La rebelión de los Brujos (La Révolte des Magiciens), se podria decir que es la continuación de El retorno de los brujos (Le Matin des Magiciens), del escritor francés Louis Pauwels y el escritor ruso Jacques Bergier, publicado en 1971.
En la rebelión de los brujos, podemos observar una mezcla muy interesante entre Alquimia, parapsicología, esoterismo y su relación con el nazismo, pasa del estudio de un lenguaje arquetípico a los fenicios en América Latina, desde las coincidencias de Tolkien y Borges sobre una Atlántida sumergida a los misteriosos mapas turcos que cartografiaron la Antártida varios miles de años antes de que fuese cubierta por el hielo. Podríamos decir incluso que aquí se nos muestra una «historia oculta» integrando la ciencia y el ocultismo con varios sucesos y personajes a lo largo del tiempo.
Estos y otros enigmas son abordados desde una perspectiva poco académica, pero idílicamente intuitiva. Son valiosos a pesar de sus falencias, ya que no tienen una intención docente. Por el contrario, Louis Pauwels y Jacques Bergier parten de una premisa perfectamente opuesta: adentrarse en los misterios como camino para expandir nuestra percepción sobre lo real, que a menudo excede los límites de los comprensible. Un libro que nos abre las puertas a un nuevo mundo, un mundo completamente extraño y que seguramente nos llevará a adentrarnos más en él.
Louis Pauwels & Jacques Bergier
La rebelión de los brujos
ePUB r1.3
Ac3r024.07.13
Título original: La révolté des magiciens
Louis Pauwels & Jacques Bergier, 1971
Traducción: J. Ferrer Aleu
Editor digital: Ac3r0
ePub base r1.0
Fue maestro en Athis Mons desde 1939 a 1945. Estudió la licenciatura en letras, que interrumpió al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Louis Pauwels escribió en muchas revistas literarias mensuales francesas en 1946 (incluyendo Esprit y Variété) hasta la década de 1950. Participó en la fundación de Travail et Culture (Trabajo y Cultura) en 1946, destinados a difundir la cultura a las masas, y de la que él era el secretario. En 1948, se unió a los grupos de trabajo de GI Gurdjieff durante quince meses, hasta que se convirtió en editor en jefe de Combat en 1949 y editor del periódico Paris-Presse. Dirigió, entre otros, la Biblioteca Mondiale' (precursora del «Livre de Poche»), el mensual de la mujer Marie Claire, y la revista Artes y Cultura en 1952.
Pauwels conoció a Jacques Bergier en 1954, cuando era el director literario de la Biblioteca Mondiale, surgiendo una estrecha amistad entre ellos, gracias a la cual escribieron en 1960 Le Matin des Magiciens (El retorno de los brujos), y en 1970 la interrumpida continuación de L'Homme Eternel (El Hombre Eterno). Colaborando nuevamente con Bergier (así como con François Richaudeau), fundó la revista bimensual «Planète» en octubre de 1961, que apareció hasta el mes de mayo de 1968 (y una vez más ese mismo año bajo el título Le Nouveau Planète (el Nuevo Planeta). Fueron 64 números en total entre las dos ediciones. Diversas números agrupados se han publicado, en una colección que los autores llamaron «Encyclopédie Planète», ya que cada volumen contiene alrededor de 250 páginas, con alrededor de treinta volúmenes en total. Diecisiete «Antologías Planètes» dedicados a Jacques Sternberg, agrupan textos cortos de varios autores sobre un tema determinado. En la década de 1970, se convirtió en amigo de algunos miembros del ultraderechista GRECE.
Pauwels escribió numerosos artículos para Le Journal du Dimanche desde 1975 a 1976. En 1977, dirigió la sección cultural de Le Figaro, donde estableció las bases de Le Figaro-Magazine. Le Figaro-Magazine se inició en octubre de 1978, como un suplemento semanal con el diario Le Figaro. La intención de Robert Hersant era crear un contrapeso a la influencia de Le Nouvel Observateur que consideraban demasiado de izquierdas. Louis Pauwels estuvo a cargo de la nueva revista. Louis Pauwels ofreció inicialmente el puesto de jefe de redacción a Alain de Benoist que declinó el ofrecimiento debido a que trabajaba en su editorial Éléments y en el Éditions Copérnico. Los miembros del GRECE eran Alain de Benoist, Michel Marmin e Yves Chisten, y contribuyeron en Le Figaro Magazine hasta el verano de 1979. Después de su salida, el tono de la revista se hizo más liberal en economía, mientras que en el resto mantuvo una tendencia conservadora. Louis Pauwels se mantuvo al frente del semanario hasta 1993. Cuando los estudiantes se manifestaron contra la Ley Devaquet sobre las universidades en 1986, Louis Pauwels publicó su escrito editorial más famoso acerca del SIDA mental que habría afectado a la juventud francesa. Fundó, con Gabriel Véraldi y Rémy Chauvin, la Fondation Marcel et Monique Odier de psico-física en Ginebra en 1992. Y fue colaborador asiduo del periódico Washington Times. Murió en 1997.
JACQUES BERGIER. (Odesa, 1912-1978), fue un ingeniero químico, alquimista, espía, periodista y escritor francés de origen ruso, autor de varios superventas de realismo fantástico de los años 70, como «El retorno de los brujos» escrito junto a Louis Pauwels.
Nacido en el Imperio Ruso, hijo de un verdulero judío, su familia emigró a París cuando era niño, y allí se hizo Ingeniero Químico. Se dedicó a la investigación en Física nuclear y en 1936 descubrió, junto al físico André Helbronner, la utilización de agua pesada para frenar neutrones. Realizó la primera síntesis de un elemento radioactivo, el Polonio, a partir de Bismuto e Hidrógeno. En 1940 presentó en la Academia de Ciencias un dossier sobre la posibilidad de producir una Bomba de Hidrógeno. También se aficionó a la alquimia y llegó a asegurar que había obtenido Berilio a partir de Sodio. Durante la Segunda Guerra Mundial fue miembro muy activo de la Resistencia francesa y colaboró en operaciones muy importantes de espionaje a favor de los aliados.
Fue un niño prodigio que sabía leer a los dos años y era políglota a los cuatro; un lector rápido capaz de devorar diez libros al día, que poseía memoria fotográfica. Debido a su fama de sabio despistado fue incluido por Hergé en una aventura de Tintín («Vuelo 714 a Sydney»).
Prólogo
Nuestra civilización, como toda civilización, es un complot. Numerosas divinidades minúsculas, cuyo poder sólo proviene de nuestro consentimiento en no discutirlas, desvían nuestra mirada del rostro fantástico de la realidad. El complot tiende a ocultarnos que hay otro mundo en el mundo en que vivimos, y otro hombre es el hombre que somos. Habría que romper el pacto, hacerse bárbaro. Y, ante todo, ser realista. Es decir, partir del principio de que la realidad es desconocida.
Si empleásemos libremente los conocimientos de que disponemos; si estableciésemos entre éstos relaciones inesperadas; si acogiésemos los hechos sin prejuicios antiguos o modernos; si nos comportásemos, en fin, entre los productos del saber con una mentalidad nueva, ignorante de los hábitos establecidos y afanosa de comprender, veríamos a cada instante surgir lo fantástico al mismo tiempo que la realidad.