akal / a fondo
Director de la colección
Pascual Serrano
Diseño interior y cubierta: RAG
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© Arantxa Tirado Sánchez, 2021
© de la presentación, Pascual Serrano
© del prólogo, Enrique Santiago Romero
© Ediciones Akal, S. A., 2021
Sector Foresta, 1 28760 Tres Cantos Madrid - España Tel: 918 061 996 Fax: 918 044 028 www.akal.com yjfacebook.com/EdicionesAkal Q~|@AkalEditor ISBN: 978-84-460-5050-6
EL LAW FA RE
GOLPES DE ESTADO
EN NOMBRE DE LA LEY
akal
AWiENTM* > ESIWM I MÉXICO
La oleada de gobiernos de izquierda que caracterizó a América Latina y el Caribe desde finales del siglo xx conformó un mapa geopolítico adverso a los intereses del sector público-privado estadounidense en la región. Para cambiar la correlación de fuerzas ha entrado en escena el lawfare o guerra judicial, un mecanismo aparentemente democrático y ajustado a derecho, por el que socavar el poder, la imagen y las posibilidades de reelección de los líderes de la izquierda. Poco se habla, sin embargo, del origen del lawfare como una estrategia de carácter militar, encuadrada en una guerra de amplio espectro, hoy denominada guerra híbrida, que busca, mediante la combinación de operaciones judiciales, mediáticas, políticas o económicas, la reconfiguración de la geopolítica hemisférica. Si en décadas precedentes los golpes de Estado clásicos sirvieron para impedir que la izquierda gobernante desplegara su agenda política desde las instituciones o, incluso, llegara a ocuparlas, hoy el lawfare ejerce una misma función, pero amparándose en la legalidad y manteniendo las apariencias democráticas. Asistimos, entonces, a la paradójica demolición del Estado de derecho en nombre de la ley.
Pero esta amenaza no se limita al territorio latinoamericano, que, como tantas otras veces, no ha dejado de ser un laboratorio de pruebas. Una vez confirmada la «eficacia» de esta nueva herramienta del sistema, ¿qué impide aplicarla en otros países? Y hay indicios muy cercanos que apuntan en esta dirección.
Arantxa Tirado Sánchez (Barcelona, 1978) es politóloga, doctora en Relaciones Internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y doctora en Estudios Latinoamericanos por la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En Ediciones Akal ha publicado Venezuela. Más allá de mentiras y mitos (2019), así como La clase obrera no va al paraíso. Crónica de una desaparición forzada (2016, con Ricardo Romero Laullón, Nega) y Desafío. El virus no es el único peligro (2020, con Pastora Filigrana, Ricardo Forster y Niko). Actualmente es profesora asociada en la UAB, investigadora del CELAG y colaboradora del programa radiofónico «Julia en la Onda» de Onda Cero.
Sabemos que Verdad, Justicia y Memoria son las mejores garantías para el Nunca Más... Con nuestro empeño de Memoria, tratamos de que estas tragedias no caigan en el olvido y permitan, por el contrario, reconocer síntomas de repetición... ya que la Historia nos enseña que lo que sucedió una vez desgraciadamente puede repetirse. Lo ejemplifica mi propia vida, con las analogías de dos historias, la de mi abuelo materno, deportado y muerto en Auschwitz, y la de mi hija muchos años después, en la ESMA; dos campos de concentración emblemáticos, cámaras de gas y vuelos de la muerte, no hay tumbas, hay heridas que no cierran, sin duelo posible. Y muchas otras similitudes en la ferocidad y la voluntad no sólo de matar, sino de borrar todo rastro. Esto último no lo lograron ni lo lograrán mientras vivamos y la Justicia cumpla su cometido dejando marcas éticamente indelebles.
Vera Jarach, palabras en la Megacausa ESMA
A todas las mujeres y hombres que pagaron con su vida la lucha antiimperialista; a quienes sobrevivieron para contarlo y son nuestra memoria; a las víctimas actuales del lawfare, la guerra híbrida y los golpes de Estado.
A quienes, pese a todo, siguen luchando en América Latina y el Caribe, vanguardia política, luz que ilumina, valor que inspira.
A todas ellas y todos ellos, GRACIAS, son ejemplo.
AGRADECIMIENTOS
Ninguna obra se hace de la nada. Tampoco ningún libro sería posible sin un conocimiento acumulado previo o la colaboración con otras y otros. Por eso, quiero agradecer a algunas personas que están relacionadas con este libro, en algún sentido u otro.
A Pascual Serrano, a Jesús Espino y a Ediciones Akal por haber puesto en mis manos el abordaje de este tema novedoso en el Estado español. Gracias por su confianza y, sobre todo, por su paciencia ante las dilaciones, propias y ajenas. Gracias, además de corazón, a Joaquín Ramos, de Akal Argentina, por sus desvelos y generosas gestiones.
Gracias también a algunos colegas y amigos que son parte, de algún modo, de la creación de esta obra. Gracias, en este sentido, a mi compañera de la Unidad de Análisis Geopolítico del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), Silvina M. Romano, y también a Enrique Santiago, Afilio A. Boron, Guillaume Long, Fernando Casado y Hornera Rosetti. Por supuesto, ninguno de ellos es responsable de lo que aquí se escribe.
PRESENTACIÓN
En los inicios, los golpes de Estado fueron básicamente militares -la lista es interminable-; pasado el tiempo -con Venezuela- se inauguraron los golpes mediáticos. Cuando los medios perdieron su credibilidad, dejaron de ser suficiente para consolidar los derrocamientos de presidentes legítimos y, entonces, se hizo necesario darles una pátina de objetividad, para eso se recurrió al retorcimiento de las leyes y a una judicatura corrompida. Para cubrir esas necesidades, nació el lawfare.
El lawfare es un término que, como señala el abogado Enrique Santiago en las siguientes páginas, consiste en generar una «guerra jurídica» que se despliega esencialmente a través del uso ilegítimo del derecho interno de cada país o del derecho internacional.
El mecanismo se basa en detectar delitos o comportamientos sobre los que haya unanimidad de repudio, y que además hayan despertado la indignación generalizada entre la ciudadanía (corrupción, robo, fraude). Si se quiere desactivar a un líder político, bastará con imputarle ese delito y su prestigio terminará hundido. En un sistema judicial saneado, el mecanismo para que la acusación sea creíble requeriría una sentencia firme de los tribunales. Sin embargo, las coyunturas y contextos por lo general son más complejos, y los mecanismos con los que se bombardea la imagen de un político son múltiples y complementarios. De modo que el inicio del proceso legal, la campaña de culpabilización en medios afines, el despliegue de testimonios acusatorios ad hoc, la preparación ante la opinión pública de supuestas pruebas, todo ello puede generar ya una sentencia popular -sea o no cierto el delito cometido- y, por tanto, una desactivación del oponente político. Y cuando eso no es suficiente, siempre se puede recurrir a los vericuetos de un sistema judicial corrupto o, al menos, permeable a un cierto nivel de corrupción: una elección del juez adecuado o apartar al juez que moleste, una prisión preventiva sin necesidad de sentencia, una adecuada elección de pruebas, la eliminación de otras, etcétera.