Al margen de sus méritos como legisladores, militares e ingenieros, los romanos asumieron el legado cultural griego y acogieron las premisas cristianas que iban a dominar Europa durante casi dos mil años. Pero, como suele decirse, no es oro todo lo que reluce… En los aledaños del Imperio trataban de sobrevivir al triunfo de Roma (y a sus sustanciosos impuestos) decenas de pueblos que senadores y generales romanos consideraban incivilizados, y a los que reunían bajo un mismo y despectivo apelativo: «bárbaros». ¿Qué pasaría si les cediéramos la palabra a esos pueblos que habían desarrollado unas matemáticas y una ingeniería refinadas, cuyas aldeas en ocasiones superaban en confort a las ciudades romanas o que en algunos casos se hallaban a un paso de una revolución industrial?
Eso exactamente es lo que han hecho Terry Jones y Alan Ereira, empeñados en reparar una injusticia histórica y devolver a su justo lugar a los celtas, a las tribus germánicas, a la civilización dacia o a los godos. A griegos y persas, quienes veían a los romanos como los auténticos bárbaros; a los vándalos, que sufrieron en sus carnes la incrustación del cristianismo en el Imperio, o a Atila el Huno, cuyas campañas contribuyeron a desmembrar Roma. El resultado es un busto de la civilización romana cubierto de poco favorecedoras sombras, unos claroscuros que los autorretratos oficiales suelen omitir.
Terry Jones & Alan Ereira
Roma y los bárbaros
Una historia alternativa
ePub r1.0
Titivillus 23.04.17
Título original: An Alternative Roman History
Terry Jones & Alan Ereira, 2006
Traducción: Tomás Fernández Aúz & Beatriz Eguibar
Editor digital: Titivillus
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TERRY JONES (Colwyn Bay, País de Gales, 1942). Nacido en 1942 en Colwyn Bay, al norte del País de Gales, Terry Jones es mundialmente conocido por ser uno de los integrantes de los míticos Monty Python, pero es también un licenciado en Inglés por la Universidad de Oxford que al margen de actuar, dirigir, escribir guiones y componer las canciones de los shows del grupo y de sus célebres películas (La vida de Brian, Los caballeros de la mesa cuadrada…) ha colaborado en documentales de tema histórico para la BBC. Escrito en colaboración con Alan Ereira —prestigioso autor de documentales que ya ha trabajado anteriormente con Jones en títulos como The Crusades y Terry Jones’ Medieval Lives— Roma y los bárbaros constituye un esfuerzo de una seriedad incontestable por desmitificar la imagen que los romanos acuñaron de sí mismos, cediéndole la voz a sus desmoralizados rivales: los bárbaros. El resultado es un contraste tan fino que parece una broma.
Tercera parte. LOS BÁRBAROS DEL ESTE Capítulo 8. Los helenos
[1] Horacio, Epístolas, II, 1, 156.
[2] Throckmorton, P., «The Road to Gelidonya», en Throckmorton, P. (comp.), History from the Sea.
[3] Price, D. J. de Solla, «Analitic Ancient Greek Computer», Scientific American, junio de 1959, pp. 60-67.
[4] Price, D. J. de Solla, «Gears from the Greeks».
[5] La opinión general que sostiene que los romanos habían vuelto yermos los campos de Cartago al roturarlos con sal es incorrecta: no tenían suficiente sal.
[6] Diels, H., Laterculi Alexandrini aus einem Papyrus ptolemaischer Zeit, Abhandlungen der königlich-preussischen Akademie der Wissenschaften zu Berlin, philologische-historische Klasse (1904), II, 2-16, 7. 3-9.
[7] Vitruvio, On Architecture, VII, 14.
[8] Tucídides, Historia de la guerra del Peloponeso, I, 3. [La traducción española es de Luis M. Macía Aparicio, Madrid, Akal, 1989].
[9] Herodoto, op. cit., V, 22.
[10] Trasímaco, On Behalf of the Larisaeans —¡es el único renglón del discurso que ha llegado hasta nosotros!
[11] Demóstenes, Tercera filípica, XXXI.
[12] Champion, C., «Romans as Barbaroi: Three Polybian Speeches and the Politics of Cultural Indeterminacy», Classical Philology, 95, 4, 2000, pp. 425-444.
[13] Plinio, op. cit., XXIX, 14.
[14] Ibíd.
[15] Gruen, E. S., The Hellenistic World and the Coming of Rome, capítulo 7.
[16] «Si los griegos hubieran conocido la pólvora, el electromagnetismo y la imprenta, nos veríamos obligados a reescribir la historia. Es un misterio que la inquisitiva mente griega no diese con estos hallazgos». Warner, C. D., «Thoughts Suggested by Mr Froude’s “Progress”», Scribner’s Monthly, 7, 3, enero de 1874.
[17] Plutarco, Vidas paralelas, «Marcelo».
[18] Schramm, E., Die antiken Geschütze der Saalburg.
[19] Marsden, E. W., Greek and Roman Artillery.
[20] Diodoro de Sicilia, op. cit., XIV, 16, 8.
[21] Ibíd., XX, 91-96.
[22] Soedel, W., y Foley, V., «Ancient Catapults», Scientific American, marzo de 1979, pp. 50-160.
[23] Rochas d’Aiglun, E. A., Poliocertique des Grecs y La Science des Philosophes et l’Art des Thaumaturges dans l’Antiquité .
[24] Middleton, W. E. K., «Archimedes, Kircher, Buffon and the burning mirrors», ISIS, 52, 1961, pp. 533-543.
[25] Según el experimento realizado por el conde de Buffon, autor de una enciclopedia titulada Historia natural. Con cuarenta espejos se prendió fuego a una plancha recubierta de creosota a una distancia de veinte metros, y con ciento veintiocho espejos se hizo arder instantáneamente un tablón de pino a cuarenta y cinco metros. En otra prueba, se derritieron dos kilos y setecientos gramos de estaño a seis metros. Supplément a l’Hist. Naturelle, I, pp. 399-483, edición en cuarto.
[26] Stavroulis, O. N., «Comments on: On Archimedes’ Burning Glass», Applied Optics, 12, 10, A 15, 1973.
[27] Fue Ioannis Sakkas, animado por el profesor de historia Evanghelos Stamatis, quien llevó a cabo el experimento. Construyó doscientos espejos, los recubrió de bronce en vez de con azogue y los dispuso en hilera ayudado por sesenta hombres en el muelle de la base naval griega de Skamanga, cerca de Atenas (The Times, 11 de noviembre de 1973). Argumentó además que a Arquímedes le habría resultado más fácil hacerlo, ya que le habría favorecido la potencia del sol de verano (la prueba se efectuó en invierno) y la presencia de un enemigo más vulnerable al fuego (pues sus barcos eran de cedro y no de madera contrachapada). Simms, D. L., desacreditó el experimento en «Archimedes and Burning Mirrors», Physics Education, 10, 1975, pp. 517-521, pero se nos informa de que posteriormente el doctor Sakkas ha repetido el experimento en cinco ocasiones, con resultados positivos.
[28] Luciano se refiere evidentemente a un célebre relato: «… en el asedio a Siracusa, redujo a cenizas, con un singular ingenio, los navíos romanos», Hippia, capítulo 2.
[29] Se dice que Arquímedes plantó fuego a los trirremes enemigos valiéndose de «pyreia», Galeno,