso incendio ocurrido el día 8 de julio de 1851, en que quedaron reducidas a cenizas diez y siete casas en las cuatro manzanas que dan a dicha calle y las del Portillo, del Cristo, del Limón y del Conde-Duque».

[7] El escritor escocés Walter Scott (1771-1832) es famoso por su concepción tradicionalista de la novela histórica romántica (Rob Roy, Ivanhoe, etcétera). Era cojo, como Byron, aunque a consecuencia de una polio infantil. Fue nombrado sir (como John Lennon, sin ir más lejos).

[8] Se trata de un escritor del siglo XX que llegó incluso a ser finalista del Premio Planeta en 1980. El acróbata debía de ser Javier Marías, otro escritor al que Benet y Juan García Hortelano habían amaestrado para obligarle a hacer volatines por el paseo de Recoletos. A veces lo llevaban de gira por los pueblos, con una furgoneta en la que exhibían a Rosa Montero desnuda.

[9] Juan Benet, En la penumbra.

[10] El célebre manicomio de Leganés se inauguró con el nombre de Casa de Dementes de Santa Isabel en 1851. Su degradación fue muy rápida, no tuvo abastecimiento de agua potable hasta 1912, y Eduardo Viota, que fue administrador del centro desde 1884 a 1896, llegó a escribir: «Si los mismos locos lo trazaran y los construyeran a su antojo, no lo concibieran en tan abigarrada deformidad». Las últimas palabras de Fortunata y Jacinta, de Galdós, las pronuncia en el interior de este manicomio Maximiliano Rubín: «¡Se creerán estos tontos que me engañan! Esto es Leganés. Lo acepto, lo acepto y me callo en prueba de la sumisión absoluta de mi voluntad a lo que el mundo quiera hacer de mi persona. No encerrarán entre murallas mi pensamiento. Resido en las estrellas. Pongan al llamado Maximiliano Rubín en un palacio o en un muladar… lo mismo da». Así termina la mejor novela española.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «La cadena trófica»

Mira libros similares a La cadena trófica. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «La cadena trófica»

Discusión, reseñas del libro La cadena trófica y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.