A las mujeres africanas y su descendencia afrocubana, por su arduo batallar por la libertad, la justicia y la igualdad. Mujeres que desde tiempos inmemoriales nos transmitieron de manera diversa sus padecimientos, necesidades, logros, todo eso que ha llegado hasta nosotras y que nos ha servido de luz.
A las afrodescendientes de hoy que mantienen esa bandera en alto en un intento de agrandar esa luz para las generaciones venideras.
A todas las mujeres, independientemente del color de su piel.
Agradecimientos
En la selección de trabajos para preparar este libro, queremos agradecer especialmente a las mujeres africanas y sus descendientes afrocubanas por su lucha contra el racismo y la discriminación racial.
A todas las que contribuyeron con sus trabajos tejiendo una red de confianza y apoyo para que nosotras iniciáramos, con esta obra, un recorrido hacia el destierro del olvido.
A todas aquellas que, aunque no están en el libro, nos han sabido guiar con su buen hacer y mejor pensar. A Zuleica, por la confianza que puso en nosotras.
El agradecimiento no es solo para mujeres, es también para Tomás Fernández Robaina ( Tomasito ), por facilitarnos documentos que tenía reservado para futuros trabajos; para Alberto Abreu y Roberto Zurbano, por su apoyo, por escucharnos, leernos, sugerirnos, en fin, por su cariño y esa capacidad que tienen para alentarnos.
Para todas y todos, aunque no estén mencionados, nuestro agradecimiento.
Prólogo
Tirando piedras y rompiendo cabezas De deshacer tachaduras y exclusiones al discurso afrofeminista se trata
Parafraseando a la poetisa Georgina Herrera en su “Elogio grande para mí misma”, en África , Ediciones Matanzas, Colección Homenaje, Matanzas, 2006.
Solo muy recientemente, los estudios de la mujer o estudios de género en nuestro país están siendo objeto de atención por parte de los investigadores. Desarrollados siempre dentro del ámbito de la academia, no debe sorprendernos el escaso interés o el poco espacio que tiene la mujer negra en ellos. Una academia que históricamente ha detentado un discurso cultural hegemónico y patriarcal que la excluye por su carácter clasista heredado del pasado y por los propios intereses y funciones que cumplía dentro del entramado social al que sirve.
La multi/pluri/transdisciplinariedad ha sido una de las metodologías que nos alentó desde los primeros momentos de la gestación de este libro. Aun cuando se trate de un número bastante grande y heterogéneo de trabajos, todos confluyen en la enunciación de un contradiscurso que se opone al que ha venido circulando históricamente de y sobre la mujer afrocubana.
La imagen de la mujer negra en la sociedad cubana en todas las épocas ha sido construida a base de estereotipos negativos. La violencia, el escándalo, la vulgaridad, el desorden y la promiscuidad sexual les han sido atribuidas. A partir del rumor, de los chistes malintencionados, a través de las letras de ciertas canciones populares, de los medios de difusión masivas se ha construido todo un cuerpo conceptual que la denigra y que ella en los peores casos acepta y reproduce. (…) ha sido también demonizada como delincuente. Es además protagonista de un relato sexualizado que se centra en su cuerpo y que la han hecho propensa a todas las formas de la dominación sexual y clasista y al paternalismo.
Inés María Martiatu: “Chivo que rompe tambó, santería, género y raza en María Antonia”, en Una pasión compartida: María Antonia . Selección y prólogo Inés María Martiatu, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2004, p. 55.
Este tratamiento de las afrocubanas y de las mujeres afrodescendientes de la diáspora en general ha sido empleado incluso por los propios movimientos de afirmación del negro, que surgen a principios del siglo xx . Tenemos el ejemplo del Afronegrismo, que en ciertos casos la denigra, la injuria. Como bien escribe la investigadora colombiana Deisy Jiménez, “¿por qué limitar su presencia a un rol sexual? ¿Si se quiere resaltar la ‘sensualidad’ de los afro-descendientes americanos como una característica positiva y como un modo de afirmar su identidad, por qué poner la responsabilidad sobre el cuerpo femenino? ¿Dónde queda la realidad histórico-social de la mujer de color?”.
Deisy Jiménez: “ Tambores en la noche , de Jorge Artel: La mujer de color y su imaginario sexual”, en La casa de asterión , Revista Trimestral de Estudios Literarios, abril-mayo-junio de 2006, t. VII, no. 25.
En los movimientos de la negritud, salvo raras excepciones se la ignora. Así también ocurrió en el Black Power de las décadas del 60 y del 70 del siglo xx , en que algunos de sus exponentes más representativos sitúan a la mujer en un plano subalterno. A esto se refiere el investigador Agustín Laó Montes, “La mayoría de los análisis de la diáspora africana tienden a marginalizar las consideraciones de género y sexualidad”. sino también feminizar la negritud.
Agustín Laó-Montes: “Hilos descoloniales. Trans-localizando los espacios de la diáspora africana”, en Tabula Rasa, Bogotá, Colombia, julio-diciembre 2007, no. 7, pp. 47-79.
Sueli Carneiro: “Ennegrecer el feminismo”, en revista Movimiento , Agencia Cubana de Rap, La Habana, 2009, no. 7, pp. 47-50.
Todo ello explica en parte por qué la mujer afrocubana ha sido mantenida en un plano subalterno. Concebida “la subalternidad como una condición de subordinación, entendida en términos de clase, casta, géne-ro, oficio, o de cualquier otra manera.
Ranajit Guha: “Preface”, en Ranajit Guha y Gayatri Spivak, (eds.): Selected Subalternal Studies, Oxford University Press, New York, 1988. Citado por Ileana Rodríguez, en Hegemonía y dominio: subalternidad, un significado flotante .
Los propósitos de este libro no solo van más allá de ofrecer una compi-lación de estudios sobre los temas propuestos, sino que pretende intervenir en el campo cultural cubano en la coyuntura compleja de nuestra sociedad, en la que los conflictos raciales han aflorado y acaparado la atención y el debate sobre ellos. Los documentos y trabajos aquí expuestos tienen como objetivo dar al lector la información necesaria que le permita el desmontaje de los discursos hegemónicos.
La multidisciplinariedad en este caso se expresa en la inclusión de ensayos históricos, sociológicos, musicológicos, de la historia de la literatura, la historia del arte y otros. Ese mismo criterio lo hemos seguido desde el punto de vista genérico. Aparecen ensayos, artículos, entrevistas, géneros no solo de la literatura sino del periodismo, y otros híbridos que resul-tarían difíciles de clasificar. Muchas periodistas, poetas, artistas y pensadoras en general han venido trabajando casi siempre de manera independiente y el hecho de reunirlas en un libro es ya un paso muy importante.
En fecha tan temprana como 1888, dos años después de la abolición de la esclavitud, las negras y mulatas, desde las páginas de la revista Minerva y otras, “fueron capaces de articular un discurso completamente diferente al de las mujeres blancas. Abordaron en sus textos temas tales como la reivindicación de su identidad y de su africanía, la experiencia de la esclavitud, el orgullo racial y la exhortación a la superación cultural”.