El libro de las supersticiones
Massimo Centini
EL LIBRO
DE LAS
SUPERSTICIONES
A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. DE VECCHI EDICIONES, S. A.
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Traducción de María Jesús Fenero Lasierra.
Diseño gráfico de la cubierta de Design 3.
Ilustraciones del autor.
Ilustraciónde la cubierta: representación alegórica de la superstición extraída de la Iconología de Cesare Ripa (1603).
© De Vecchi Ediciones, S. A. 2012
Avda. Diagonal, 519-521 - 08029 Barcelona
Depósito legal: B. 31.674-2012
ISBN: 978-84-315-5474-3
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INTRODUCCIÓN
Quien no haya sido nunca un poco supersticioso que lance la primera piedra... Todos, en mayor o menor medida, hemos sentido el peso condicionante de un martes 13, de un gato negro, de un espejo roto. En unos casos nos hemos reído de las supersticiones, en otros hemos pensado que era mejor no hablar de ellas y en algunas ocasiones nos las hemos creído.
¿Por qué? ¿Qué mecanismo mueve al ser humano moderno, en apariencia producto de la razón y liberado del oscurantismo, a creer que algunos seres, gestos o situaciones pueden condicionar su destino? ¿A qué época pertenecen los primeros documentos acerca de la superstición? Trataremos de encontrar una respuesta a estas y otras preguntas recurriendo al psicoanálisis, antropología, sociología e historia de las religiones, pero también a la sabiduría popular. Efectivamente, si se observan con detenimiento, las supersticiones son testimonio de creencias y lugares comunes, cuyas raíces se pierden en un pasado muy lejano. Las supersticiones se alimentan de una continua mezcla de magia, religión y sugestiones procedentes de los rincones más remotos de nuestra psique que nos hace algo más débiles ante la vida. Entender por qué nos dejamos arrastrar por ellas y qué se esconde detrás de cada creencia puede ser la solución para apreciar con mayor lucidez un entramado simbólico, misterioso y fascinante. Gracias a una amplia y organizada documentación, podremos descubrir que detrás de cada manifestación existe un legado cultural y unas raíces históricas que a menudo se nutren de un sustrato religioso muy antiguo. De hecho, muchas manifestaciones de la superstición formaban parte antiguamente de rituales religiosos. A esto hay que añadir que a algunos objetos (cuernos, escaleras, herraduras, etc.), animales (gatos, lechuzas, murciélagos, etc.) y personas (jorobado, aojador, sietemesinos, etc.) se les han concedido valores y poderes debido a oscuros y complejos sistemas de identificación.
En la primera parte de este libro, trataremos de remontarnos al origen de este proceso simbólico para ofrecer al lector moderno la oportunidad de entender un poco mejor la superstición, de conocer su historia.
En la segunda parte, en cambio, se ofrece al lector una serie de supersticiones extraídas de un complejo vastísimo de creencias, unas muy populares y otras prácticamente desconocidas. Por supuesto, no se trata de una recopilación exhaustiva, sino de un documento para dar una visión global del inmenso mundo de la superstición. Los ejemplos que se incluyen, al margen de su valor real, son principalmente el testimonio de una cultura. Conocer su significado o, al menos, su valor psicológico o social, puede ser un modo de valorar mejor algunos comportamientos. También pueden servir para descubrir, en acciones simbólicas sin significado aparente, el reflejo de las necesidades del ser humano, siempre temeroso ante las fuerzas de la naturaleza.
HISTORIA Y SIGNIFICADO
DE LA SUPERSTICIÓN
LA SUPERSTICIÓN
ES ATEMPORAL
Si estudiamos las normas tradicionales de comportamiento social en una cultura tal y como se presentan, es decir, sin considerarlas bajo el prisma de la comparación histórica, no es posible diferenciar cuáles derivan de supersticiones producto de la casualidad, de las que deben su origen a investigaciones e invenciones auténticas.
Esta importante afirmación del etólogo Konrad Lorenz, extraída de su libro Los ocho pecados capitales de la humanidad , junto a la conocida frase del cómico italiano Totò, «No es verdad, pero me lo creo», nos parecen idóneas para abrir este capítulo. Efectivamente, para entender bien la dimensión real del fenómeno hay que conocer al menos en parte todos sus aspectos.
Un gran estudioso de las prácticas mágico-religiosas contemporáneas, Alfonso Maria di Nola, opina: «Si no existieran las supersticiones, habría que inventarlas dada su utilidad en las crisis existenciales».
¿Un antropólogo, un científico afirmando que las supersticiones son útiles? Desde las ciencias sociales, interesadas sobre todo en el por qué de algunas creencias, describen la superstición como una presencia que «justifica» muchas de nuestras actitudes irracionales y que, paradójicamente, nos permite sentirnos menos frágiles frente a los numerosos misterios de la vida.
Según las personas supersticiosas, algunos individuos estarían dotados de poderes especiales para causar daño a los demás. Tenemos un ejemplo en este grabado de Hans Boldung (sigloXVI) en el que se representa a un hombre atacado por el hechizo de una bruja
Mientras que las religiones tienden a la metafísica y recurren a la creación de imágenes ideales, la superstición alcanza la vida mística, pero se mezcla con la profana, que prefiere lo concre to, del mismo modo que las religiones prefieren lo abstracto. La ciencia garantiza una certeza, una especie de consistencia que ratifica su propia solidez y se opone a las disciplinas que no necesitan un fundamento demostrativo.
La palabra «certeza» tiene dos significados fundamentales: la seguridad subjetiva de la verdad y la garantía objetiva de un conocimiento. Esta concepción se basa en el carácter repetitivo de algunos fenómenos caracterizados por un proceso matemáticamente definido y reproducible, si se respetan unos parámetros y unas normas.
QUÉ SIGNIFICA SUPERSTICIÓN La palabra superstición deriva de la unión de los términos latinos superystitio (estar fuera o encima). Cicerón, en su De natura deorum , relacionaba superstitio con superstes (supérstite), pero el vocablo significa también preservar, hacer durar, perseverar. Para Santo Tomás la superstición era «un vicio opuesto por exceso a la religión, no porque glorifique más a Dios de cuanto lo hace el verdadero culto, sino porque rinde honores divinos a los que no se debe». |
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