• Quejarse

Carmen Alborch - Malas

Aquí puedes leer online Carmen Alborch - Malas texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2002, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Carmen Alborch Malas

Malas: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Malas" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

De nuevo, como en su libro anterior, Carmen Alborch acierta al plantear, desde la franqueza intelectual, cuestiones que de verdad interesan a las mujeres. «Nos queremos, nos envidiamos, nos compadecemos, nos enfadamos, nos prestamos a la confidencia, nos apoyamos, competimos, nos divertimos y aprendemos juntas», escribe Carmen Alborch en la introducción a esta obra. La autora de Solas nos habla en las páginas de este libro de algunas cuestiones clave en las relaciones entre mujeres en el comienzo del siglo XXI: De la rivalidad que las ha enfrentado históricamente y aún las enfrenta por los mismos o nuevos motivos; de la presunción de #maldad# extendida a casi todas ellas por las tradiciones culturales hegemónicas en cada época histórica, de mujeres relevantes en numerosos y diferentes campos de la actividad humana, célebres o anónimas. Y también se refiere a la complicidad entre mujeres, esa hermosa connivencia tejida en mil alianzas y relaciones de muy variada naturaleza #algunas seculares, milenarias incluso-, otras más actuales con clara dimensión política, donde las mujeres se encuentran para que sus voces sean oídas y respetadas.

Carmen Alborch: otros libros del autor


¿Quién escribió Malas? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Malas — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Malas " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Carmen Alborch Doctora en Derecho y Profesora Titular de Derecho Mercantil ha - photo 1

Carmen Alborch, Doctora en Derecho y Profesora Titular de Derecho Mercantil, ha sido Decana de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia, Directora General de Cultura de la Generalitat Valenciana y Directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Ministra de Cultura del Gobierno de España entre 1993 y 1996, es en la actualidad Diputada del Grupo Socialista y Presidenta de la Comisión de Control de Radio Televisión Española del Congreso de los Diputados. Además de diversas obras científicas relacionadas con el Derecho Mercantil, es autora de Solas (1999), libro que ha alcanzado un éxito editorial sin precedentes, y que ya ha sido traducido y editado en seis idiomas.

A las mujeres de mi vida

Introducción

A lo largo de los años, en nuestra compleja existencia como mujeres, van haciéndose cada vez más perceptibles ciertas emociones que nos inquietan. Recurrentemente nos planteamos preguntas incómodas acerca de algunos de nuestros comportamientos que quisiéramos ignorar y a las que no damos respuesta. Hay palabras que nos causan temor, de la misma manera que hay sentimientos que no queremos desvelar ante nosotras, ni tan siquiera reconocer en nuestro fuero interno. Son temas espinosos que surgen en nuestras conversaciones, y sobre los que pasamos casi de puntillas. Hablo de las tensiones, encuentros y desencuentros entre mujeres. Nos queremos, nos envidiamos, nos compadecemos, nos enfadamos, nos prestamos a la confidencia, nos apoyamos, competimos, nos divertimos y aprendemos juntas. Nuestras aspiraciones y necesidades entran en conflicto y se crea el caldo de cultivo ideal para que germine la rivalidad.

Hablar de lo que nos une es más fácil, obviamente, que hacerlo de lo que nos separa y obstaculiza o entorpece nuestras relaciones, individuales y colectivas. Averiguar la causa de las tensiones que nos amargan, explicitarlas, reconocerlas, forma parte de un proceso, a veces doloroso, que nos resistimos a iniciar. Tropezamos con numerosos obstáculos, es cierto, y estos no siempre son identificables con claridad. A veces parece que sean insuperables, y, por tratarse de condicionamientos naturales, inalterables. Bloqueadas por la misoginia, no indagamos en nuestros sentimientos y emociones, algo tan necesario para cambiar los paradigmas sociales que nos excluyen o nos enfrentan con nosotras mismas. La misoginia no es solo una palabra antipática y lejana, patrimonio exclusivo de los hombres: yo también soy misógina, de forma involuntaria, acaso inconscientemente.

Rehuimos profundizar en algunas cuestiones, pero si llegamos a plantearlas, quienes lo hacemos parece que quisiéramos hurgar inoportunamente en la herida al poner de manifiesto los problemas que de hecho existen entre nosotras, ofreciendo argumentos al adversario. Sin embargo, nos conviene. Se corre el peligro de malas interpretaciones, de descontextualizaciones, de utilizaciones interesadas. Pero debemos asumir ese riesgo. Tenemos que aprender a vivir con los conflictos, sin rehuir hablar de ellos, aprender a mostrarnos como mujeres complejas y singulares.

