Mecenas que han hecho pos ible la edición
de este libro en P entian.com
Gracias por participar en la revolución de la edición
Adolf Sanz Monfort
Alemanno Laurence
Alitana Domínguez
Antonio Concina
Carmen Cuesta Olmo
Celine Mussard
Christiane Tixier
Clara Zampaglione
Conor Gil de Montes Nolan
Eric Garnier
Florencia Zaccarelli Vender
Gastón Becerra Goldstein
Jennifer Rooch
Maite Villalba Ibáñez
Margherita Lacqua
Maria Archer
Mireia Berdun
Monica Gibanel
Nathalie Frayssinet
Nelly Gauch
Paola Dogliani
Pentian
Ramon Melgosa
Rosa Picañol García
Sofía Piqueras Mir
Teresa Balsach
Dedicado al pa drinho Nel
*
Quisiera mas que significar… compartir un viaje
escuchando la luz de la naturaleza
de donde viene la princesa
mientras hueles una taza de humeante cacao
Y también la ¡ alarma ! de la naturaleza
El ¡ grito ¡ femenino ! de una semilla dolorosa
en este tiempo de vandalismo terrestre
¡ Queriendo arrollarnos !
Toda vida en la Tierra
Es una resistencia humana
Ahora...dentro de la sabiduría del Reino Vegetal
Sin olvidar que es el corazón el siempre vence
Medicina guerrera
que traen nuestras Platas Sagradas de la Madre Pacha Mama
bendición a las culturas que conservaron vivas la conexión
Agradecer a este tiempo de Renacimiento que llega
con la reconciliación humana
naciendo en medio de la tempestad y el Terror
*
Cualidades de la semilla
Roja, circulación,
amargor, templanza,
fortaleza, intercambio.
«Un aspecto de la ritualización del cacao en México (azteca)».
Cu enta Bancroft:
Los mejores granos de la semilla eran expuestos a la luz de la luna durante cuatro noches… Los que labran la tierra deben dormir separados de sus mujeres y concubinas durante varios días con el fin de que, en la noche anterior a la siembra, puedan dar riendas sueltas a sus pasiones al máximo; incluso se dice que ciertas personas solían ser designadas para llevar a cabo el acto sexual en el momento mismo en que las primeras semillas eran depositadas en el suelo.
Extracto del libro Amantes del choco late , de Jennie Reekie :
Este ritual pareciera ser de protección. Pero… protección ¿de qué…?
El cacao como vegetal maestro, traído a la tierra por Quetzatcoatl, según la tradición mexicana; guardador de la semilla por derecho de una historia y civilización oculta de misterios ya revelándose, encantos, contactos y dimensiones, desconocida para la mente, dual y analítica.
El cacao traía al pueblo el ser de la Madre silenciosa, como un alimento del equilibro social, protegiendo la energía original pura, dadora de la luz activa en el nacimiento de sus primeras flores, evitando así la degradación de todos los intercambio humanos que nacen de la primera y potente energía básica.
Con este ritual seguramente el pueblo centraba su nivel socio energético con la ley del vegetal que los unificaba. Circulando, elevando el dar y recibir, evitando así la desorientación en la que ha caído la sociedad blanca, bajando sus intercambios a la máxima corrupción, injusticia, y miseria. Entregándose a la acción de la espada, pasiones perversas, poder egoísta, violencia englobada en el sentimentalismo que ha acompañado al humano desviando su corazón.
El tiempo donde se ha establecido la sociedad blanca ya está agotado, como un muerto sin cuerpo, con sus instituciones y estructuras inmorales caídas, siendo ya una masa social dominada y corrompida de no humanos predilectos de la fuerza inmoral.
Se ve el conjunto, como un campo agrupado de jerarquías donde los que en un tiempo eran los poderosos materialmente, caminan en estos días perdidos, adictos, cargando una voluntad compulsiva sin freno, corriendo hacia ninguna parte en total confusión, aferrados y determinados por la ilusión que los envuelve, intentando salir por puertas que ya se han cerrado. La dimensión del tiempo lineal ha cambiado, estando ahora aprisionado en el campo social del pasado, teniendo que padecer la alienación y también la posesión de fuerzas tremendamente destructivas.
La nueva dimensión está en la Tierra atrayendo al máximo de seres vivos con la necesidad humana de libertad, reconociendo que el pasaje en este planeta, está llegando a la madurez, empezando con un nuevo Sol brillante.
El intercambio nos relaciona y es lo que nos unifica, ya que está localizado en el centro del corazón, conectado con la ley de las estrellas en el universo, junto a los astros que circulan sus movimientos en el fluido de la gran dimensión.
Supuestamente el ritual azteca protegía la pureza de la energía masculina, dinámica y activa, pero peligrosa, sabiendo el pueblo la fuerza destructiva que podía generar a su gente y sociedad, actuando como ya sabemos cómo ha actuado en el mundo blanco, donde se ha consagrado, moviéndose el intercambio en un tiempo cuadrado, sin curva, estructurado, controlado, reprimido, egoísta y violento.
El cacao vive en el en medio de la ley de circulación universal, en la dimensión del reino vegetal, con su conocimiento, compasión y verdad. Su poder original es el intercambio, fluyendo siempre con la elegancia de un príncipe. Su don es la generosidad y su bajo astral es la codicia y la traición.
El espíritu del cacao lo vemos en el fuego dorado del sol, del oro sagrado, corazón del inca, majestad, nobleza y encanto, guardando el dolor profundo nativo antiguo en la semilla fortalecida, la sangre derramada, con el remedio de la clarificación, paz y perdón.
Luego del pasaje, el sol quema el recuerdo nativo doloroso y sangrante, elevándolo a la jerarquía brillante de su luz dorada, transformando la semilla en oro puro en un intercambio elevado y protegido, alimentado por la circulación encantada, dirigida por galaxias, astros lunas y estrellas. Todo eso interviene cuando la ética de la fuerza moral se manifiesta en la simple energía que fluye con el dar y recibir humano.
¿Pero cómo nos desapegamos y dejamos lo privado? Somos dueños de lo nuestro y esto es una lucha diaria, un obstáculo si queremos ser parte de esa ley de navegación, donde el intercambio está hecho de calma, acuerdos, confianza y entrega.
Profunda, verdadera, circular y compartida. Escuchando en el vegetal el aroma del recuerdo ancestral; antigua historia de relatos guardados en el centro de la semilla, de los humanos que fueron antes de nosotros. El dolor profundo, en el centro del germen, concentrando el calor de la sangre de los pueblos con tierra. Silencio en la esfera de la semilla, cuidando el secreto del contacto y la virtud de la inocencia. El cacao es también el dolor de la muerte injusta, con una historia marcada en la América andina no resuelta, con profundos significados, luego, la conciencia y el éxtasis puro, elevando el alma del pueblo nativo vivo y presente en estos tiempos de grandes desafíos.
La ley de circulación ya está actuando en la Tierra con su poder guerrero de reconciliación de los pueblos, en los clanes de los nuevos humanos libres. Los primeros en la nueva tierra, para luego expandir la sanación a los que la recibían, dentro de una corriente de comunicación activa, liberando a nuestras futuras generaciones, esclareciendo la vida en este planeta de tránsito, como preparación y cobijo hacia la nueva dimensión, pura humana y cristalina, donde parte de la civilización humana ya vive en fase de madurez en revolución, una sociedad sin muerte, guerras, o divisiones. ¡Vida verdadera!