Pero ¿qué llevamos en nuestra cajita de miserias? El lado oscuro, la sombra, es decir, aquello que relegamos a lo más profundo de nuestra mente. Al menos, ya vamos descubriendo que más vale asumir nuestras mezquindades y exponerlas que ignorarlas. Hablar de ellas supone, de entrada, una cierta valentía, y contribuye a que se desvanezcan. Hablar nos procura alivio, también.

Aproximarnos a los conflictos, conocer sus causas, partir de la realidad sin falsearla, resulta a veces complicado por nuestra propia implicación en ellos. La rivalidad entre mujeres se reproduce en la competencia por ocupar un lugar en el mundo; no es casual sino consecuencia de lo que hemos interiorizado a lo largo de los tiempos; tampoco es patrimonio exclusivo de las mujeres, ni mucho menos, pero sí tiene entre nosotras su propia especificidad, su peculiar perfil. La rivalidad no es natural ni inevitable, se puede superar si asumimos que existe e intentamos averiguar sus causas, sus orígenes, remotos y próximos. Y si cambiamos los procesos de socialización, los modos de aprender y lo que aprendemos.

Conscientes de nuestras semejanzas y diferencias, partícipes de una condición, con conciencia de pertenecer a una categoría biológica y social, somos moldeadas por una cultura que nos excluye o nos delimita como seres para los otros y de la que también formamos parte. Pero no queremos dejarnos llevar por el determinismo, ni caer en la trampa del naturalismo conservador en virtud del cual así son las cosas, así han sido y así serán. Nos hace falta hablar sobre nosotras. Mirarnos a nosotras mismas es, como mínimo, un ejercicio interesante. Es necesario, ya que nuestra vida está profundamente marcada por las relaciones con otras mujeres, desde el inicio, desde la importante relación nuclear madre-hija. Nos conviene liberarnos de ciertos miedos paralizantes, romper el cerco de los tópicos, los estereotipos, de los lugares comunes acerca de nosotras transmitidos y aprendidos a lo largo de años y años, y darle un papel protagonista a la creatividad, la franqueza, el respeto, la alianza, la complicidad.

Las mujeres no somos amigas por naturaleza, pero tampoco las peores enemigas. Abrigamos el anhelo de poder formular nuestros propios deseos y ambiciones, asumir el riesgo de descubrir quiénes somos. Es posible cambiar, mejorar las relaciones, los paradigmas. Con mayor o menor grado de conciencia, somos muchas —cada vez más— las que aspiramos a ser ciudadanas libres y responsables, las que anhelamos poder decidir sobre nuestra propia vida, las que sentimos la necesidad de progresar, de mejorar. Se está haciendo. De hecho hemos desarrollado formas de intercomunicación y relación de gran calidad. Entre nosotras y con ellos.

Cuando ponemos de relieve la fuerza que existe en el encuentro y la relación con las otras mujeres al compartir proyectos, sentimientos, vivencias, nos desplazamos de la rivalidad a la complicidad. Afirmamos nuestro protagonismo al plantearnos el reto de ser leales con nosotras, de tomarnos en serio. Quizá hayamos confiado, ingenuamente, en que determinadas transformaciones se producirían por el mero enunciado de unos principios, o en que con la simple repetición de conceptos como «liberación» o «solidaridad» determinados problemas desaparecerían, y con ellos la rivalidad y la envidia, y las relaciones de poder.

No queremos ser ni sentirnos víctimas, pero huir del victimismo no quiere decir que desconozcamos la realidad, nuestra trayectoria, nuestra propia historia personal y colectiva, que no la describamos y la valoremos. Transcurridos algunos años, podemos sentirnos orgullosas de haber alcanzado ciertos objetivos y de ser herederas de mujeres ejemplares que nos han transmitido valores hoy irrenunciables. Pero junto a todo ello también debemos asumir errores, carencias, y analizar dónde hemos tropezado y por qué. Todavía nos cuesta reconocer autoridad a las mujeres, liberarnos de prejuicios, de ciertas tradiciones, de aquello que obstaculiza nuestra plena autonomía, que mantiene la asimetría, que potencia y exagera los enfrentamientos. Los tiempos cambian, la realidad evoluciona rápidamente y, como consecuencia, las relaciones entre nosotras tienden a adquirir mayor complejidad, con aspectos positivos, sí, pero también con nuevos conflictos. Junto a la rivalidad histórica —la eterna competencia por el hombre— surgen otros motivos que nos enfrentan, entre ellos los que tienen que ver con la mayor participación en el mundo exterior, en el ámbito profesional y político, con la independencia económica. A lo de siempre se añade lo nuevo, nuevas razones para el conflicto en otros aspectos de la vida y en diferentes espacios.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Malas»

Mira libros similares a Malas. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Malas»

Discusión, reseñas del libro Malas y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.